Librepensadores

El debate

Mario Martín Lucas

El debate electoral, auspiciado por El País, volvió a poner en foco lo que debe ser una campaña electoral, con confrontación de las diferentes alternativas políticas sobre lo que hacer en este momento, evidentemente hubo aciertos y fallos en los candidatos que comparecieron: Albert Rivera, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en lo que supone una excepción más allá de entrevistas, como espectáculo televisivo, con Bertín Osborne, María Teresa Campos o amagos de aventuras con Jesús Calleja, pero mucho más quedó en evidencia quien no quiso estar, Mariano Rajoy, evitándose confrontar sobre lo que piensa hacer o, aún mejor, sobre lo hecho y ya sucedido.

Bienvenido sea ese aire fresco que se percibió, con tres candidatos a la Presidencia del Gobierno de España, confrontando sus alternativas, donde se pudieron interpelar unos a otros sin estar sometidos a los rígidos formatos que suelen pactarse por los respectivos asesores de unos y otros, cuyos protagonistas terminan por convertir en monólogos cada una de sus intervenciones, no fue el caso del 30-N, donde cada uno de los tres participantes pudo explicarse e interactuar, respondiéndose unos a otros y rebatiendo argumentos, sin llegar, en ningún momento, a convertirse en una jaula de grillos, ni parecer tertulianos “alineados” con el objetivo de no dejar hablar a quién representa lo contrario a su interés u opinión.

De entrada hubo una tensión especial entre el Albert Rivera y Pedro Sánchez, uno y otro fijaron su objetivo en ese campo, y Pablo Iglesias parecía divertido acudiendo a ese duelo, hasta el punto de parecer, en la parte inicial del debate, el más moderado en sus formas, permitiéndose recomendar a sus dos compañeros, templanza y moderación, auspiciada en su experiencia frente a Inda, Marhuenda o Alfonso Rojo.

Hubo equivocaciones, naturalmente, pero ninguna pasó una grave factura a los protagonistas del debate, de tal modo que cada uno de ellos puede pasar por ganador, aunque el derrotado quedó señalado desde el principio: el ausente Rajoy, quien sí protagonizó el principal error de la noche, al no acudir a confrontar, no por sus rivales en sí, ni siquiera por los organizadores, sino frente a los votantes españoles.

Horas antes de la celebración del debate se anunció por parte del actual presidente del Gobierno y candidato del PP a las elecciones generales del 20-D, un nuevo plan de ayudas a la creación de empleo fijo, así como su asistencia, este sábado, al programa de televisión La Sexta Noche, aunque en un formato más cómodo, con su única presencia y preguntas de los ciudadanos; con la idea de minimizar los efectos de su ausencia ante Rivera, Sánchez e Iglesias. La prueba del nueve que nuestra democracia hubiera merecido es su comparecencia para debatir, pero su cargada agenda, que no le impidió hacer de comentarista deportivo, no lo permitió.

RTVE relega a la madrugada del jueves el debate electoral a nueve

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Una pregunta me ronda la cabeza desde el debate: ¿Habrá presenciado el debate en directo el señor Rajoy o quizás encargó dicha tarea a su vicepresidenta, para que ésta le haga un resumen?, la respuesta nos daría una hipótesis de lo que podría suceder tras el 20-D, porque si una cosa parece evidente tras esas elecciones es que ningún partido político podrá gobernar en minoría, el PP tampoco, y la estrategia del Sr. Rajoy no parece muy bien orientada hacia la política de pactos que se presenta a pocas semanas vista y que le puede situar en la historia, ya que podría ser el primer presidente de la democracia española en no ser reelegido, todo ello en la cuarta oportunidad en la que encabeza la listas del PP, de las cuales ya salió derrotado en dos de ellas.

Pero volvamos al debate. ¡Enhorabuena a El País y a los tres participantes!, un cierto aire fresco se volvió a percibir en un debate político y es muy de agradecer. 

Mario Martín Lucas es socio de infoLibre

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