Eva Orúe: "La Feria del Libro es de los pocos sitios donde aún puedes encontrarte con quien no piensa como tú"

Eva Orúe (Zaragoza, 1962) dirige la Feria del Libro de Madrid desde el 1 de enero de 2022. Afronta, por tanto, su cuarta edición a los mandos de unos de los eventos culturales más importantes del calendario nacional, que el pasado año recibió a 1,1 millones de visitantes y facturó más de 11 millones de euros. Este año, a partir del 30 de mayo, el Parque del Retiro emparenta de alguna manera con Central Park al tener la feria como hilo conductor a Nueva York, concretamente a esa numerosa parte de la 'gran manzana' que habla y escribe en español. "La nómina de autores de la comunidad iberoamericana que está y escribe en Nueva York es brutal", apunta a infoLibre mientras cuenta los días para que llegue la apertura, y lanza todavía otra idea para la reflexión: "El español es nuestro petróleo, el problema es que no sabemos refinarlo".

¿Cuáles son las perspectivas de la inminente 84 edición de la Feria del Libro?

La feria tiene buena pinta, la afrontamos con la convicción de saber que estamos llevando a cabo los cambios que teníamos que hacer. Algunos no son visibles porque afectan al funcionamiento interno, pero en ello la feria se parecerá muy poco a la que conocí cuando llegué en enero de 2022. En lo externo, además de la programación, que es lo que la hace cada año diferente, lo más llamativo a nivel de estructuras es que nuestras oficinas van a tener dos plantas y que la feria va a ser 100% renovable en el suministro eléctrico. Repsol nos va a dar biodiesel, energía limpia y 176 placas solares que van a hacer que por primera vez la feria en buena medida se alimente del sol.

Eres la primera directora de la feria en más de ochenta ediciones. ¿Cuál es la principal enseñanza que has sacado hasta ahora desde esa perspectiva?

Que hay que hacer un esfuerzo. Este año seguro que menos, pero el año pasado, que la feria estaba dedicada al deporte, cuando pensábamos en mesas lo primero que se nos ocurrían eran nombres de hombres. Eso requiere, en ocasiones, sentarse, pararse y pensar, porque seguro que hay mujeres a las que se puede invitar y cuyo nivel de conocimiento va a ser igual o superior al de esos nombres que en primera instancia se nos vinieron a la cabeza. La feria, en su trabajo de programación cultural, básicamente te enseña que, aunque no siempre es posible, sí que hay que hacer el esfuerzo de incluir a aquellos que no son tu primera opción. Hablamos de mujeres, de gente nacida fuera, o de otras perspectivas. Hablamos de que a veces nos acomodamos y cuando pensamos en un tema o en una propuesta hay nombres que te vienen a la cabeza con mucha facilidad. La enseñanza es que nunca hay que quedarse ahí.

Participaste hace unos días en el I Encuentro de Mujeres y Literatura. ¿La presencia de mujeres y hombres en la feria es igualitaria?

En firmas el año pasado había unas poquitas menos que hombres, pero estaba muy equilibrado, había como 2.400 y pico hombres y 2.400 y pico mujeres, si bien ahí nosotros no intervenimos. En las visitas, la encuesta que hicimos el año pasado también daba un poquito más de hombres que de mujeres. Nuestro esfuerzo tiene que estar en las mesas que organizamos, que no son todas tampoco, y ahí sí que lo hacemos, siempre buscamos que haya una diversidad. Este año, con el Nueva York que se escribe en español como protagonista de la feria, el equilibrio que hemos buscado es por otros lados y va a haber muchísimos autores de Iberoamérica. Hemos proclamado nuestra voluntad de que los iberoamericanos que normalmente nos visitan en la feria, tengan una presencia destacada también en la programación, que es lo normal.

¿Quiénes son esos autores?

Hay una buena nómina de autores iberoamericanos en esa parte del Nueva York que habla español. Viene Gabriela Cabezón Cámara, María Negroni, Gabriela Wiener, Lina Meruane... solamente me salen mujeres (risas). En el Nueva York que se escribe en inglés, con autores que nacieron o residen allí, tenemos a Vivian Gornick, Rebeca Solnit, Junot Díaz, Lucy Sante...

¿Por qué los homenajes este año a Mario Vargas Llosa, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute y Federico García Lorca?

Esto era fácil de prever. Tenemos el homenaje a Vargas Llosa, recientemente fallecido, y efectivamente recordaremos a Martín Gaite y Matute, que este año habrían cumplido cien años. Haremos varios recordatorios de Poeta en Nueva York, de Lorca, entre ellos uno en el que Alberto San Juan hará una conferencia. También se cumplen cincuenta años de Mortal y rosa, de Francisco Umbral, y lo recordaremos con su viuda, España Suárez. Habrá, asimismo, un homenaje a Paul Auster junto al Festival de Málaga, más centrado en su mirada cinematográfica sobre la ciudad de Nueva York.

Lorca siempre está presente en la feria, pero es nombrarle y siempre aparece Nueva York rápidamente.

Necesariamente, y además este año con más razón. Es cierto que Lorca es uno de los autores españoles que a todos nos vienen a la cabeza cuando pensamos en Nueva York. Supongo que Martín Gaite es otra, y además tiene esa doble condición de que cumpliría cien años, vivió allí y tiene textos como Caperucita en Manhattan. Y teniendo en cuenta que cuando hablo de representación iberoamericana en la feria también incluyo a autores españoles, ahora mismo hay algunos que están viviendo y escribiendo allí, como hasta hace nada Marina Pérez Agua o Kirmen Uribe. La ciudad sigue marcando mucho la escritura de algunos autores españoles.

