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Una corriente que no es corriente

Cesar Moya Villasante

Hace tiempo que circula una corriente en el mundo occidental que no tiene nada que ver con los vientos. Es algo que creó Trump, que quizá sea el nuevo Hitler por sus ideas y quizá también por cómo llevarlas a cabo, y no exagero. Porque en el mundo existen unos conjuntos humanos que son los que dirigen el futuro. Esos señores, muchas veces sin identificar, están insertos en los fondos buitre, en las grandes empresas mundiales y copan medios de comunicación o judicaturas. Y son los que, reuniéndose en despachos desconocidos, examinan el futuro y lo que hay que hacer. Pero no lo hacen con la capacidad intelectual o ética que podemos tener las personas corrientes, que sentimos en el corazón las inclemencias de los tiempos. Ellos solo son cabezas de decisiones que tratarán de llevar a cabo en función de los tiempos que se viven. Por ejemplo, hoy se está examinando la capacidad que tiene la humanidad para alimentarse y ya se ha dicho que no hay para todos. Ese comentario puede traducirse en ellos en el deseo de acabar con media humanidad. Y aunque esto parezca una bestialidad para la mayoría de los ciudadanos de a pie, para ellos es un pensamiento meramente cerebral. Obviamente, ellos nunca serán las afectados por las medidas que deseen hacer.

El problema que vivimos ahora es que introducir el neofascismo en países adelantados es complicado a través de sus sistemas políticos por el miedo de muchos a ello

En su tiempo, se fijaron estas personas en un tal Trump, que era capaz de dar la cara ante el mundo ante decisiones de este tipo. Que son, en parte, decisiones que no se podrían ejecutar dentro de una democracia. Y para ello es y será necesario un fascismo de nuevo cuño que fuera capaz de acabar con elucubraciones democráticas que, incluso y en algunos casos, se atreverían a defender a los desheredados del mundo. O sea, los ancianos, pobres, discapacitados, tanto física como mentalmente, y millones de seres olvidados de la tierra. Obviamente esto es injusto, pero para ellos es una decisión cerebral de acuerdo a la economía moderna que todo lo dirige. Obvio también que para ejercer decisiones de este tipo, que serían a través de guerras, tanto convencionales como biológicas, haría falta ir insertando en las sociedades adelantadas este nuevo fascismo que de momento evita los hornos crematorios pero que no sabemos hasta dónde podrían llegar.

Esto es algo que nadie explica de forma tan cruda como aquí lo expongo. Tampoco soy yo un político que está metido en asuntos tan escabrosos. Soy simplemente un viejo que lee, ve y observa lo que pasa y no hay que ser muy listo para saber lo que se cierne sobre este nuevo mundo. Por ejemplo, todos sabemos que hay medicinas que curan muchas cosas, pero los grandes consorcios empresariales defienden los largos tratamientos importando muy poco el ser humano ante el beneficio empresarial. Que es el único objetivo final de estos grupos trumpistas, dueños del mundo que ellos desean.

El problema que vivimos ahora es que introducir el neofascismo en países adelantados es complicado a través de sus sistemas políticos por el miedo de muchos a ello. Pero la corriente irá avanzando de alguna manera, aunque no sabemos nadie cómo puede acabar. Y en España el PP, unido a VOX, es el medio manejado para ir haciendo esa labor de “zapa” apoyada por muchos ciudadanos que no saben que ellos también serán las víctimas del nuevo orden, porque tienen un buen pasar, simplemente, y se creen que ellos les representan. Nada más falso.

Esta narración es la teoría que está ocurriendo y que no creo que esté muy lejos de la realidad. Ahora hay que saber cómo será la practica porque estas decisiones pueden provocar en otros grupos del mismo tipo, pero con ideas más humanistas, que también existen, una contra, porque ven el mundo de otra forma. Ese es el problema en un mundo globalizado en donde ya no tienen cabida métodos tan antiguos como las bombas o los hornos crematorios. Hoy la sociedad ha avanzado y tiene más inteligencia. Quizá por eso vemos que cada día se trata de anular esa inteligencia a través de sistemas actuales de RRSS, que nada provocan más que desahogo, pero sin crear corrientes de opinión, o medios de comunicación hablando de chorradas todo el día en el mundo más avanzado. No interesa gente inteligente que luche con la cabeza en contra de esas otras cabezas sin alma. Interesa más una juventud despistada con sus móviles jugando a lo que sea, que seres organizados que puedan ser un obstáculo para sus objetivos.

No quiero ser agorero ni pesimista porque aún existe gente capaz, pero los medios de comunicación tienen y tendrán una labor importantísima para ejercer otra corriente de opinión que arrastre a una juventud algo distraída en luchar por su futuro. Para eso, esos medios deben ser profesionales y no venderse a lo de que "todo el mundo tiene su precio". Ojalá se cumpla esta lucha tan necesaria en un mundo tan peligroso. Y no olvidemos a Trump, y a todos esos cuyo nombre no sabemos.

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Cesar Moya Villasante es socio de infolibre

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