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Acoso escolar

Proyectos pioneros para luchar contra el 'bullying' en los colegios... más allá de denunciar a los acosadores

Imagen de archivo de un aula de un centro educativo.

El acoso escolar continúa siendo uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los niños y adolescentes en su día a día. Es un fenómeno que, además, continúa en aumento: sólo en 2017, la Policía Nacional, la Guardia Civil y algunos cuerpos de la Policía Local registraron 1.054 casos de bullyingbullying, la cifra más abultada desde 2012. Desde ese año, el total de casos detectados fue de 5.500. Ocurre además en edades muy tempranas. Según una respuesta escrita del Gobierno —en la que se aportan las cifras recopiladas de todas las comunidades autónomas españolas, a excepción de Cataluña y País Vasco—, el tramo de edad más conflictivo es el de 12 a 14 años. Es en esas edades cuando más casos de acoso escolar se producen: en 2017, 561, más de la mitad.

Lo que es innegable es que el problema continúa muy presente en las aulas. Y no hay un método específico para paliarlo. Según explica en conversación con infoLibre Josep Soler, psicólogo de la Asociación No al Acoso Escolar (NACE), son las comunidades autónomas las que tienen la competencia para luchar contra este tipo de violencia. Así, cada autonomía desarrolla su propio protocolo contra el acoso escolar. Pero todos ellos, critica Soler, son demasiado generales. "Ofrecen una explicación de las acciones que hay que seguir cuando se detecta o se sospecha de un caso en un centro", indica. "Pero sólo dan instrucciones muy básicas", lamenta. 

Frente a esta situación, la Comunidad de Madrid ha querido ser pionera. El Ejecutivo regional ya presentó el borrador del nuevo decreto para regular la convivencia en los colegios públicos y concertados y en los institutos de la región. Previsiblemente, se le dará luz verde antes del mes de marzo, según publicó el diario El Mundo. Las novedades que presenta, no obstante, no han gustado a todos. El texto recoge que los profesores y alumnos de los centros madrileños tendrán la obligación de informar sobre los casos de bullyingbullying. En caso de no hacerlo, se impondrán sanciones.

Y esto, precisamente, es lo que no convence. "La medida no está mal porque evidencia que se toman en serio el problema, pero pensamos que antes de sancionar hay que prevenir", indica. En la misma línea se pronunció la FAPA Giner de los Ríos. Según su presidente, Camiló Jené, en lugar de la convivencia se está trabajando en la denuncia y la sanción, lo que resulta negativo para el alumnado. El sindicato CCOO, por su parte, tampoco está de acuerdo. En su opinión, se trata de una forma de que la Consejería de Educación delegue su responsabilidad y criminalice al alumnado que no denuncia.

"Es un avance, pero si nos quedamos ahí será muy limitado", critica Soler. Por eso, no son pocas las iniciativas que se han puesto en marcha desde distintos ámbitos destinadas a prevenir y controlar los casos. Sin ir más lejos, el propio Ministerio de Educación puso en marcha el 1 de noviembre de 2016 el teléfono de víctimas de violencia escolar –900 018 018, que es gratuito y funciona las 24 horas del día–, actualmente gestionado por la Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR). "Lo gestionamos desde el mes de octubre de 2017 y el volumen de llamadas que recibimos es bastante alto", explica Lucía Tejero, abogada del departamento jurídico de la organización. Sobre todo, continúa, "llaman muchos adultos porque no saben qué pasos tienen que dar cuando hay una situación de acoso". Gracias a ese teléfono, en 2017 se detectaron 8.846 posibles casos de acoso escolar. 

¿Cómo actúan? "Cuando recibimos una llamada, les hacemos un esquema de los pasos que hay que dar porque a veces no saben ni que existe un protocolo en el propio colegio", explica Tejero. El primer paso, explica, es hablar con el centro, que es quien debe abrir una investigación para determinar si se trata de un caso puntual o, por el contrario, de un acoso sostenido en el tiempo. Si se determina que es un caso de bullying, se inicia el protocolo de actuación. "Hay que citar a las partes y determinar si hay que establecer algún tipo de medida como, por ejemplo, separar a los agresores de las víctimas durante los recreos", indica. No obstante, en el caso de que la resolución no sea del agrado de los padres, se puede acudir al Servicio de Inspección Educativa correspondiente. "Y, si el agresor o agresores son mayores de 14 años, se puede actuar también por la vía penal", añade Tejero. 

