Vacaciones de serie

Los maestros de la revolución sexual

Michael Sheen y Lizzy Caplan en una imagen promocional de 'Masters of Sex'.

"— Creo que utilizan este estudio para servirse de la llamada 'revolución sexual'. 

— Nosotros somos la revolución sexual".

La conversación que abre la tercera temporada de Masters of Sex (en emisión desde el pasado 12 de julio, en Showtime en Estados Unidos; en Movistar+ en España) es particularmente reveladora sobre el contenido de toda la serie. En esta escena, William Masters y Virginia Johnson se someten a las preguntas de los periodistas después de presentar el resultado de su primer estudio, Human sexual response (1966). Es Virginia la que resume el alcance de su proeza: "Nosotros somos la revolución sexual". 

Como toda aseveración categórica, la de Johnson es algo tramposa. No fueron el doctor y la psicóloga, protagonistas de la producción, los únicos artífices del avance social operado en los sesenta en el terreno de la sexualidad. El movimiento hippie, la lucha feminista, el colectivo LGTB y la píldora tendrían mucho que decir al respecto. Pero Masters y Johnson, conocidos como "la pareja que enseñó a América cómo amar", pueden también colgarse varias medallas. Suyo fue el primer estudio médico sobre el acto sexual, suyas las primeras investigaciones científicas sobre la disfunción, suyas las primeras terapias al respecto más allá de las enseñanzas de Freud. Masters of Sex, nominada a dos Globos de Oro y tres Emmy y basada en la biografía del mismo nombre de Thomas Maier, ha vuelto a dar luz a dos personajes clave de la sociedad contemporánea que el público había ignorado durante años. 

Años sesenta. La concepción y las relaciones sexuales están estrechamente unidas, las parejas no casadas tienen prohibido al acceso a anticonceptivos (los matrimonios podrían acceder legalmente a ellas solo a partir de 1965). Cuando Masters y Johnson deciden comenzar su estudio sobre la sexualidad humana, la mitad de las mujeres declaraba haber llegado virgen al matrimonio, y más del 80% consideraba inmoral tener sexo antes de la boda "incluso si pensaban casarse con él". Doce años más tarde, milagro: Human sexual response, pensado en un principio para la comunidad médica, se convierte en un best-seller y las palabras "orgasmo" o "clítoris" comienzan a aparecer en las conversaciones de los alucinados estadounidenses. 

Masters of Sex recoge el proceso desde que el doctor Masters decide comenzar un estudio médico sobre la sexualidad humana —alentado por el informe sociológico de Kinsey sobre las prácticas de sus compatriotas, y por la experiencia adquirida durante una vida dedicada a la ginecología— hasta que los resultados del mismo llegan al público a través del primer libro de la pareja. Esto último es lo que nos muestran los primeros cuatro capítulos de la tercera temporada, que ya ha dejado atrás las dificultades de la puesta en marcha de la investigación, objeto de las primeras temporadas, y, gracias a un salto temporal, se enfrenta al reto de difundir los datos recabados. 

Un estudio pionero

"Hay bibliotecas enteras sobre cómo nacen los niños, y ni un solo estudio sobre cómo se hacen los niños", dice el personaje de William Masters en los primeros capítulos de la serie. El propósito de Masters iba más allá de la audacia: pretendía paliar la profunda ignorancia sobre el sexo estudiando a parejas durante el coito de la misma forma que se estudiaría cualquier otro fenómeno físico. Al final del estudio (después de enfrentamientos con la cúpula universitaria, sus colegas médicos y los ultras conservadores), Masters y Johnson habían observado a 382 mujeres y 312 hombres, diseñado instrumentos (como un dildo con cámara llamado Ulises) y recabado datos sobre distintas prácticas. 

Descubrieron, por ejemplo, que la diferencia establecida por Freud entre el orgasmo clitorial y el vaginal simplemente no existía. Que el orgasmo tenía cuatro fases, siempre las mismas, tanto en hombres como en mujeres. Que las mujeres pueden tener varios orgasmos consecutivos, o que el deseo sexual no desaparece en la vejez. Descubrimientos radicalmente novedosos para la época y que son aún estudiados hoy en día. 

Más allá de la narración de uno de los hitos de la medicina reciente (cruzada, además, con apuntes sobre la lucha por los derechos civiles, las reivindicaciones feministas y críticas a la guerra de Vietnam), la columna vertebral de la serie es la relación entre William Masters (Charlie Sheen) y Virginia Johnson (Lizzy Caplan). De nuevo, la historia original es suficientemente novelesca.

Masters contrató a Johnson sin que esta tuviera estudios superiores, pero sus habilidades sociales y organizativas y su capacidad para ver la utilidad real del proyecto la hicieron indispensable en el mismo. Empezaron a ser amantes al poco de comenzar el estudio, pero no se casaron hasta 1971. Virginia ya se había divorciado dos veces y William se separaría de su mujer poco después del lanzamiento del libro. Su matrimonio duró hasta 1993, aunque continuaron trabajando juntos después de esa fecha. 

La serie, sin embargo, ficcionaliza gran parte de los personajes (incluso hay hijos que no existieron) y desarrolla poderosos personajes secundarios, como las prostitutas a las que recurrió Masters en una primera fase del estudio —y que luego tuvo que descartar porque, como indicó una de las participantes, sus prácticas no tenían por qué ser las habituales—.

“Todavía hay científicos a los que les cuesta reconocer que hay teorías sexistas”

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Tampoco parece que la serie vaya a reflejar la ambivalente relación de Masters (Johnson se distanciaba de sus opiniones en este tema) sobre la homosexualidad. Por una parte, su libro Homosexuality in perspective (1979) descartaba la idea de que fuera una enfermedad y daba fe de las prácticas sexuales de una minoría a la que Kinsey había comenzado a dar voz. Por otra, uno de los tratamientos de su clínica privada prometía "curar" la homosexualidad. En su biografía, Maier asegura que Virginia Johnson "sospechaba que, en el peor de los casos, los resultados del estudio [que aseguraba que los homosexuales podían dejar de serlo] podían haber sido amañados por William Masters".  

Masters murió en 2001 a los 85 años, y Johnson falleció en 2013, a los 88. Virginia fue consultada por el equipo de la serie, pero rechazó hablar con ellos, aduciendo que sus entrevistas con Maier debían ser suficientes. 

Masters of Sex se emite en Movistar +.

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