El futuro de Cataluña

Putin, Twitter y el 'procés': pocas certezas y demasiadas teorías

El presidente ruso, Vladímir Putin, pronuncia un discurso durante una conferencia ministerial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Moscú (Rusia).

Ángel Munárriz

Durante la campaña electoral de 2016 en Estados Unidos, el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó ciberataques contra la candidata demócrata, Hillary Clinton, motivado por su "clara" preferencia por Donald Trump. Ésta es la conclusión más llamativa a la que llegaron, tras una investigación, el FBI, la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), las principales terminales de inteligencia del país. Lo que había pasado era grave: había desaparecido información de los servidores del Comité Nacional del Partido Demócrata, así como de correos electrónicos de la propia candidata Clinton y su director de campaña, John Podesta. Su filtración había conmocionado la campaña estadounidense y dado alas a Trump, que acabó ganando las elecciones. Barack Obama, en una de sus últimas medidas como presidente, llegó a expulsar del país a 35 diplomáticos rusos. Un sintagma afilado, con evocaciones de la Guerra Fría, comenzó a circular por todo el mundo: "injerencia rusa". Ya había sonado durante la campaña del Brexit. Volvería a hacerlo en procesos electorales en Francia, Alemania, Holanda... Y estos días suena en España. Concretamente por la crisis en Cataluña.

En este caso –a diferencia del ciberataque en Estados Unidos– no se trata de robos de documentos privados. No son en realidad ciberataques. Básicamente se trata campañas de tuits y retuits para la difusión de información con un claro sesgo proindependentista. Iniciativas desarrolladas enteramente en el campo de la información-desinformación. Nada nuevo, ni exclusivo del caso catalán, ni exclusivo de Rusia. Pero además –a diferencia del ciberataque en Estados Unidos– ninguna agencia pública o privada, tampoco ningún medio de comunicación, ha logrado vincular estas campañas con el Kremlin. Puede sonar verosímil, pero no está demostrado. También es más que discutible, según los analistas conocedores de las dinámicas del gigante ruso, que al régimen de Putin le convenga en lo más mínimo la independencia de Cataluña. Lo que sí puede satisfacerle, según estos analistas, es una Europa en convulsión política.

  Lo verosímil vs. lo demostrado 

¿Qué tenemos, contante y sonante? Numerosas cuentas zombis de Twitter, los famosos bots, de funcionamiento automático, tuitean y retuitean masivamente información de medios de comunicación que defienden posiciones favorables al presidente Putin, como RT y Sputnik. Medios que defienden a políticos. Nada insólito. En el caso catalán, estos mismos medios inciden en una visión autoritaria del Estado español, especialmente por la respuesta policial al referéndum del 1 de octubre, y presentan el proceso independentista catalán como una lucha por la libertad de un pueblo oprimido. Por la constancia, coincidencia y orientación de los mensajes en Twitter que amplifican estas informaciones, la hipótesis de una campaña deliberada resulta altamente verosímil. ¿Quién hay detrás? Existen empresas que se dedican a este tipo de campañas: coordinan acciones en masa de cuentas automatizadas para vender productos, servicios o ideas políticas. Una de estas agencias es la Internet Research Agency, con sede en San Petersburgo, cuyo propietario es Yevgeny Prigozhin, a quien medios internacionales atribuyen una relación personal con Putin.

¿Está esta agencia detrás de los tuits y retuits a favor de la independencia? Sencillamente no se sabe. No obstante, la mera existencia de esta granja de trolls propiedad de un magnate próximo a Putin fue esgrimida por Mira Milosevich, investigadora del Real Instituto Elcano, para apuntalar la tesis que expuso esta semana en la Comisión Mixta de Seguridad Nacional. La posición de Milosevich es confusa. En un artículo del Instituto Elcano, señala: "La exitosa combinación de varios instrumentos de la guerra de la información ha hecho necesario el apoyo del Gobierno del régimen autocrático [de Putin]". Pero en el Congreso dijo: "Yo no tengo pruebas directas de que es el Gobierno ruso“. Y más: "No existen pruebas materiales ni huellas informáticas”. Que sea verosímil no significa que esté demostrado. Este margen de incertidumbre, que permite suponer sin conocimiento fehaciente, no es obstáculo para que numerosos medios y responsables políticos den por hecho que el Kremlin está jugando a favor del independentismo catalán. El think tankAtlantic Council, cuyo presidente Europeo para Latinoamérica es José María Aznar, ha puesto en bandeja la incorporación de la cuestión al rifirrafe político español con un informe valorativo del que se puede concluir que Podemos es un valedor de las posiciones rusas en España.

