Edurne Portela: "La violencia machista tiene la misma lógica que la violencia política"

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Edurne Portela (Santurtzi, 1974) ha escrito la novela que venía llamándola toda la vida. No es casualidad que su debut, Mejor la ausencia (Galaxia Gutenberg), haya seguido a su ensayo El eco de los disparos (de la misma editorial). Entonces aplicaba su estudio sobre el relato de las violencias, que había desarrollado en su investigación como docente en Estados Unidos a la dictadura Argentina, al conflicto vasco. El que estaba en las calles en las que creció. La ficción le permite, dice, "entrar en las zonas íntimas de la vivencia de la violencia". Y mirarlo todo desde los ojos de una niña con la que comparte, por lo menos, generación. 

En Mejor la ausencia hay una revelación: por mucho que se corra, el pasado y la memoria nunca pueden evitarse del todo. En el ensayo contaba por qué había decidido ocuparse del conflicto en Euskadi después de años tratando el dolor de otros. Fue a raíz de la lectura del libro de Paddy Woodworth sobre los GAL. En él, el periodista irlandés hablaba, entre otros, de Santiago Brouard, dirigente de Herri Batasuna y asesinado por el terrorismo de Estado en 1984. Portela tenía diez años y el nombre que pronunciaron en los informativos era, ante todo, el de su pediatra. La escritora recordó la escena, enterrada, la cara de dolor de su madre. Un dolor tangible. Woodworth —nótese la ironía: él era un irlandés que escribía sobre el País Vasco— le dijo: "Estás hablando de Argentina porque no quieres enfrentarte a tu propia historia". Pues aquí está. 

 

Pero no es la violencia de ETA, ni de los GAL, la primera que atraviesa el libro. La primera violencia que aprende Amaia, la protagonista y narradora que el lector verá crecer, es la del padre. "De manera inconsciente, esa violencia le acompaña durante toda la vida", cuenta Portela. A ella, a sus tres hermanos y a su madre, que dan distintas respuestas a la misma pregunta: ¿cómo huir, cómo sobrevivir? "No es la única violencia machista", puntualiza la autora, "porque lo que se encuentra fuera de adolescente también lo es. Eso me salió de forma natural, porque las mujeres de mi edad tuvimos una adolescencia en la que cierto abuso era aceptado, y se asumían como normales actitudes que ahora condenaríamos". Se lo piensa unos segundos: "O no". 

Las agresiones por un motivo u otro se trenzan en un ambiente asfixiante. ¿Dónde acaba una y dónde empieza otra? ¿Y cómo decide que el conflicto vasco va a entrar en escena? "No había un proyecto político detrás. Lo que pasa es que si pones a una familia en el entorno de la margen izquierda [del Nervión] en los ochenta y noventa, pues ahí su presencia es fundamental", cuenta. Y también que "hay un personaje principal que se mueve por las zonas más sucias que pudo generar este conflicto". Es el padre y el marido, Amadeo. Pero Amadeo también es "un txakurra", un policía, "un facha"... Y algo más oscuro que todo eso. 

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Pese a que la relación familiar tiene un peso importantísimo en la novela, esta es a menudo presentada como un libro "sobre ETA". Portela lo entiende, "porque a partir de Patria parece que es un tema que está muy vivo en el debate literario y que llama la atención". Pero no deja de lanzar algún reproche: "Lo que me da pena es que algún crítico solo ha querido ver que se denuncia ETA, olvidándose de los GAL y de la brutalidad policial que aparece. Y, por supuesto, de la violencia de género". Tampoco está de acuerdo con cierta lectura que se ha hecho de la novela de Fernando Aramburu, "una obra realista exhaustiva que parte de una tesis sirve para eso, para crear un panorama exhaustivo". "Lo que pasa es que no se puede pensar que eso es eficaz y que se ha dicho todo sobre el tema. Y luego está el peligro que tiene la crítica de aceptar ese recuento de la realidad como el único válido", afea.  

¿Hay una relación entre la violencia terrorista, la de Estado y la machista? Portela apenas medita su respuesta, la trae pensada: "La violencia machista tiene la misma lógica que la violencia política. Al fin y al cabo, los ejecutores responden a un comportamiento patriarcal, opresor que se ve en lo público pero también en lo privado". Y nombra las cargas de Barcelona, ocurridas el día anterior a la entrevista. "Se ve en el 'Tú te lo has buscado', por ejemplo, que se le dice a las mujeres maltratadas pero también a los manifestantes". 

 

Edurne Portela (Santurtzi, 1974) ha escrito la novela que venía llamándola toda la vida. No es casualidad que su debut, Mejor la ausencia (Galaxia Gutenberg), haya seguido a su ensayo El eco de los disparos (de la misma editorial). Entonces aplicaba su estudio sobre el relato de las violencias, que había desarrollado en su investigación como docente en Estados Unidos a la dictadura Argentina, al conflicto vasco. El que estaba en las calles en las que creció. La ficción le permite, dice, "entrar en las zonas íntimas de la vivencia de la violencia". Y mirarlo todo desde los ojos de una niña con la que comparte, por lo menos, generación. 

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