Izquierda Unida ha registrado una proposición no de ley (PNL) para declarar la antigua cárcel de Segovia, que durante la dictadura franquista acogió a presos políticos y se utilizó como un reformatorio de 'mujeres caídas', como lugar de memoria democrática por su valor histórico “como espacio de represión y resistencia”.
El portavoz parlamentario de IU, Enrique Santiago, y el portavoz en temas de Memoria Democrática, Nahuel González, han registrado este viernes la iniciativa, que se debatirá en la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados a través de Sumar, ha indicado la formación en nota de prensa.
La PNL reclama también que el Gobierno central coordine la dotación de recursos humanos, materiales y logísticos para garantizar la conservación y difusión del actual Memorial Democrático de Segovia, y que esté abierto de forma permanente y con actividades educativas, culturales y de investigación vinculadas a la memoria democrática.
Izquierda Unida ha recordado que la antigua cárcel de Segovia, en uso entre 1924 y el año 2000, fue durante la dictadura un espacio de reclusión para presos políticos, y que además entre 1956 y 1969 funcionó como un reformatorio de 'mujeres caídas', con presas vulnerables sometidas al adoctrinamiento franquista.
Enrique Santiago y Nahuel González destacan en su texto que con la iniciativa presentada se avanza en la solicitud del Foro por la Memoria de Segovia de crear un Memorial Democrático en las instalaciones de la antigua prisión, petición canalizada por el Grupo Municipal de IU mediante una moción aprobada en 2016.
La primera fase de ese memorial fue inaugurada en 2019 y estuvo compuesta por cuatro celdas; en 2024 se abordó una segunda, con cinco celdas, y homenajes a los presos políticos que pasaron por la cárcel e intervenciones artísticas inspiradas en obras como las del poeta y militante comunista Marcos Ana.
Para IU, este conjunto que conforma la exposición permanente ‘La cárcel franquista (1936-1977)’ supone una “muestra única en España que explica la evolución del sistema penitenciario durante la dictadura”.
Lamentan que, pese a su valor histórico, el Memorial Democrático de Segovia no esté abierto al público de manera regular, según el Ayuntamiento por falta de medios, y solo se pueda visitar con cita previa y autorización municipal.
Por todo ello, IU considera necesario garantizar la preservación, apertura y puesta en valor de este espacio como Lugar de Memoria Democrática, en cumplimiento de la Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática.
La historia de la antigua cárcel de Segovia
El edificio donde ahora se encuentra la antigua cárcel de Segovia albergó el Reformatorio de Mujeres, inaugurado en 1924 y diseñado por el arquitecto municipal de Segovia, Joaquín Odriozola.
Posteriormente, en 1933, la entonces directora general de Prisiones, Victoria Kent, decide convertir el espacio en un moderno Hospital Asilo Penitenciario para hombres.
Sin embargo, con el golpe de Estado en julio de 1936 y la sublevación de la guarnición de Segovia, el hospital comenzó a encerrar a presos políticos. Se estima que, durante la guerra civil, el número de reclusos no bajaba de 500.
En 1941, pasa a denominarse Sanatorio Antituberculoso Penitenciario de Mujeres. No es hasta 1946 cuando se transforma en la Prisión Central de Mujeres de Segovia.
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Entre 1956 y 1969 retoma su actividad originaria, la del Reformatorio de Mujeres, pero de lo que denominaban como 'mujeres caídas'. Esto es aquellas que fueron detenidas por infracciones relacionadas con la prostitución.
A partir de 1969, el edificio volvió a utilizarse para encerrar a presos políticos hasta el final del franquismo, bajo el nombre de Centro Penitenciario de Cumplimiento Ordinario de 1º grado para Delincuentes por Convicción.
La cárcel continuó su actividad penitenciaria hasta el año 2000, cuando se inaugura el nuevo Centro Penitenciario de Segovia.
Izquierda Unida ha registrado una proposición no de ley (PNL) para declarar la antigua cárcel de Segovia, que durante la dictadura franquista acogió a presos políticos y se utilizó como un reformatorio de 'mujeres caídas', como lugar de memoria democrática por su valor histórico “como espacio de represión y resistencia”.