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'Juego de Tronos', placer culpable de Edurne Portela: “Es sexista y reaccionaria pero me la tragué entera”

La escritora Edurne Portela durante una entrevista en la Librería ‘Amapolas en octubre’.

Edurne Portela (Santurce, 1974) ha recorrido todo el mundo para tratar de encontrar el saber. Un viaje que le ha llevado desde la Universidad de Navarra, donde estudió Historia, hasta Estados Unidos. Allí, comenzó dando clase y realizando un doctorado en Literaturas Hispánicas en la Universidad de North Carolina en Chapel Hill, para después trasladarse a la Universidad de Lehigh (Pensilvania), donde siguió su labor como docente a la vez que dirigía el Centro de Humanidades y el de Iniciativas Internacionales del College of Arts and Sciences.

Al mismo tiempo, Portela ha compaginado su labor como investigadora y académica con una destacada trayectoria literaria. Como escritora, es autora de Mejor la ausencia, novela galardonada con Premio al mejor libro de ficción del Gremio de las librerías de Madrid en 2018, Los ojos cerrados, Premio Euskadi de Literatura 2022 y Maddi y las fronteras, su última novela hasta la fecha. Con toda esta trayectoria, que une el conocimiento, la cultura y la creatividad, la escritora llega a infoLibre para confesar sus “placeres culpables”. 

Antes de comenzar, Portela nos deja claro que sus placeres culpables son tan solo audiovisuales. “Es curioso, pero nunca leo un libro que no me interese realmente o que piense que su calidad no es lo suficientemente alta como para dedicarle mi tiempo”, admite la autora, que reconoce dar mayor margen a las películas y a las series para adolecer de “falta de verosimilitud, diálogos pésimos, banalidad o incluso cuestiones más relacionadas con el terreno de la ética y la política”. En este sentido, nos cuenta que “jamás permitiría” estos fallos en la literatura. 

Por todo ello, no duda en confesar como su gran placer culpable Juego de Tronos, una de las series más populares de la historia y con una legión de fans incondicionales inmensa. “Me parece una serie horrible, sexista y reaccionaria, que potencia el individualismo y la venganza como forma de justicia, y sin embargo me la he tragado entera, con diez años de retraso”, reconoce la escritora. La curiosidad por ver la serie le llegó por su gran popularidad y por la gran cantidad de debates que había suscitado hace algunos años. Por todo ello, y por ser nueva en HBO, la plataforma donde se puede ver, decidió probar a ver algún capítulo junto a su pareja.

A partir de ahí, y pese a todas las “decapitaciones, torturas y demás formas de violencia”, Portela se acabó enganchando a la serie. “La vi en un periodo de mucho trabajo y agotamiento y me relajaba la mente. Con cada capítulo, mi pareja y yo nos decíamos que vaya porquería, que no había capítulo sin tías desnudas, que algunos personajes se hacían pesadísimos, pero aun así la vimos entera”, admite. Así, Juego de Tronos se convirtió en una forma de desconexión que, pese a todos los fallos, la escritora define como una experiencia divertida: “Éramos tan conscientes de lo kitsch y de los fallos de guion de la serie que nos permitía muchas veces echarnos unas risas o especular sobre los posibles futuros de los personajes. En ese sentido, era divertido verla juntos”. 

Con cada capítulo mi pareja y yo nos decíamos que vaya porquería, que no había capítulo sin tías desnudas, que algunos personajes se hacían pesadísimos, pero aun así la vimos entera

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Por todo ello, Portela no considera Juego de Tronos una serie que se pueda encuadrar dentro de lo que muchos llaman alta cultura. Para la escritora, en esa clasificación entrarían aquellas series que “te hacen ampliar tu conocimiento y tu sensibilidad, afrontar prejuicios o ideas preconcebidas o te ayudan a imaginar de otra manera”. Por el contrario, la serie de HBO no le “ha dejado ningún poso” meses después de que la viera, por lo cual la considera tan solo “un producto de consumo muy bien diseñado, de metabolismo rápido”

La violencia ha sido siempre un tema recurrente en la obra de Portela, y por ello, la autora siempre se ha mostrado muy preocupada por este tema. En este sentido, no sorprende que una serie como Juego de Tronos, con abundantes escenas de violencia explícita, le haya resultado un “placer culpable”. Pero además de todos esos valores reaccionarios relacionados con la venganza o el individualismo, la escritora también lamenta que en la serie aparezca un modelo de mujer empoderada que, a su forma de ver es “falso y sexista” porque “reproduce los patrones de comportamiento propios del patriarcado”. En su opinión, hay algunos personajes que escapan de ese marco, como es el caso de Aira, pero reprocha a la serie que, en general, “el tratamiento de los personajes femeninos es bastante criticable”. Por todo ello, Portela no recomendaría a nadie la serie, aunque cree que a día de hoy quedarán muy pocas personas que no la hayan visto.

Por ese contenido tan reaccionario y negativo, a Portela le gusta diferenciar el placer que le dio ver Juego de Tronos del que le producen otros “placeres de verdad” como pueden ser, para ella, el chocolate o el vino: “En el caso de Juego de Tronos hay más de culpa (por la pérdida de tiempo) que de placer mientras veía la serie. Si hablamos de otros placeres, como el vino o el chocolate, que podría beber y comer de ambos hasta que me salieran por las orejas, te diría que los oculto más porque sé que hay algo reprensible en ello (en el exceso, en este caso)”, explica la autora. Esos “placeres de verdad”, en cualquier caso, no le causan culpabilidad sino, relata, una “alegría por tener el privilegio de disfrutarlos”, porque, como una vez le escuchó a Bob Pop en la radio, “si son placeres, no son culpables”.

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