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Errores, opacidad, complicidad

José Enrique Centén Martín

Todos somos políticos como miembros de la sociedad y de los asuntos del ciudadano, pero más aún es el representante de una localidad pequeña, este es muy diferente al político de grandes poblaciones o de la nación, donde el político tiene una función más global, y para la mayoría de los ciudadanos pasa desapercibida su forma de actuar, y donde algunos representantes políticos actúan como si fuese su oficio o carrera con una finalidad concreta e incomprensible, a veces por encima de la racionalidad, pudiendo caer en la corrupción.

Pero la actuación del regidor y los concejales de una población menor, como en el caso de Lozoyuela-Las Navas-Sieteiglesias (Madrid), es como poco extraño, no se llega a comprender su actitud ante la exposición de las alegaciones presentadas al presupuesto del 2015 por seis vecinos, incluso un error de suma admitido por el primer edil en pleno, que está grabado, por eso es extraño que los concejales actuaran contrario a razón al aceptar el error como dogma y las Alegaciones no consideradas, este efecto de cierre de filas no es propio en un Ayuntamiento menor, es una muestra de irracionalidad muy cercana a la sumisión, nada propia en estos tiempos, están jugando con los intereses de los vecinos, el error de una suma, puesta negro sobre blanco en el acta del pleno 13-12-2014 es aceptado y no corregido, esto es cuando menos incomprensible.

También cuando se pregunta por los 260.000 euros para el punto limpio, la contestación del primer edil fue que está parado por la Comunidad de Madrid, si está parado ¿por qué se incluyó?

Se pregunta por las calles a arreglar cuando se destina una cantidad nada despreciable, al menos se debe saber algunas de ellas, puede que algo sea para desperfectos, pero no toda la cantidad. O por los 100.000 euros para un campo de fútbol, sin ubicación, ni proyecto.

Se pregunta por la propuesta del 13 de agosto del 2014, aprobada en pleno para “mejora de techumbre y textura de las fachadas” del tanatorio, construcción que gestiona la Comunidad de Madrid, mejoras por importe de 198.160,05€, llama la atención que suponga un 66,5% del presupuesto inicial de 298.000€ gestionado por la Comunidad, parece ser o da a entender que el arquitecto no ha realizado bien el proyecto inicial para modificar después la cubierta y la textura de las fachadas; la cubierta se ha realizado con paneles sándwich (a priori más barato que un tejado convencional), y la textura de las fachadas ¿será de terciopelo o de seda?, la modificación del presupuesto inicial en una obra gestionada y financiada por la CAM es una injerencia hacia un organismo superior, llama la atención sobre todo por el importe de las supuestas mejoras puntuales, estas superan a la suma total del resto de la obra como: excavación, cimentación, levantamiento de paredes y muros, rozas, carpintería, cerrajería, acristalamiento, pintura, solado, alicatado, electricidad, fontanería, sanitarios, mobiliario…

Todos estos hechos mueve a los vecinos a comentarios e interpretaciones innecesarias, pero imaginemos que tengan razón y sea un nuevo caso como calatravalaclava, ¿quiénes serán los culpables y cómplices?, la duda no se cierne sobre uno, sino sobre todos, pues “nadie puede servir a dos señores”, ver Mateo 6:24; estos son: error y opacidad / razón y transparencia.

Los representantes de los ciudadanos no están para aceptar errores o consignas de partido como si fuesen dogmas, fueron elegidos para defender los intereses de sus vecinos y para comprender que “todo lo real es racional y todo lo racional es real”, Hegel (1770-1831).

José Enrique Centén Martín es socio de infoLibre

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