Equidistancia

Pedro Jiménez Hervás

“El rey defiende la soberanía de Kiev ante la equidistancia de Lula”, anuncia el titular de un conocido periódico acostumbrado a maltratar la realidad según su antojo. Equidistancia…

Algunos en Occidente creen tener muy claro quién es el culpable de la guerra de Ucrania. No hay vuelta de hoja. Rusia es para muchos el país invasor. El malo de esta película de terror. Ucrania, por el contrario, es una víctima. El país invadido. Parece simple. De nuevo, estamos ante el típico caso en el que el fuerte agrede al débil. El crimen consentido entre países explicado con argumentos de riña de colegio.

Pero ninguna guerra se detalla fácilmente. Sobre todo, cuando hay terceros países implicados y no pocas empresas especializadas en despellejar vidas interesadas en alimentar este conflicto. Resulta evidente que la guerra de Ucrania empezó hace tiempo, coincidiendo con los deseos expansionistas de una OTAN insaciable. Esta adhesión a la Organización Atlántica por parte de países próximos a Rusia empezó a percibirse como una amenaza allá en el Kremlin. Ante este aumento irrefrenable de tensión, jamás se impuso el diálogo. Ni el respeto a la palabra dada. Solo el egoísmo y el lenguaje de la fuerza adquirieron protagonismo. Pronto las amenazas tomaron forma y Putin quiso dejar claro quién manda en la zona. Para chulo su pirulo. Ahora el número de muertos y heridos en ambos bandos vuelve a avergonzar a la humanidad entera. Excepto a los que desean seguir enviando armas a Ucrania. ¿Alguna propuesta para la paz? Ninguna.

Si no simpatizas con el bando ucraniano, equidistante. Si deseas la paz: equidistante. Si pretendes mantenerte neutral: equidistante ¿Cuándo empezó a convertirse en insulto la palabra equidistante? Cuando no todo el mundo apoyó esta guerra maldita

Los bandos están perfectamente delimitados. Para los hinchas que justifican este conflicto como una consecuencia lógica ante una agresión, no hay otra alternativa que la lucha a muerte; la defensa heroica de su territorio. Se trata de individuos que jamás participarían en una guerra. Aunque son los primeros en jalear a los que disparan y mueren en primera línea defendiendo la bandera azul y amarilla. Para estos guerreros de boquilla no hay nada más despreciable que aquellos otros que intentan mantenerse neutrales. Por eso cuando asoma la cabeza un pacifista, le insultan y menosprecian acusándole de admirador de Putin y de falta de compromiso hacia la causa que ellos creen defender: la causa de la libertad. Ni siquiera les importa que una guerra sea cualquier cosa menos libre.  

Pero hay otro calificativo para los que no critican a Putin, ni defienden a Zelenski: equidistantes. Si no simpatizas con el bando ucraniano, equidistante. Si deseas la paz: equidistante. Si pretendes mantenerte neutral: equidistante ¿Cuándo empezó a convertirse en insulto la palabra equidistante? Cuando no todo el mundo apoyó esta guerra maldita. Eso es lo que los beligerantes no soportan. Que todavía haya personas que desprecian participar de un negocio inmundo, de un horror inmenso, de una colosal mentira.

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Pedro Jiménez Hervás es socio de infoLibre.

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