  Cuentas zombis

Javier Lesaca, investigador en la Universidad George Washington y colaborador de Naciones Unidas en materia de terrorismo, se ha esforzado en distinguir el grano de la paja. Ha realizado uno de los análisis que claramente indican que existe una acción coordinada de cuentas zombis para difundir información. En su artículo en El País Los zombis de la desinformación, señala: "El 87% de las 65 cuentas de Twitter que más contenido de RT y Sputnik compartieron en redes sociales sobre la celebración del referéndum presentan evidentes indicios de estar gestionadas de manera automática. Esta legión de perfiles digitales no humanos contribuyó de manera decisiva a que el conglomerado ruso fuera el cuarto grupo de comunicación más influyente en la conversación digital sobre Cataluña".

"Yo he hecho una biopsia", explica a infoLibre. Es decir, ha extraído una muestra de Twitter y la ha analizado. Su conclusión es firme, pero de alcance limitado. "Alguien quiere que RT y Sputnik tengan un gran protagonismo en el debate", afirma. "Es imposible establecer una conexión" con las autoridades rusas, añade. Eso sí, ha detectado que las mismas cuentas van de un tema a otro, del Brexit a Siria y después a Cataluña, "avivando las llamas" de la conversación digital con posiciones que coinciden con las oficiales rusas. Al menos seis cuentas en las que Lesaca detectó actividad sospechosa ya han sido suspendidas por Twitter, como ha comprobado infoLibre.

"He pretendido abrir un debate", afirma Lesaca, que no se hace responsable de las conclusiones que otros saquen de su análisis. Por ejemplo, la conducta de Julian Assange en Twitter, con miles de mensajes a favor de la independencia, "desde luego no parece espontánea", señala Lesaca. Pero, ¿es un agente de Putin? ¿Le paga alguien? ¿Quién? ¿El Kremlin? ¿La ANC? Nada de eso se sabe, ni se ha probado. No es posible saber si alguien paga a una empresa, y quién lo hace, para coordinar a los bots para que se lancen a la batalla digital a afirmar posiciones favorables al independentismo. Pero sí es posible delimitar algunos hechos. El CNI ha asegurado que España no ha sido objeto de ningún ciberataque del Gobierno ruso –exactamente la conclusión contraria a la que llegaron el FBI, la CIA y la NSA–. Tampoco la UE ha establecido conexión alguna entre el Kremlin y la campaña informativa. El organismo europeo East Stratcom Task Force, dedicado a desmontar bulos, se ocupa fundamentalmente del espacio postsoviético. Se centra en atacar mitos, no en analizar la actividad de los bots, mucho menos quién hay detrás. Desde la Comisión Europea señalan que la competencia fundamental en este ámbito es de los servicios de inteligencia nacionales. El Centro Europeo de Ciberdelincuencia no tiene esta cuestión entre sus cometidos. El Kremlin ha negado reiteradamente su participación en campaña alguna y ha manifestado oficialmente que la crisis catalana debe resolverse de acuerdo con la ley española.

El Gobierno de España alude frecuentemente al tema desde Exteriores (Alfonso Dastis), Defensa (María Dolores de Cospedal) y la portavocía (Íñigo Méndez de Vigo), pero el mensaje lleva siempre al mismo lugar: se ha acreditado que la campaña se ha producido fundamentalmente desde cuentas "en territorio ruso", pero no es posible saber si el Gobierno de Putin está detrás. Dastis hizo referencia a unos "informes bastante contrastados que acreditan que las redes rusas o hackers están detrás de algo que no es exclusivamente contra España, sino una manera de desestabilizar a la UE". InfoLibre solicitó a Exteriores detalle sobre dichos informes, sin éxito.

El lugar en el que está radicada una cuenta de Twitter "se puede inferir, pero no saber con seguridad", señala Victoriano Izquierdo, fundador de Graphnext, una startup dedicada al análisis de datos que facilita la visualización y el estudio de patrones en grandes volúmenes de datos del ámbito digital. "Sólo Twitter lo sabe", añade. Eso sí, hay cosas que le parecen innegables. La conducta de Assange, "por sus patrones, no parce lógica si no hay algo detrás que la soporte". De ahí a establecer que actúa al dictado de Putin en el contexto de una campaña para hundir a la Unión Europea hay un trecho.

