Jueces sin dignidad

José Amella

Los medios establecen los conflictos del CGPJ y del Tribunal Constitucional como una pugna entre jueces conservadores y progresistas y de este modo enmascaran el conflicto como una disputa de interpretaciones jurídicas cuando no hay nada que interpretar. Se trata de aplicar la ley o no, no de interpretación.

Los jueces con el mandato caducado según la ley no pueden actuar como si tal hecho legal no se hubiera producido. No hay nada que interpretar. Su obcecación no se debe a que formen parte del llamado sector conservador sino a que son jueces parciales y por lo tanto no están capacitados para ejercer como jueces. Lo contrario sería dar por sentado que el carácter conservador de un juez determina que su ideario político le inhabilita para ejercer su función de juzgar. Es inevitable que cuando se trata de interpretar una ley el ideario de los jueces afecta a sus resoluciones, del mismo modo que los del sector llamado progresista. Nada que objetar, pero esas interpretaciones no pueden contradecir al contenido de la ley. Y toda la polémica desatada en estos momentos no se deriva de interpretación de texto legal alguno, sino de un uso y abuso de una situación de hecho que contradice la ley que rige el funcionamiento del Tribunal Constitucional y del CGPJ.

El conflicto judicial actual solamente tiene resolución en el campo de la ética. Solamente apelando a la ética cabe una solución a este conflicto de intereses sociales y económicos que unos indignos jueces defienden por encima del cumplimiento de la ley

Es así de sencillo. No se les debe criticar que formen parte del sector conservador, no es ninguna tacha ni impedimento alguno para ejercer su función, sino que son jueces que incumplen la ley y en esa misma medida no se merecen el tratamiento de jueces; es decir, son indignos de tal función, y se refuerza tal indignidad por el hecho de que semejante comportamiento no se deriva de su ideario o bisoñez como juristas, sino debido a su consciente parcialidad en el ejercicio de sus funciones.

Ni esos indignos jueces pueden escudarse en su ideario para vulnerar las leyes ni los medios conformarse con denominarlos conservadores cuando lo que son es meridianamente evidente, son indignos jueces.

El conflicto judicial actual solamente tiene resolución en el campo de la ética. Solamente apelando a la ética cabe una solución a este conflicto de intereses sociales y económicos que unos indignos jueces defienden por encima del cumplimiento de la ley.

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José Amella es socio de infoLibre

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