De cualquier modo, este protocolo se activaría en un caso de acoso escolar que ya se ha producido. Pero, ¿cómo prevenirlo? Para ello se han puesto en marcha distintas iniciativas de organizaciones que abogan por formar a padres, alumnos y profesores y por establecer un clima de convivencia apto en los centros educativos para que, de este modo, ni siquiera se llegue a producir.

Programa Buentrato

El proyecto nació en 2005 en Perú y, sólo cuatro años más tarde, recibió el reconocimiento de Unicef como ejemplo de 'Buenas prácticas' en la defensa de los derechos del niño, tal y como recoge el Ministerio de Educación. Se trata, según explica la propia Fundación ANAR a través de un documento publicado por el Ministerio de Educación [que se puede consultar aquí], de un programa "de participación infantil que invierte la palabra maltrato en buentrato, presentándola con un sentido positivobuentrato y como una respuesta que se opone en espejo frente al primer concepto". 

"Si los colegios públicos y concertados quieren, acuden psicólogos y trabajadores sociales durante un periodo aproximado de seis meses en los que trabajan con los alumnos y con los profesores para prevenir y cortar cualquier tipo de violencia", explica Tejero. Lo hacen de forma sencilla: en primer lugar, escogen a un grupo de voluntarios de los últimos cursos de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) para ser formados por trabajadores de la organización sobre "temas como las diferentes formas de violencia, los roles en la adolescencia" o la tolerancia, indica ANAR. De este modo, estos alumnos pasan a convertirse en formadores de sus compañeros. 

En este punto comenzaría la segunda fase. Se trata de ofrecer charlas educativas a otros alumnos más jóvenes, con los que "reivindican poder ser ellos mismos". En paralelo, trabajan para impulsar campañas creativas en el centro escolar "que ayuden a reflexionar y a implicarse a toda la comunidad educativa". Tal y como recoge la propia organización, el proyecto, que comenzó como una experiencia piloto en seis centros escolares de Madrid, ya está presente en Castilla y León, la Comunidad Valenciana y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla

Tutoría Entre Iguales 

"Los centros que lo han probado repiten y ya hay centenares de colegios que lo han puesto en marcha", asegura Soler. Habla del proyecto denominado Tutoría Entre Iguales (TEI), nacido en el año 2002 e implantado por primera vez en centros de primaria y secundaria en el año 2003. Se trata de "un programa de convivencia institucional que implica a toda la comunidad educativa, se orienta a mejorar la integración escolar y trabaja por una escuela inclusiva y no violenta, fomentando que las relaciones entre iguales sean más satisfactorias", explica la propia página web del proyecto. 

¿Cómo funciona? De forma similar al programa Buentrato de ANAR. Los alumnos mayores, concienciados, actúan como "tutores emocionales" de los más pequeños, a quienes ayudan en la tarea diaria de relacionarse con sus compañeros en el aula. Pretenden, de este modo, "integrar la tolerancia cero respecto a la violencia y el maltrato como un rasgo de identidad del centro educativo". 

Y no son pocos los que han querido adoptar esa identidad. A fecha de octubre del curso 2016-2017 —último del que tienen datos—, 620 centros de primaria, secundaria y educación especial lo habían desarrollado y ninguno había cesado su implementación. Además, 14.000 profesores habían sido formados y 24.000 participaban en ese momento junto a 120.000 alumnos. Sobre ellos, opina Soler, recae la mayor responsabilidad. "Son los que van a ver el acoso antes que nadie, y si saben cómo actuar, ya acortan mucho el proceso", explica. Aun así, quedan deberes por hacer. El primero, la formación del profesorado. "Hay que incidir más en ello porque además han surgido nuevas formas de acoso escolar, como el ciberbullying", contra el que la lucha se complica. 

