A cuestas con el balance literario del año

Las librerías, acogedores lugares de refugio

Solo puedo empezar diciendo: adiós 2025, ya es hora de que te vayas. Como no me ha dejado buen sabor de boca —¿qué año lo deja?—, empezaré por lo positivo.

La librería Alberti, capitaneada por Lola Larumbe, lleva cincuenta años abierta, un espacio que nos ha dado mucho, en presentaciones diarias, recomendaciones de libros, clubes de lectura y encuentros infantiles los sábados por la mañana. Están de enhorabuena, porque al cierre de este artículo, el gobierno, a través del Ministerio de Cultura, les ha concedido la Medalla de Oro al mérito de las Bellas Artes, un maravilloso colofón, bien merecido por cierto, al aniversario que vienen celebrando.

La editorial Huerga y Fierro cumple también cincuenta años existiendo como tal y unos pocos años menos son los de la editorial Páginas de Espuma, que lleva veinticinco años viviendo del cuento y promocionando uno de los premios más importantes del género corto, el Premio Ribera del Duero.

Y hablando de premios, el premio de la Crítica este año ha sido para Eduardo Halfon, por su libro Tarántula. El premio Cervantes ha sido para el escritor mexicano Gonzalo Celorio, mientras que el Premio Nacional de Narrativa ha sido para Paco Cerdá, por su novela Presentes, sobre el traslado de los restos de Primo de Rivera. El premio Ángel María de Lera, que otorga la Asociación Colegial de Escritores, ha sido para la revista Turia, capitaneada por Raúl Carlos Maícas. El Premio Setenil a mejor libro de cuentos publicado ha sido para Juan Montiel, por Los lunes las aguas. El premio RAE ha sido para Ramón García Mateos por el libro Cuando el mundo se llamaba Cerralbo.

¿Perciben ustedes algo? Yo sí, ninguna mujer. O escribimos tan mal que no ganamos ningún premio importante o el sesgo, como un velo transparente que tamiza la realidad literaria, sigue imponiendo su canon, sin dar importancia a la legión de escritoras y lectoras y bibliotecarias y editoras y profesoras de literatura de este país, relegándonos a un género menor. Para compensar, la Asociación de Mujeres Escritoras e Ilustradoras realizó, junto a la Asociación Colegial de Escritoras y Escritores, las primeras Jornadas estatales tituladas Mujeres y Literatura, en donde se puso de relieve la problemática literaria en la que nos encontramos. El manifiesto que salió del encuentro lo resume muy bien.

Se realizaron en mayo en la sede del Instituto Cervantes, con el patrocinio de CEDRO y del Ministerio de Cultura. También AMEIS concedió este año su máximo galardón, el AMEIS de plata, a la escritora y vicepresidenta de la RAE Carme Riera. Desde aquí vuelvo a postular que la actual vicepresidenta sea quien dirija esta institución cuando haya elecciones. Creo que va siendo hora de que, por primera vez en su historia, sea una mujer y, a lo mejor, las desavenencias entre esta institución y el Instituto Cervantes, que tan flaco favor hace a las letras, se pueda resolver.

La revista literaria Quimera, una de las más antiguas y de más solera, cambia de dirección tras doce años de trabajo incansable. El listón ha quedado muy alto y yo particularmente echaré de menos la calidez entrañable del anterior equipo.

También ha habido cambios en La estación azul, casi el único programa de radio dedicado a los libros, relegado en franja horaria como si molestara, pese a tener una trayectoria impresionante en cuanto a calidad, audiencia y aceptación. Algo inexplicable, la verdad, con lo poquito que hay en los medios de comunicación dedicado a libros.

Para no meterme en charcos y superar el pesimismo que me acorrala hablaré de los libros que me han acompañado este año, aunque no sean novedad, como La Odisea o los Episodios Nacionales, a los que vuelvo cuando veo aguas turbias en la política y me ayudan a entender cómo somos y cómo repetimos sucesos; ahora estoy con el absolutismo de Fernando VII, quizá para prepararme a lo que pueda venir.

Mis libros más subrayados este año (sí, subrayo libros) han sido El cáliz y la espada, de Riane Eisler (Capitán Swing) y Diosas y dioses de la Vieja Europa, de Marija Gimbutas (Siruela), que me han hecho aprender, lo que más me gusta; también he vuelto a Los Mitos griegos de Robert Graves (Alianza editorial) y Los Mitos hebreos de Robert Graves y Raphael Patai (Alianza editorial), así como El amanecer de todo, una nueva historia de la humanidad, de David Graeber y David Wengrow (Ariel). Todos ellos relacionados con nuestros comienzos y cómo pasamos de sociedades colaborativas, pacíficas y no patriarcales a las de ahora. En este sentido es también interesante el libro de Carmen Estrada titulado La herencia de Eva (Editorial Taurus).

