Casi un año en espera de permiso para un homenaje en Málaga al movimiento estudiantil contra Franco

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Las fotografías aéreas de Google muestran el edificio del Rectorado de la Universidad de Málaga como una flecha dirigida a la esquina sureste del Palacio de la Aduana, actual Museo de la ciudad flanqueado desde atrás por el parque y el puerto, Fábrica de Tabaco en el XIX y finalmente Gobierno civil y centro de detenciones, palizas y otras torturas hasta la llegada de la democracia. Es exactamente en la punta de esa flecha donde en septiembre de 2022 antiguos estudiantes del tardofranquismo propusieron colocar una placa en homenaje a quienes desde la entonces jovencísima universidad malagueña –nació en 1972– se levantaron contra la dictadura aun jugándose la piel. O la libertad.

Casi un año después, persiste una larga espera que rechina más en un momento en que la legislación sobre memoria histórica y democrática corre riesgo de derogación. Pero la respuesta institucional facilitada a infoLibre señala que la placa obtendrá por fin el permiso de la Consejería de Cultura del Gobierno de Juanma Moreno. Y que se instalará no en un sitio invisible para quien rodee la Aduana sino justo en la parte de la fachada del Rectorado malagueño propuesta por los impulsores del homenaje: de cara al ahora museo, donde en las pesadillas de algunos siguen atrincherados los fantasmas de la temible Brigada Político Social (BPS) franquista.

Un "entorno BIC"

A tenor de la información que a lo largo de una semana ha ido recabando este medio, la decisión de mantener en el limbo durante todo un curso académico la placa cuyo texto implicará una condena del franquismo se justifica oficialmente por razones culturales: el Rectorado se localiza “en un entorno BIC”. Es decir, en el antiguo edificio de Correos vecino del Palacio de la Aduana e integrado en el conjunto histórico de la capital malagueña.

Tanto los portavoces del órgano de gobierno de la Universidad –sujeto al dictamen del Ayuntamiento y de la comisión autonómica de patrimonio– como los de la Consejería de Cultura transmitieron en un primer momento dos mensajes. El primero, que la placa, cuya instalación habían previsto sus promotores para el 14 de julio –nueve días antes de las elecciones–, podría colocarse de inmediato si no se encaraba al Palacio de la Aduana dado que esa zona del edificio de gobierno de la Universidad es el que se adentra en “el entorno BIC”. El segundo mensaje aludía a la compleja y dilatada tramitación de cualquier informe sobre el que debiera pronunciarse la Comisión de Patrimonio. “Seis o siete meses”, fue la primera respuesta de la Consejería de Cultura. Tanto el Rectorado como la Consejería negaron de forma taxativa que la demora obedezca a un bloqueo. De hecho, el equipo del rector subrayó que ya se celebró en junio una jornada sobre el movimiento estudiantil antifranquista.

El martes, sus portavoces abundaron en que si el centenar de estudiantes que propugnan el homenaje a través de un blog [puedes verlo pinchando aquí] acceden a colocar la placa en una de las fachadas del Rectorado ajenas al edificio patrimonial del museo se instalará de inmediato. Y que si continúan convencidos de que esas líneas inscritas en piedra han de atornillarse en la esquina que mira a la Aduana, es decir, “en la parte protegida”, la Junta se compromete “a acelerar el trámite de la Comisión de Patrimonio y que no se demore tanto”.

El tercer paso, que salvo viraje inesperado desatascará la tubería del acuerdo, llegó este miércoles: las mismas fuentes de la Consejería de Cultura informaron a infoLibre de que la Comisión de Patrimonio fijada para el próximo día 27 dará “vía libre total” a que la placa se instale “donde querían ponerla en su origen”. Si nada cambia, el acto se celebrará tras el verano.

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Entre septiembre de 2022 y el 11 de julio de este año median múltiples conversaciones y tres escritos dirigidos al rector de Málaga, José Ángel Narváez. Disponibles en el blog de Estudiantes de Málaga por la Libertad, los tres textos llevan la firma de la comisión creada para convencer a las administraciones. Y los tres apelan a la necesidad de resolver la embrollada historia en torno al homenaje a un movimiento estudiantil vibrante y que, como desgrana el ensayo La resistencia malagueña durante la dictadura franquista (de Alfonso Martínez Foronda, disponible aquí) operó en alianza con partidos, sindicatos y asociaciones, un auténtico arco de organizaciones clandestinas o camufladas.

Un doble significado

Por si cabían dudas respecto a por qué los impulsores del homenaje se empeñaron desde el principio en que la placa operase como una punta de flecha enfilada hacia el Palacio de la Aduana, uno de los miembros de la comisión de antiguos estudiantes, Antonio Moreno Fleitas, las ha despejado de inmediato: “Se pensó en ese sitio porque tenía un doble sentido: la placa estará en el Rectorado, el edificio de la Universidad que representa a los estudiantes, y estará cerca de la Aduana, la vieja comisaría franquista, lo que la convertirá en un homenaje a quienes sufrieron detenciones, torturas o procesos”.

Fleitas, a quien este periódico localizó tras conocer la respuesta definitiva del Ejecutivo andaluz, accedió a hablar pero solo “a título personal”. Al escuchar una pregunta sobre el lío de calles y avenidas que a lo largo de un año ha rodeado el asunto del homenaje, puso el acento en algo inadvertido: “La calle peatonal que enlaza la esquina del Rectorado donde queremos poner la placa con la Aduana se llama Pintor Nogales, el mismo apellido del comisario que mandaba en la Brigada Político Social”. Nada –y así lo remarcó– indica que entre ambos mediase algún parentesco. “Creo que es solo una coincidencia”, responde antes de añadir algo más: que cuando desembarcó desde Canarias en Málaga para estudiar Económicas, se entraba a la temible comisaría por una determinada puerta. “Pero ahora –dice y se nota que sonríe al otro lado del teléfono– está tapiada y lo que hay es solo una ventana”.  

Las fotografías aéreas de Google muestran el edificio del Rectorado de la Universidad de Málaga como una flecha dirigida a la esquina sureste del Palacio de la Aduana, actual Museo de la ciudad flanqueado desde atrás por el parque y el puerto, Fábrica de Tabaco en el XIX y finalmente Gobierno civil y centro de detenciones, palizas y otras torturas hasta la llegada de la democracia. Es exactamente en la punta de esa flecha donde en septiembre de 2022 antiguos estudiantes del tardofranquismo propusieron colocar una placa en homenaje a quienes desde la entonces jovencísima universidad malagueña –nació en 1972– se levantaron contra la dictadura aun jugándose la piel. O la libertad.

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