Haití y una misión civilizadora

Fernando Granda

Las investigaciones suelen tener interés según el origen de las mismas, sus protagonistas, sus beneficiarios, sus perjudicados. El Gobierno de Boris Johnson en el Reino Unido extraditará a Julian Assange a Estados Unidos. Continúa la prolongada polémica por sacar a la luz unos secretos sobre la política estadounidense. No entro ahora en ese debate tras muchos años de controversia. Si señalo, en cambio, el silencio internacional sobre un informe elaborado y publicado por The New York Times sobre la intervención de instituciones americanas en Haití en el último siglo.

Cumplido poco más de un año del asesinato del presidente Jovenel Moïse el rotativo neoyorquino publicaba un informe demoledor democráticamente sobre el largo siglo desde 1914 hasta nuestros días. “Invadan Haití, exigió Wall Street, y esto hizo Estados Unidos”, titulaba el diario. El relato se iniciaba así: “Ocho infantes de la Marina estadounidense ingresaron a la sede del banco nacional de Haití y salieron con 500.000 dólares en oro, empacados en cajas de madera… En pocos días, el oro estaba en la caja fuerte de un banco de Wall Street”.

A continuación venían frases como: “Estados Unidos declaró que la invasión de Haití era necesaria… el país era tan pobre e inestable que, si Estados Unidos no se hacía cargo, lo haría otra potencia... una misión civilizadora para acabar con la 'anarquía, el salvajismo y la opresión'”, “la raza africana carece de toda capacidad de organización política”. Tras una larga y trabajada investigación, el duro reportaje detalla la penosa historia del último siglo del considerado país más pobre de América, sus continuas desgracias naturales y económicas. Hambre, caos y destrucción vio el chef José Andrés cuando acudió al país tras el terremoto de enero de 2010. La terrible realidad desoladora provocó una corriente de solidaridad global y las ayudas llegaban de todo el planeta. Pero pasado un tiempo, años, las informaciones procedentes de la isla La Española, señalaban que Haití continuaba siendo un caos, político, económico, social y ambiental y se dijo que era una sociedad irrecuperable.

“Estados Unidos declaró que la invasión de Haití era necesaria… el país era tan pobre e inestable que, si Estados Unidos no se hacía cargo, lo haría otra potencia... una misión civilizadora para acabar con la 'anarquía, el salvajismo y la opresión'”

Según The New York Times, “las fuerzas estadounidenses… lo gobernaron con fuerza bruta durante 19 años”. Un año después del mencionado robo de los ocho marines soldados estadounidenses disolvieron a la fuerza el Parlamento de Haití, mataron a miles de personas y el gobierno de Washington controló las finanzas haitianas durante más de 30 años, enviando una gran parte de sus ganancias a banqueros de Nueva York, dejando un país “tan pobre que los agricultores que ayudaron a generar los beneficios a menudo vivían con una dieta 'cercana al nivel de inación'”, apunta el diario que así lo señalaron funcionario de las Naciones Unidas en 1949, poco tiempo después de que Estados Unidos “soltaran las riendas”. “Yo ayudé a que Haití y Cuba fueran un lugar decente para que los chicos del National City Bank recolectaran ganancias”, recuerda el rotativo que escribió en 1935 el mayor general Smedley Butler, líder de la fuerza estadounidense en Haití, que se auto describía como “extorsionista para el capitalismo”.

El exhaustivo informe habla de los enormes beneficios de los banqueros (superiores a los presupuestos del país), relata cómo se aplastó a la disidencia —“dispararon contra manifestantes civiles”—, con ejecuciones extrajudiciales e implantación de la ley marcial. The New York Times recuerda que Washington apoyó a los consecutivos gobiernos, incluyendo a los dictadores Duvalier, padre e hijo. El asesinado hace trece meses, Jovenel Moïse, recibió respaldo público de dos presidentes estadounidenses pese a las pruebas de abusos de su gobierno. Terremotos, huracanes, dictaduras, corrupción endémica… Pero la investigación apenas ha tenido reflejo internacional.

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Fernando Granda es socio de infoLibre.

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