Para descansar de tanto origen de la humanidad, he ido saltando a otros momentos históricos, como los que cuenta Agustín Gómez Arcos en María República, un autor que no había leído y que gracias a Cabaret Voltaire he podido encontrarme con él. Aroa Moreno Durán escribe sobre los últimos fusilamientos del franquismo en Mañana matarán a Daniel (Random House). Como el tema del exilio parece que me persigue, o más bien es una constante, me ha parecido muy interesante el Epistolario inédito entre Maria Teresa león, Rafael Alberti y Max Aub, (Editorial Renacimiento) en edición de Bárbara Greco, no sólo por el tema, que sí, que me interesa mucho, también porque es un género en extinción. ¿Quién escribe ya cartas? Estaría bien que entre unos cuantos plumillas empezáramos a enviarnos misivas por correo, con sello y todo, para mantener vivo este género.

Como sigo leyendo en los márgenes, recomiendo también, de la Editorial De Conatus, La frontera de los olvidados, de Aliyeh Ataei, autora iraní con raíces afganas, con historias que ocurren entre uno y otro lado.

El 25 de noviembre, día internacional contra la violencia de género, se presentó una antología titulada ¡Basta!, que recoge ciento un microrrelatos contra la violencia de género, tanto de hombres como de mujeres, que en esto hay que ir de la mano, publicado por la editorial JDB books.

Me gusta mucho Cristina Sánchez Andrade, que este año ha sacado libro nuevo en Anagrama, Habitada. Como siempre, para no perderla de vista. También Carme Riera cierra un círculo con la publicación en Alfaguara de su primer libro, traducido al castellano, Te dejo, amor, en prenda el mar, y uno nuevo titulado Gracias, esa palabra que, como ella misma dice, no tiene sinónimos. De Ray Bradbury tenemos una edición de lujo con sus cuentos, realizada por Paul Viejo, que nos acerca a uno de los escritores más interesantes, no solo de ciencia ficción, que puede ser considerado ya un clásico.

 Como hay que seguir hablando de Palestina, recomendaré el libro de Ilan Pappé, Breve historia del conflicto entre Israel y Palestina (capitán Swing) y el último de la periodista Teresa Aranguren: Palestina, la existencia negada, (Ediciones del Oriente y Mediterráneo). También acaba de publicarse una antología en Nowbooks titulado Un grito por la infancia de Gaza, que recoge voces, imágenes y testimonios del genocidio público al que estamos asistiendo

Por cierto, la antropóloga, ingeniera y ecofeminista Yayo Herrero acaba de publicar Metamorfosis, una revolución antropológica (Arcadia editorial). Para los seguidores de Mircea Cartarescu, acaba de salir un libro de relatos suyo, Los conocedores, algo más corto que los libros a los que nos tiene acostumbrados. También en la editorial Impedimenta.

A esta lista cada uno puede añadir el libro que más le haya gustado o apropiarse de algunos de los aquí nombrados, porque al menos, en tiempos difíciles, la Literatura a veces nos salva hasta de nosotros mismos. Si prefieren la lista de los mejores o los más vendidos, la pueden encontrar en cualquier suplemento literario que salga de aquí hasta final de año, en periódicos, en revistas o por las redes.

Por lo demás, este año que acaba no es para tirar cohetes, pero claro, según una envejece, ninguno lo es. Diciembre suele atacar con nostalgia y la tristeza me asalta en las esquinas del papel recordando a gente querida, como Pablo Guerrero, Jorge Ilegal o Robe Iniesta. También el año se llevó a ese grandísimo actor hispano argentino, Héctor Alterio, tan elegante, tan convincente, tan consecuente. ¿No podía haber arrebatado a otros? A mí me salen un montón.

Ana María Shua y su 'Cuerpo roto'

Ana María Shua y su 'Cuerpo roto'

No ha sido un buen año tampoco si nos fijamos en cómo avanza lo que parecía imposible que regurgitara de los infiernos y que tuviéramos que volver a defender lo más elemental referido a los derechos humanos. Cuando veo en los medios de comunicación al señor naranja, recuerdo la escena de Chaplin en El Gran Dictador jugando con el mundo; cuando pienso en esa pequeña franja de tierra que concentra toda la maldad sobre ella, y los palestinos haciendo de la muerte supervivencia, de la destrucción orgullo y del delirio su propia razón de existir, ante la mirada indiferente de gobiernos y países, pienso qué sentido tiene escribir sobre literatura, sobre libros que más o menos nos han interesado o han llenado las estanterías.

En fin, como César Vallejo, pido ahora perdón por la tristeza, aunque no sea domingo en las orejas de mi burro. Hasta el año que viene.

*Carmen Peire es escritora. Su último libro es 'Mapas de asfalto(Menoscuarto).

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