"Nosotros a eso no jugamos"

Según publicó Save The Children el pasado mes de julio, más de la mitad de los niños aseguran haber sufrido algún tipo de violencia o humillación en el colegio. Además, casi dos de cada cuatro afirman haber participado en esa violencia o humillación. Acciones que, además, se producen fuera y dentro del aula y contra determinados niños. Al menos, así lo consideran los menores encuestados. El 64% cree que son los niños con sobrepeso quienes más lo sufren; el 47%, los compañeros con algún tipo de discapacidad física; y el 42%, los niños y niñas con una orientación sexual diferente. 

Por eso, junto a la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), la organización puso en marcha el proyecto Alumnos/as ayudantes TIC (Tecnologías de la información y la comunicación). La alianza se produjo en el año 2016, cuando firmaron un acuerdo de colaboración para llevar a cabo la campaña Nosotros a eso no jugamos con el objetivo de prevenir y sensibilizar frente al acoso y al ciberacoso entre menores de edad. En ese mismo año pusieron en marcha su proyecto, que llegó a 1.117 niños de primaria y secundaria de Madrid, Valencia y Sevilla. 

"Su objetivo es desarrollar en los niños y niñas la sensibilización sobre valores, con especial atención en la problemática del ciberbullying, favoreciendo el desarrollo de actitudes de respeto, empatía y adecuado comportamiento social en los destinatarios", explican las organizaciones. Lo hacen del mismo modo que en los proyectos anteriores. Un grupo de especialistas forma a alumnos de cursos superiores que, una vez con los conocimientos necesarios, impartirán charlas a compañeros más pequeños. Gracias a ello, según los datos de impacto que recogieron las asociaciones, el 91% de los alumnos y alumnas mejoraron su capacidad para comunicar de forma efectiva y el mismo porcentaje de jóvenes de primaria aprendieron a utilizar las redes sociales de forma segura. 

La especificidad del acoso LGTBI

Según la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), el riesgo de suicidio entre adolescentes LGTB multiplica por tres al del resto del alumnado. Y esto ocurre, consideran, porque estos jóvenes sufren más acoso escolar. Según la guía sobre diversidad afectivo-sexual para adolescentes que elaboró esta organización junto a la Federación de Enseñanza de CCOO, el 43% del alumnado LGTB ha sufrido bullying en su paso por el colegio o el instituto. Sólo en Madrid, el 60% de los alumnos y alumnas pertenecientes al colectivo ha sufrido violencia por parte de sus compañeros y compañeras. 

El 73% de las víctimas de 'bullying' llevan años o meses sufriendo acoso

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Por eso, tal y como explica Uge Sangil, presidenta de la FELGTB, a infoLibre, es necesario un protocolo específico para abordar estos casos. "Cuando un alumno o alumna sufre acoso, lo primero que se hace es informar a sus padres. Si son homófobos o tránsfobos, el niño o la niña acaba metido en un problema", argumenta. "Así que nosotros hacemos incidencia política para instar a las comunidades autónomas" a implantar un método concreto que luche contra esta variante del acoso. Tal y como indica, ya se han puesto en marcha en Cataluña, Cantabria y Andalucía. Pero no es suficiente. 

Así que, mientras tanto, la propia organización ya ha puesto en marcha algunos proyectos estatales. "La Red Educa lleva 15 años actuando en todo el Estado", explica Sangil. Se trata, básicamente, de ofrecer "charlas, talleres y actividades dedicadas tanto al alumnado de primaria y secundaria como al profesorado y familias con el fin de convertir los colegios e institutos de sus respectivas ciudades en espacios seguros donde no sólo se combata el bullying, sino que se forme a los más pequeños desde la inclusión y el respeto a la diversidad", informa la FELGTB. 

"Por otro lado, hemos puesto en marcha el proyecto Escuelas seguras", continúa. A través de él pretenden "crear una coalición" de centros que incluya a estudiantes, docentes y administradores. Los primeros deberán, en primer lugar, determinar cómo se sienten en la escuela e identificar las problemáticas que imposibilitan "un ambiente escolar seguro" para, de este modo, saber dónde incidir. Todos los centros, en conjunto, formarán parte de una red "que incluye un sello cuyo objetivo es reconocer el compromiso y la responsabilidad conjunta de todos los implicados". Además, han puesto en marcha la web Stop acoso escolar LGTB, con la que pretenden ayudar a alumnado acosado, alumnado acosador y profesorado a iniciar el camino para luchar contra el bullying

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