La ciudadanía espera participación real, no solo anuncios. El Proyecto País y las comunidades siguen paralizados mientras se proclama una nueva hipótesis política.
Tras la reunión del Grupo Coordinador de Movimiento Sumar del pasado 12 de julio, los titulares se multiplican: “Sumar quiere liderar la reconexión con la ciudadanía progresista”, “ventana de esperanza para el Gobierno de coalición”, “hay que recoser la confianza ciudadana”.
El problema no es el mensaje, sino la brecha con la práctica. La ciudadanía no necesita que se le diga que hay que reconectar, necesita que se le abra la puerta de verdad. Y para eso, no basta con buenas palabras ni con reproducir la lógica institucional desde la oposición. Es necesario activar, sin más aplazamientos, las herramientas participativas que ya están recogidas en los propios documentos organizativos de Sumar: el Proyecto País, las comunidades temáticas, las asambleas abiertas locales.
La ciudadanía no necesita que se le diga que hay que reconectar, necesita que se le abra la puerta de verdad
Desde la base, desde quienes hemos participado en las asambleas territoriales y en la redacción de propuestas para documentos clave, vemos con preocupación que sigue sin haber cauces reales para esa “reconexión” prometida. En ciudades como Elche, por ejemplo, ni siquiera se ha convocado una asamblea constituyente. Mientras tanto, el grupo de vivienda vinculado al Proyecto País permanece inactivo pese a la urgencia social del tema.
La vivienda, de hecho, ha sido citada como prioridad por portavoces de Sumar, pero aún no hay canal directo ni grupo operativo que permita convertir esa prioridad en política. Y lo mismo ocurre con otras temáticas claves donde hay activistas y profesionales preparados para aportar desde el primer día.
La crisis del caso Cerdán ha reabierto el debate sobre la regeneración democrática. El CIS señala una caída del PSOE y un leve repunte de Sumar. Pero ese repunte no se consolidará si no se demuestra, con hechos, que hay una diferencia real: que aquí sí se cuenta con las personas, que aquí la participación no es una palabra vacía.
El Proyecto País no debe quedar como un marco inspirador. Debe ser una estructura viva, donde ciudadanía, técnicos, movimientos sociales y cargos públicos puedan construir propuestas y controlarlas. Eso exige dotación, autonomía, y voluntad política.
En resumen: no basta con declarar que queremos reconectar. Hay que actuar en consecuencia. Las bases siguen esperando. Y la oportunidad de hacer algo distinto está aún abierta, pero no lo estará para siempre.
Este artículo recoge reflexiones compartidas por personas activas en Sumar, con experiencia en vivienda y participación social, que han estado presentes en las asambleas de València, Elche, Alicante y Madrid. No se trata de confrontar, sino de exigir coherencia con los valores fundacionales del movimiento.
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José Joaquín Belda es socio de infoLibre.
La ciudadanía espera participación real, no solo anuncios. El Proyecto País y las comunidades siguen paralizados mientras se proclama una nueva hipótesis política.