Orgullo LGTBI
Cuando la LGTBIfobia se une a la xenofobia: el colectivo lucha por abrir el 'armario de las mil llaves'
Este viernes 23 de junio comienza el WorldPride Madrid 2017, el gran evento mundial del Orgullo LGTBI que copará el barrio de Chueca y algunas de las principales calles madrileñas, y cuyo eje central será la Manifestación Mundial del Orgullo prevista para el primero de julio. La celebración y lo que representa, pese a contar con el respaldo masivo de sociedad civil, movimientos sociales e instituciones, sigue teniendo que afrontar un terreno minado: la discriminación por orientación sexual o identidad de género entre 2015 y 2016 ha crecido un 36,1%, según datos del Ministerio del Interior.
La situación se vuelve especialmente delicada cuando entran en juego las personas migrantes. Por segundo año consecutivo, el racismo y la xenofobia constituyen la primera causa de los delitos de odio. El resultado pone sobre la mesa la indefensión de los inmigrantes LGTBI que llegan a suelo español huyendo de la barbarie de sus países de origen.
Sobre dicha cuestión es de sobra conocedor Samir Bargachi, presidente de la asociación Colega, que trabaja por la igualdad de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales en la Comunidad de Madrid. Colega recibió el pasado mes de mayo una carta anónima con amenazas de muerte que terminaba de la siguiente forma: "Cuando gobiernen los míos (...) os vamos a fusilar a todos".
Se trata de algo "lamentablemente muy habitual, sobre todo en redes sociales", señala Bargachi en conversación con infoLibre. La misiva fue denunciada ante la Unidad de la Gestión de la Diversidad de la Policía Municipal de Madrid, y aunque sí se constató que llevaba matasellos de Valladolid, a día de hoy no se han aclarado las circunstancias del envío ni su autor.
"Un armario de mil llaves"
Aunque el marroquí Samir Bargachi llegó a España a la edad de seis años, la relación con su país de origen fue siempre "muy estrecha". El activista relata que experimentó "muchas dificultades con el entorno, con la familia, la comunidad marroquí y musulmana", de modo que su interés por el activismo comenzó bien temprano. En el año 2009 entra en Colega, primero como activista, posteriormente como profesional, y desde el año 2014 como su presidente.
A su entender, existe en España la "necesidad de disponer de recursos y espacios dedicados a personas LGTB migrantes, especialmente musulmanes, donde abordar todas las cuestiones que urgen". Bargachi considera que las relaciones sociales se basan en "una imperfección un poco compleja donde intervienen varios factores: raciales, religiosos, culturales…", pero el principal problema, detecta, surge cuando la conjunción de todos estos factores con la orientación sexual e identidad de género "apenas se trabaja en los colectivos LGTB".
La experiencia personal del activista pone de manifiesto una realidad común para aquellos que se encuentran en su misma situación. "Siempre hay que responder a preguntas y dar explicaciones", manifiesta Bargachi. En su entorno social, recuerda, trataba de ser "más rudo", mientras que en la comunidad LGTBI debía enfrentarse al racismo y la islamofobia que impregna todos los ámbitos de la sociedad occidental. Como miembros de diversos colectivos vulnerables, las personas LGTBI que son además migrantes se encuentran, a su juicio, "en un armario de mil llaves", no siempre de fácil apertura.
Inmigrantes y refugiados
Con el objetivo de prestar apoyo a las personas en situación de vulnerabilidad, Colega trabaja "particularmente en dos colectivos: inmigrantes y desplazados a causa de su orientación sexual o identidad de género", aclara Bargachi. Los resultados y el día a día de su labor junto a inmigrantes y solicitantes de asilo muestran una situación que califica de incierta. "Es verdad que en los últimos tres años las decisiones respecto a asilo por orientación sexual e identidad de género aumentaron mucho, pero no existe una respuesta consistente desde la administración pública", denuncia el activista, quien además recalca los numerosos casos que se mantienen en stand bye.
En cuanto al nivel de recursos y políticas de acogida, Bargachi considera que ambos aspectos son aún "muy pobres", valoración que queda respaldada por las "muchas denuncias" que llegan a Colega. "Hay personas a las que se les aloja con otros asilados que provienen de Siria u otras partes del mundo que a nivel religioso son más conservadores", de modo que estas personas "vuelven a sufrir agresiones y pasan por una segunda victimización". Además, continúa el activista, existe "muy poca formación" por parte del personal que se encarga de evaluar y supervisar cada caso. El balance, a su juicio, es que a día de hoy aún queda mucho por mejorar: "Las respuestas por parte de la administración están tardando mucho y hay mucha inseguridad".
En esta necesaria mejora, expresa Bargachi, el diálogo con las plataformas y sociedad civil resulta imprescindible. "Es muy importante que toda alternativa se ponga en marcha desde las asociaciones que representan al colectivo", relata el marroquí, quien celebra que la defensa de la comunidad LGTBI está en el organigrama general de los partidos políticos, pero reclama como fundamental "tener en cuenta las propuestas que formalicen las organizaciones".
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En marzo del presente año, la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea publicó un informe sobre la situación de los solicitantes por motivos de orientación sexual en los países de la UE. Entre sus principales conclusiones, el organismo destaca la inexistencia de estadísticas oficiales sobre el número de solicitudes de asilo en dicha materia, y el escaso número de países miembros que tienen directrices nacionales específicas para entrevistar a las personas LGTBI.
Además, tal y como indica el estudio, los representantes de la sociedad civil han puesto en evidencia cómo las entrevistas de elegibilidad son a menudo demasiado cortas y carecen de atención específica, como consecuencia de los estereotipos que predominan incluso entre los oficiales de asilo. Coincidiendo con el relato de Bargachi, el documento subraya que los Estados miembros de la UE no cuentan con instalaciones de acogida especiales para las personas LGBTI, como la disponibilidad de habitaciones individuales.
Desde el año 2012, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) dispone una guía que tiene por objeto proteger a quienes sufren hostigamiento por esta causa. En ella aborda los distintos tipos de persecución que padecen estas personas, tales como la violencia física, psicológica o sexual, la desaprobación o el ostracismo por parte de la familia y de la comunidad, la existencia de leyes en su contra y la discriminación acumulada en derecho privado y derechos económicos, sociales y culturales.