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12M | Elecciones catalanas

El PP no tiene candidato en Cataluña, pero sí el objetivo de impedir que Illa se convierta en president

Alberto Núñez Feijóo, acompañado por Daniel Sirera, durante una visita al Mobile World Congress de Barcelona.

Alberto Núñez Feijóo no tiene candidato para las elecciones catalanas del 12 de mayo, pero el líder del PP ya ha dejado claro que su objetivo principal es impedir una hipotética investidura del aspirante socialista y favorito en las encuestas, Salvador Illa.

Génova ha diseñado una campaña en la que sitúa al PSC como una pata más del independentismo, al mismo nivel que Junts o que Esquerra. Una parte de un mismo proyecto que conduce a un referéndum y a la ruptura de España, así que no tiene la menor intención de facilitar la elección de Illa como president aunque de ese modo pudiese cortar el paso a una investidura soberanista.

Feijóo ya ha confirmado que esta vez no piensa hacer lo mismo que en el Ayuntamiento de Barcelona el pasado verano, donde los concejales del PP acabaron facilitando, sin exigir condiciones previas, la elección como alcalde del candidato socialista, Jaume Collboni. Una decisión que el líder del PP siempre pone como ejemplo de un ejercicio de generosidad en nombre del constitucionalismo que, sin embargo, no ha sido ni siquiera agradecido por el PSOE.

“He tomado buena nota. No vamos a regalarle la Generalitat a nadie”, anunció esta semana en una entrevista. “Comunidades tan importantes como Cataluña no se regalan por teléfono ni con base en la buena fe”. Su mensaje de campaña intentará sacar rédito de la división de Cataluña entre “secesionistas y constitucionalistas”, si bien Feijóo asegura que entre los primeros está también el PSC.

Precio elevado

Si sus votos fuesen imprescindibles para que el PSC se hiciese con la Presidencia de la Generalitat, el plan del PP es poner a su apoyo un precio que los socialistas no pudiesen pagar, como por ejemplo la renuncia a la ley de amnistía. El PSC, remarca Feijóo, “está a favor de la amnistía y, por tanto, de que no se aplique la Constitución en Cataluña. Nosotros no vamos a abandonar nuestros principios”.

En cualquier caso, Génova creen que las elecciones catalanas acabarán mal para Pedro Sánchez pase lo que pase. Bien porque de ellas nazca una nueva mayoría independentista, de la que saldrán nuevos desafíos para el Gobierno de España que harán imposible prolongar la legislatura, como la reivindicación del cupo vasco para Cataluña o la organización de un referéndum pactado, bien porque Salvador Illa acabe gobernando en coalición o cooperación con Esquerra, sometido en ese caso también a las exigencias del soberanismo. 

Si los números dan y el PP queda como la única tabla de salvación para los socialistas, Feijóo no tiene intención de ponerle las cosas fáciles. Todo lo contrario. Especialmente a las puertas de las elecciones europeas —tendrán lugar apenas tres semanas después de las catalanas— que Génova quiere presentar como reválida de las generales del año pasado. Su objetivo<: una victoria incontestable que empuje a s elegir entre disolver las cortes y convocar elecciones anticipadas o asumir el coste de legislatura m complicada la comenz pasado mes noviembre.>

Entretanto, el tiempo pasa y en Génova siguen sin resolver el nombre de su candidato. El PP intenta a toda prisa cerrar un acuerdo con Ciudadanos para las generales y las europeas que en la práctica certifique la disolución de los naranjas en las filas conservadoras. El objetivo es doble: rentabilizar la imagen de unidad del centroderecha, aunque de ella no participe Vox, que desde 2021 es la primera fuerza del espacio político del nacionalismo español en Cataluña. “Nos gustaría reforzar la opción constitucionalista en Cataluña. Vamos a ver cómo incluirles en nuestro proyecto y, a partir de ahí, nos pronunciaremos sobre el candidato”, insiste Feijóo cuando alguien tiene oportunidad de preguntarle. 

El dilema de Ciudadanos

El problema es que en Ciudadanos hay dos posiciones enfrentadas. De un lado, quienes aceptan la disolución en el PP, conscientes de que las encuestas les dan muy pocas posibilidades de sobrevivir por sí mismos a la convocatoria electoral de mayo. Del otro se encuentra el sector encabezado por Carlos Carrizosa, su actual portavoz en el Parlament, partidario de una coalición que permita a Cs conservar su identidad. Una idea que Génova considera inaceptable y que está demorando el cierre de un acuerdo y la decisión sobre el candidato.

Carrizosa sostiene que “ningún diputado y ninguna persona de Ciutadans engordará, por así decirlo, la lista del Partido Popular” y defiende organizar el anverso de la lista unitaria independentista de 2015. “La línea sería ésta: Populars i Liberals, Catalunya Constitucionalista, por decir algo”, explica.

Y si no sale, advierte, no tiene miedo a ir en solitario. Cs “tiene una marca suficientemente asentada en la sociedad catalana. No nos da ningún miedo concurrir nosotros solos, porque sabemos que tenemos votantes. Lo que pasa es que pensamos que, de cara al constitucionalismo, es mucho más atractivo hacer una oferta conjunta”.

Génova no está pensando en eso. Lo que quieren es evitar que el 12M haya papeletas de Cs y asegurarse de todo ese voto se va al PP sin ofrecer a los naranjas una plataforma para sobrevivir, como ocurrió en las elecciones vascas de 2020.

El modelo para Cataluña

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Cuanto más tiempo pasa, menos margen le queda a Feijóo para decidir si el elegido será Alejandro Fernández, con el que mantiene posiciones discrepantes y que no ha dudado en desafiar públicamente su criterio en los últimos meses. Su perfil encaja a la perfección con la estrategia dura contra la amnistía, pero no casa bien con el deseo del presidente del PP de sentar las bases de un proyecto más moderado en Cataluña que asuma, al menos en parte, un cierto catalanismo. El modelo que Feijóo y los suyos quieren para Cataluña y para Euskadi es el de Galicia, donde el PP ha sabido rentabilizar durante años su ideario conservador con un cierto respeto a la identidad local, en particular el idioma.

Para ese proyecto Feijóo no quiere a Fernández. Prefiere a Daniel Sirera, el que fue candidato a la alcaldía de Barcelona, al ex diputado de Cs Nacho Martín Blanco o al alcalde de Castelldefels, Manuel Reyes. Y si el PP mejora posiciones, como es muy previsible —parte de un suelo muy bajo— teme que después sea muy difícil remover a Fernández de la presidencia del partido en Cataluña en el congreso que todavía está pendiente.

La cuestión no es fácil de resolver. Prescindir del actual líder catalán soliviantará al sector más radical del partido, en Cataluña y fuera de ella, y Feijóo no puede permitirse un conflicto interno y muchos menos una desmovilización en una campaña electoral tan relevante como la que se le viene encima. y menos a las puertas de las europeas, que son el verdadero objetivo de Génova.

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