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"Avanzamos a hombros de gigantas": Marisa Paredes, Rosa Montero y Rosa León llevan el 8M al Cervantes

Legado de Marisa Paredes, Rosa Montero y Rosa León

"A lo largo de la historia las mujeres han estado privadas de lo más esencial, como poseer bienes materiales, trabajar o la posibilidad de educarse. Hasta 1911 no pudimos entrar en las universidades en España. Además, han estado privadas de modelos, y eso se les ha robado. A pesar de tener tantísimas cortapisas en su vida, en toda la Historia y absolutamente en todos los sectores de la vida, del arte a la política o la ciencia, ha habido siempre mujeres que han destacado, pero después la historia patriarcal las ha borrado. Una de las peores circunstancias que ha tenido que vivir la mujer a lo largo del tiempo es que ha tenido que empezar siempre desde cero porque sus modelos no existían. Tener un modelo es esencial, y a muchas mujeres se les ha arruinado la vida porque creyeron que no tenían modelos".

Este ha sido el alegato principal de la escritora Rosa Montero en el acto conjunto con Marisa Paredes y Rosa Montero en el que este viernes las tres han entregado su legado a la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, coincidiendo con la celebración del 8M, el Día Internacional de la Mujer. Una reivindicación, a su vez, del papel y el lugar de ella, de la mujer, en el epicentro de la creación, la vida democrática y nuestra memoria colectiva, a pesar de haber sido insistentemente borradas a lo largo de los siglos. "Pero es mentira. Ha habido mujeres desde siempre en todos los ámbitos. Ese espanto de tener que empezar cada vez desde cero es como arrastrar una piedra enorme hacia la cima de una montaña. Teníamos que tener modelos y, por fortuna, mi generación sí los ha tenido. No eran muchos, pero esenciales y eso te cambia la vida. Por eso quiero honrar a las pioneras, a todas las mujeres que vinieron antes y nos abrieron caminos. Isaac Newton decía que avanzamos a hombros de gigantes y yo hoy, 8M, quiero añadir con muchísimo orgullo 'y de gigantas'", ha remarcado Montero.

Las tres protagonistas de la mañana han dejado en la Caja de las Letras objetos de lo más variopintos, todos ellos cargados de incalculable valor personal. Rosa León, por ejemplo, libros de Blas de Otero, Emilio Prados y Bertolt Brecht, así como una copia del disco que grabó con Rafael Alberti, Paloma desesperada (1989). "He optado por irme al principio y me puse a mirar la letra de mi primera canción, escrita a los 13 años, que era infame, aunque la música estaba mal", ha recordado divertida, añadiendo: "Así que con 15 o 16 años empecé a poner música a poemas de otros. El primero fue Campo de amor, de Blas de Otero. En esa época también descubrí a Emilio Prados y grabé La voz inmóvil. El tercero al que puse música fue Bertolt Brecht, aunque no sé por qué nunca lo grabé. Luego puse música a muchísimas poetas y adoro la poesía hecha por mujeres, pero con 15 o 16 años lo que tenía a mano era eso".

"Fue un privilegio compartir tardes y tardes con Alberti", ha continuado, rememorando el año que pasó yendo a la casa del poeta en el Paseo de la Castellana de Madrid. La guinda a su legado la han puesto unas viejas gafas con las que aparece fotografiada en la portada de su primer disco, De alguna manera (1973), y que le han servido para ejemplificar los avances en materia de igualdad que hemos experimentado como país en los últimos cincuenta años. "Me decían en la compañía 'te las pones porque quieres parecer inteligente', a lo que yo respondía 'soy miope, no veo'. Volvemos al Dia de la mujer y al patriarcado. ¿Qué España teníamos en blanco y negro para que de repente una mujer joven que quiere empezar a grabar con 21 años consideran que no puede tener gafas para cantar?", ha planteado.

Portando una vieja chapa a favor de la amnistía de 1976 -"para demostrar que ha habido más amnistías en este país"- y otra más reciente contra la tala de árboles en Madrid, Marisa Paredes -"me van a llamar Marisa la chapas", ha bromeado- ha entregado a la Caja de las Letras las películas de Pedro Almodóvar La flor de mi secreto -con el programa y la invitación a la fiesta de presentación incluidas- y Tacones lejanos. También una copia de la adaptación cinematográfica de El coronel no tiene quien le escriba, novela de Gabriel García Márquez convertida en película por Arturo Ripstein en 1999, acompañada con fotografías del rodaje y del estreno en el Festival de Cannes.

