Animales

Un nuevo impulso al fin de la experimentación con animales para productos cosméticos

Imagen de un animal en un laboratorio.

El pleno del Parlamento Europeo aprobó este jueves una resolución para pedir a la Unión Europea el inicio de una campaña diplomática que defienda la prohibición a nivel mundial de la experimentación en animales con fines de elaborar productos cosméticos. Lo hace mediante la aprobación de un texto, no vinculante, respaldado por 620 eurodiputados. 14 votaron en contra y 18 se abstuvieron. El acuerdo propone lograr un consenso mundial para, a partir de 2023, terminar con la experimentación animal de aquellos productos que tengan uso cosmético, algo que la propia Unión Europea ya prohibió en el año 2013.

La puesta en marcha de la normativa europea se llevó a cabo de forma progresiva. En el año 2004 se prohibió la experimentación para los productos cosméticos y en 2009 se hizo lo propio respecto a los ingredientes cosméticos. En ese mismo año se ilegalizó además la comercialización de productos cosméticos que hubieran formado parte de un proceso de experimentación fuera de las fronteras de la Unión Europea. Finalmente, en el año 2013 se extendió la norma a todos los productos e ingredientes sobre los que fueran necesarias pruebas de toxicidad, exentas hasta entonces de la prohibición.

Según la Cámara europea, el mercado de cosméticos en Europa crea alrededor de dos millones de puestos de trabajo. Insiste en que la prohibición de la experimentación con animales en este sector –vigente también en Guatemala, Islandia, India, Israel, Nueva Zelanda, Noruega, Serbia, Suiza y Turquía– no supone un detrimento de sus beneficios, sino que por el contrario, la prohibición europea "no ha puesto en riesgo el desarrollo del sector". Sin embargo, añade, todavía se permite "en el 80% de los países del mundo".

Complejidades

Los eurodiputados que han impulsado la petición señalan que, si bien la prohibición se respeta en suelo europeo, urge mayor información sobre los cosméticos que se importan del exterior. En este sentido, reconocen que algunos ingredientes no sólo se utilizan en cosméticos, sino también en productos farmacéuticos, químicos o alimentos, y éstos pueden haber sido probados en animales. 

Alberto Díez, director de la Asociación Nacional para la Defensa de los Animales (ANDA), celebra el primer paso dado por el organismo europeo pero reconoce la complejidad del asunto. "De cara a las fronteras y al intercambio comercial es muy complicada la aplicación de este principio", señala y analiza algunos de los motivos. "Muchos de estos productos cosméticos pueden aparecer como no experimentados en su fase final, pero luego cada ingrediente individual ha podido pasar por ello". De hecho, señala, muchas empresas aseguran no haber experimentado "porque sólo desarrollan la fase final de la producción, pero subcontratan las producciones intermedias o básica y éstas sí experimentan".

Por otro lado, existe una directiva europea que obliga a testar con animales aquellas sustancias categorizadas como REACH, es decir, las sustancias químicas que exigen un protocolo de control debido a sus efectos medioambientales. "Aunque para los cosméticos no se pueda experimentar con animales, hay algunos que sí entran dentro de esta categoría REACH", menciona Díez. El origen y las especificidades de cada ingrediente suponen, precisamente, el mayor foco de problemas en esta materia. "Hay ingredientes que no son para fines cosméticos y sí lo son para limpieza, por ejemplo", explica el activista. Se trata de "ingredientes catalogados como químicos o farmacéuticos y que en un principio nunca se pensaron para cosmética, se testan en animales y una vez testados, se usan en cosmética".

En todo caso, señala, "es mejor que lo que teníamos antes", porque durante la etapa previa a la normativa europea "se usaba la experimentación en una industria y luego en otra". En esta línea, reconoce que "lo más práctico es este paso que se está dando y que los principios de Europa se den a nivel mundial". El mercado, dice, "es global y las medidas no pueden ser unilaterales por parte de 28 países". Por ello, añade, tiene todo el sentido que "el primer bloque en el que se ha dado este paso, el europeo, sea precisamente el que lo promueva también a nivel mundial".

Silvia Barquero, presidenta del partido animalista Pacma, cree que la decisión europea es "muy positiva" por el simple hecho de plantear la labor diplomática. "Sería un primer paso en la prohibición de la experimentación con animales, aunque en un ámbito pequeño", asevera. La Unión Europea, agrega, "está siendo un referente ético frente a mercados como el chino" y esto supone un precedente en esa "corriente imparable en favor de los animales, que está cambiando conciencias y abriendo mercados en todo el mundo". Aunque entiende que los intereses comerciales ponen barreras a este tipo de avances, lo cierto es que "hay una leve esperanza", justificada con experiencias similares como el crecimiento de la oferta de alimentos veganos.

Métodos alternativos

Los europarlamentarios lanzaron además un mensaje a la Unión Europea, pidiendo un mayor apoyo para el desarrollo de métodos de ensayo alternativos. Silvia Barquero entiende también que "se debería invertir en el Centro Europeo de Validación de Métodos Alternativos, que según su último informe de 2016 ha realizado progresos considerables en el desarrollo, la validación y la aceptación legal de métodos alternativos a la experimentación con animales". No obstante, añade, "subsisten ciertos problemas más complejos para los parámetros en que se necesita más investigación".

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En todo caso, agrega, existen "varios estudios pioneros en Europa sobre métodos alternativos" que suponen un gran avance en la materia, no sólo respecto a los cosméticos. La Universidad de Luxemburgo puso en marcha en 2016 un estudio de métodos a través de la investigación en células madre. "Esta comunidad de científicos está presionando para conseguir la validación de esos métodos sin poner cortapisas a la innovación", sostiene Barquero, y de hecho "están convencidos de que la cuestión no es si los animales se sustituirán o no en la investigación, sino cuándo".

Alberto Díez estima que la directiva de cosméticos "estuvo bien como difusión de la idea de que era necesario poner un control, hasta los límites que permita la ciencia". Pero lo cierto, matiza, es que los animales usados en aquel momento en cosmética "eran mínimos en comparación con otros campos" y por otro lado "nadie, ninguna industria, ha hecho los esfuerzos que hizo la cosmética para usar métodos alternativos, porque les iba la imagen en ello". Díez subraya que la industria cosmética realizó "una inversión en recursos brutal", pero en el momento en que ya no se le permite testar en animales, "su interés en invertir en la búsqueda de métodos alternativos mengua". En este contexto, "no ha surgido nadie que tome el relevo".

El animalista zanja su reflexión reiterando la demanda de los eurodiputados. "No se trata tanto de si hay que utilizarlos o no, esa pregunta es falsa porque no tiene respuesta. La cuestión es que tenemos que ir avanzando en el desarrollo de métodos alternativos para todo". Y, además, donde ya existen "garantizar su conocimiento en los laboratorios, su uso, y la difusión de los resultados que se van obteniendo".

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