  Geoestrategia del Kremlin

La hipótesis de que el Kremlin está directamente implicado en la campaña informativa sobre Cataluña se basa en la idea de que a Putin le interesa una UE débil. Entramos aquí en un campo interpretativo, donde hay que introducir matices esenciales. Según el análisis de Nicolás de Pedro, investigador del espacio postsoviético en el Barcelona Centre for International Affairs, "la élite del Kremlin tiene una sensación de riesgo existencial ante la Unión Europea", derivada de la pretensión de ésta de una modernización económica de Rusia que amenazaría sus intereses. De ahí un insistente mensaje de la propaganda oficialista, que De Pedro resume así: "La UE no funciona, es hipócrita, ha traicionado sus raíces cristianas, Putin es un protector de la Europa cristiana frente a las hordas islámicas y gays". Para el Kremlin, señala el investigador, también son bienvenidas todas las informaciones que ilustren autoritarismo o falta de democracia en Europa. La imagen de las cargas policiales del 1 de octubre le vinieron, según De Pedro, como anillo al dedo. Mediante la representación de la UE como un espacio convulso y escasamente democrático, su objetivo sería "rebajar la presión interna". Pero, ¿existe tal presión? ¿Necesita el liderazgo de Putin estos ardides? "Una cosa es Putin, que podría tener una popularidad alta, y otra el régimen, desgastado por la corrupción. La gente joven está muy desenganchada del régimen", señala De Pedro. 

Eso explica los mensajes a nivel interno. Pero, ¿para qué llenar las redes de información proindependencia en medios en español e inglés? Según De Pedro, tiene sentido dentro de una dinámica rusa de alianza con todo lo desestabilizador. Con todo lo que permita mantener a Europa enredada en disputas y conflictos. En absoluto es que Putin tenga el menor interés estratégico en la independencia de Cataluña, según De Pedro. "No es objetivamente conveniente para Rusia. A Rusia le interesa más mantener su capacidad de influencia en Madrid. España es un país con el que tiene buena relación. El Gobierno español suele ser más sensible que otros en la UE a las posiciones rusas", señala De Pedro. Analizados los hechos y su contexto, las "sospechas" de que el poder político o sus satélites tienen relación con las campañas informativas a favor del independentismo catalán están "fundadas", según este investigador. "Los grandes temas de los medios de comunicación rusos, sus grandes narrativas, están muy determinados" por el Kremlin, observa. Es clave que en Rusia el poder político –explica– controla al económico. Putin y su entorno no sólo ostentan el poder ejecutivo, también los sectores estratégicos. El Kremlin es determinante además en los medios de comunicación.

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Pedro Baños, coronel del Ejército en la reserva, que fue jefe de Contrainteligencia y Seguridad del Cuerpo de Ejército Europeo, en Estrasburgo, no cree que a Rusia le interese en realidad –como frecuentemente se afirma– una Europa inestable con nacionalismos en auge. "Rusia quiere vender a mercados solventes. Además, tiene sus propios problemas de separatismo. No quiere acabar con la democracia, ni con Europa", señala Baños. "La UE es una unión económica, válida para Rusia mientras le pueda vender hidrocarburos, minerales estratégicos, madera...", añade. Baños, autor del libro Así se domina el mundo: Desvelando las claves del poder mundial, advierte de que las campañas informativas tienen "un serio problema de trazabilidad", por lo que es "muy difícil conocer su origen". En lo que sí incide es en que el enfrentamiento Estados Unidos-Rusia se replica a todas horas en diversas partes del mundo, también en la forma de batalla informativa sin cuartel. "No debemos mirarnos sólo a nosotros mismos, a Cataluña, a España, a Europa, para entender todo esto", concluye. El planteamiento de una injerencia rusa para favorecer la independencia de Cataluña por interés estratégico ruso en una UE debilitada es restrictivo e incompleto, según este análisis.

Jesús Núñez Villaverde, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, subraya que Putin está tratando de devolver a Rusia la condición de actor global, perdida tras la derrota soviética en la Guerra Fría. "La OTAN crece. Es normal que Rusia reaccione", señala. No tiene elementos de juicio para valorar si ha entrado o no en la crisis catalana, pero asegura que estas convulsiones "no le vienen mal". Eso sí, partiendo de la base de que en la liga geoestratégica en la que juega Rusia la independencia de Cataluña es una cuestión "de tercer nivel". "Desde luego, Rusia tiene capacidad para influir en el ámbito cibernético, como la tiene, e influye, Estados Unidos", apunta. A diferencia de Nicolás de Pedro, no considera que Putin necesite exponer el nacionalismo catalán ante la opinión pública rusa para acreditar una supuesta disfuncionalidad de la UE que lo refuerce internamente. "No tiene opinión pública. Goza de altos niveles de popularidad. No necesita este tipo de argumentos. A ojos de buena parte de la población ha sacado al país del abismo. La vía represiva ya le sirve", explica. 

 

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