De Vietnam a Gaza, corto trayecto

Fernando Granda

Medio siglo es, relativamente, históricamente, un corto trayecto, un breve espacio temporal. Las manifestaciones en contra de la guerra de Vietnam fueron, en su mayoría, reprimidas y los sufrimientos de los supervivientes han lastrado la existencia de muchos jóvenes enviados al combate en una selva con la que no tenían la mínima relación. Hoy, tras unos cincuenta años, las manifestaciones contra la destrucción de Gaza han sido algo más toleradas pero también reprimidas (por ejemplo, en la neoyorquina Columbia o la angelina UCLA). La Universidad de Columbia argumenta, como en los años 70’s, que es recinto de educación no de manifestación y muchos de los que se manifiestan no son universitarios. Claro que ahora hay una diferencia, unos son partidarios de la represión a los palestinos y otros partidarios de la actuación destructiva de los israelíes. La contundencia policial en el recinto universitario neoyorkino fue rotunda contra la protesta pacífica de una invasión. La represión de la protesta fue mucho más suave para los partidarios de la actuación del ejército de Netanyahu. Unos atrincherados en los edificios escolares, otros atacando, y asaltando, con palos y piedras.

La repercusión de lo que sucede en la Franja de Gaza en año electoral norteamericano resalta si las protestas se centran en los recintos universitarios de un lado a otro de Estados Unidos. No han sido muy grandes y persistentes las protestas europeas en relación con la invasión de Gaza, con el Gobierno comunitario dividido sobre la situación, pero sí han sido más tempranas. Claro que en Europa no se han reprimido como en los centros universitarios norteamericanos. Al menos así lo han reflejado los medios de comunicación, sobre todo los audiovisuales.

La contundencia policial en el recinto universitario neoyorkino fue rotunda contra la protesta pacífica de una invasión. La represión de la protesta fue mucho más suave para los partidarios de la actuación del ejército de Netanyahu

Aunque las diferencias son notables, en Vietnam participaron los ejércitos estadounidenses durante casi veinte años, con unas bajas numerosísimas (58.159 muertos y unos 1.700 desaparecidos), pero en el conflicto murieron entre uno y tres millones de nativos vietnamitas; en este conflicto no lo hacen militarmente estadounidense pero aportan la mayoría del material bélico represor y son escasos los fallecidos de nacionalidad americana. En Vietnam fue una lucha contra guerrillas y un ejército; en Gaza se bombardea sobre población mayoritaria civil y sin discriminación “técnica militar” porque “oficialmente” el enemigo se escuda en la población general. En territorio palestino ya han muerto más de 35.000 pesonas, la inmensa mayoría mujeres y niños desprovistos de armamento. Los terroristas mataron a millar y medio de israelíes en una acción condenada por la gran mayoría de los países civilizados. Y solamente han transcurrido seis meses.

Si hace medio siglo la razón del ejército norteamericano era la derrota del comunismo y su expansión por el sureste de Asia, a muchos miles de kilómetros de territorio estadounidense, ahora se trata “oficialmente” de la represión masiva e indiscriminada de terroristas “antisemitas” escondidos entre la población civil -tanto israelíes como gazatíes son de origen semita-. No se menciona que unos llevan siete décadas reprimidos por un pueblo impuesto, sufren en su espacio vital que es ocupado y atacado por colonos llegados de dispares y lejanas partes del mundo con un argumento religioso que ni la Organización de Naciones Unidas ni su proclamación de Derechos Humanos ven admisible. Tampoco se explica que el jefe del Gobierno israelí se escapa, estando a la cabeza del conflicto bélico, de los tribunales que le investigan por corrupción y podría ser condenado a largos años de prisión. Por eso no hace caso a la débil presión internacional pues el día que pierda la jefatura del ejecutivo perderá la inmunidad y podría pasarse largo tiempo encarcelado.

Hoy ya no existe el movimiento “beat”, movilizador antivietnam y antidiscriminación racial, que inició las protestas de los 70’s. El temor a ser comparado con la infamia de los asesinos nazis por una parte y el poder económico del influyente lobby judío norteamericano, por otra, son los causantes de esa destrucción masiva de un pueblo y de la atrocidad de un genocidio fuera de toda comprensión ética.

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Fernando Granda es socio de infoLibre.

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