En el legado de la actriz destaca también un programa elaborado por el Centro Dramático Nacional para la representación a finales de los años ochenta, con dirección de Lluís Pascual, en el Teatro Odeón de París de Comedia sin título, de Federico García Lorca. De nuevo algunas fotografías de aquellos días han terminado a buen recaudo en la caja de caudales más preciada del Instituto Cervantes, donde también ha dejado Paredes cuadernos con anotaciones personales, una foto de la primera exposición que hizo Chema Prado hace algo más de dos décadas, una mascarilla contra el covid del Festival de Cannes e incluso utensilios varios de maquillaje, algo indispensable para una actriz.

Ha querido Paredes recordar en este 8M y en este acto el papel fundamental de su madre en su vida, pues fue la persona que le "permitió ser actriz" ante la negativa frontal de su padre. "No pude ser que llegue una chavala de 16 años a casa a la una de la mañana", decía su progenitor, a lo cual su madre le respondió que no se preocupara porque ella misma iba a ir a buscarla al teatro para llevarla a casa tras la función. "Que hoy sea el 8M es también algo muy especial", ha destacado, aprovechando para reivindicar el poder de la cultura como lo que queda de nuestro paso por este mundo: "La hermosura de esta profesión, del arte, de la cultura, es que te lleva a tantos sitios a los que no pensabas ir y conoces a tanta gente que no pensabas conocer. Eso te enriquece tanto... El Guernica, El Quijote, Lorca... eso queda y eso no hay quien lo destruya. Eso es lo que queda como parte enorme de la historia de las gentes, los países y los mundos". 

Tras reconocer que es "bastante fetichista" y tiene "la casa llena de cosas" porque para ella los objetos se "quedan impregnados de una realidad, una memoria, un tiempo y una emoción", Rosa Montero ha terminado escogiendo para dejar en el Cervantes varias piezas a las que tiene "mucho cariño". Entre ellas, la primera pluma estilográfica que se compró hace más de cuarenta años, junto a una prueba de portada de Historia del rey transparente (2005), un cuaderno de pruebas de La ridícula idea de no volver a verte (2013), otro cuaderno especial de El peligro de estar cuerda (2022) o un abanico promocional de La loca de la casa (2003). 

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Ha depositado también la autora una muñeca de ganchillo que le regalaron en México y que representa a Bruna Husky, el personaje con el que más se identifica, y con el que a su vez pretende "honrar a los lectores y a su enorme generosidad, porque el arte es comunicación, y sin que estén al otro lado no existiría". También hay en su legado una salamandra metálica -"tengo como 300 en casa y un tatuaje en el brazo", ha explicado, mostrándolo- y, por último, dos reconocimientos a dos de esos modelos y referentes a los que aludió en su intervención: una edición de Espejo roto, de Merce Rodoreda, traducida al castellano por Pere Gimferrer, y una carta de Úrsula K. Le Guin, "grandísima escritora norteamericana" a la que reconoce como "maestra" y con quien tuvo el "privilegio de tratar y ser amigas".

La fiesta del Cervantes en el 8M, que celebra los derechos conquistados por las mujeres en todos los ámbitos, la clausuraron el director de la institución, Luis García Montero, y la presidenta del Consejo de Estado, Carmen Calvo. También asistió la presidenta del Congreso, Francina Armengol. García Montero, que quiso ceder el protagonismo a las mujeres en este día y participar en esta celebración en la última parte del acto, ha apuntado que las tres legatarias "han sido decisivas en la formación de la cultura española, de la educación sentimental y de la democracia de España". Además, tras destacar la paridad actual que existe en las actividades realizadas por el Cervantes en todo el mundo, ha afirmado que "la lucha feminista ha sido fundamental para el desarrollo y la conquista de la democracia que se disfruta hoy en España".

Por último, Carmen Calvo ha cerrado el homenaje destacando que se sentía "deudora de las mujeres a las que antes les costó mucho tomar la palabra pública" y ha defendido que "el feminismo es la democracia del siglo XXI". "Estamos hartas y cansadas de que se nos niegue la propia historia, no solo con la intención de retardar todos los cambios que exigimos, sino con la injusticia que supone negar que hemos estado. Y hemos estado en todos los sitios, pero no se ha querido contar porque esa es una manera de debilitarnos, de dejarnos sin tierra firme y convertirnos en pioneras constantes. Por eso, queremos saber quienes eran las pioneras y tener su fuerza, porque les queremos decir a las más jóvenes que tienen que tirar del eslabón que les corresponde", ha argumentado, para rematar con una reivindicación de la importancia de la cultura en este proceso y en todas nuestras vidas: "En estos cajetines de la Caja de las Letras antes había dinero y joyas, ahora hay objetos de valor".

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