Estados Unidos es ya el segundo país con más hispano hablantes del mundo, por encima de España y por debajo solo de México

¿Por qué Nueva York, por cierto?

Todo empezó porque conocí en la Feria del Libro de Guadalajara (México) a la directora general de la Feria del Libro de Nueva York, y luego tuve oportunidad de visitarla. Es muy pequeña todavía, pero es del libro en español, y está en una ciudad donde aproximadamente el 30% de la población tiene el español como lengua materna, en un país en el que no pensamos cuando hablamos de la comunidad iberoamericana, pero en realidad en Estados Unidos hay 60 millones de hispano hablantes. Es decir, que en estos momentos es ya el segundo país con más hispano hablantes del mundo, por encima de España y por debajo solo de México. Por ello, hay un interés evidente de todo el mundo en esa comunidad que habla español pero probablemente no lee en español. Hay un trabajo ahí que hacer, y hablando con la feria de Nueva York pensamos que una colaboración sería una buena cosa siempre y cuando implicara a todos los escritores que viviendo en Nueva York escriben en español. Ahí es donde la feria de allí ha hecho un trabajo estupendo poniéndonos en contacto con departamentos iberoamericanos de distintas universidades con sede en Nueva York, que son los que al final nos traen a buena parte de la gente que va a estar aquí en la feria.

Pensamos en Nueva York a través del cine, pero siempre es buen momento para descubrir esa parte literaria quizás algo sepultada.

Sí, y además es un Nueva York seguro que diferente al que estamos acostumbrados. Hay una nómina impresionante de gente escribiendo allí en español. Yo no me había parado a pensarlo nunca, pero cuando lo haces, entre los escritores que trabajan en esos departamentos iberoamericanos de las universidades, los que pasan allí temporadas por distintas razones... la verdad es que la nómina de autores de la comunidad iberoamericana que está y escribe en Nueva York es brutal.

¿Es importante centrarse en ese Nueva York que habla español en un momento en el que el español está maltratado por Trump, retirándolo de la web de la Casa Blanca, y con todas sus políticas contra los inmigrantes latinos?

Cuando lo planteamos Trump no había sido todavía elegido. Pero es cierto que nos ha afectado, porque cuando anunciamos el año pasado que Nueva York iba a alumbrar esta feria, nos acompañaba Rita Indiana, que ha sido la comisaria de esa parte neoyorkina, pero al final no puede venir porque tiene lo que llaman una 'mandatory recomendation', una recomendación obligatoria de su universidad de que no salga del país. Y esto es algo que afecta a muchísima gente, a profesores y alumnos, ya sabemos lo que está pasando en los campus de algunas universidades estadounidenses. 

Aunque no estuviera preparado, ahí está la feria como dinamizador y la cultura emerge para tender puentes.

Así es. De hecho, la charla inaugural de la feria se va a titular Los Estados Unidos Hispanos, y va a ser una defensa del español, con Carmen Boullosa, Eduardo Lago y María Negroni.

Es que el español tiene una presencia muy extendida y potente en todo el mundo. Ya hay incluso estudios que apuntan a la importancia del reguetón en esa difusión global.

Si descontamos el chino, que es una circunstancia peculiar en la que la inmensa mayoría de hablantes está en China, lo importante del español es que después del inglés es la segunda lengua que más gente estudia, además de los hablantes nativos que tiene. Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que decimos de que se habla el español, pero obviamente no es el de España el que se habla en América. Era García Márquez el que decía que al final nos entenderemos aunque sea en el mismo idioma. Por otro lado, tenemos también en la feria una nutrida representación de universidades, y se hablará del español en el ámbito académico. porque los españoles acostumbramos a decir que el español es nuestro petróleo, pero el problema es que no sabemos refinarlo. Quiero decir, no solamente hay que tener la materia prima, que es el idioma que nos une, hay que darle prestigio científico, además del literario que ya tiene, y trabajar en otros ámbitos para que hablar español te rente, como dicen ahora los jóvenes (risas). Porque cuando se habla en foros universitarios de la necesidad de que el español sea tenido por una lengua académica, en un tiempo en el que todo hay que presentarlo en inglés, es importante que la ciencia que se hace en español sea relevante. No solamente que la escribamos, sino que tenga valor el trabajo científico. Hay tareas que hacer en muchos campos, no solamente el literario.

El año pasado tuvimos algunos pequeños incidentes, inevitablemente el ambiente general afecta a la feria, como a otros eventos culturales, pero es importante preservar la diversidad dentro del respeto

Hablemos de las cifras. ¿Cuántas casetas tenemos este año?

Son 365 casetas, es decir, expositores en caseta, pero luego tenemos también expositores en el centro en distintos tipos de estructuras, y ahí nos vamos hasta 417. Eso refleja la realidad de la feria a medias, porque hay casetas compartidas, vienen los gremios que traen a editoriales de sus regiones, vienen los distribuidores con editoriales que no tienen caseta... Así las cosas, este año tenemos en total 121 librerías de Madrid, 59 especializadas y 62 generalistas, y unas 1.100 editoriales, obviamente no todas en caseta, porque por ejemplo hay distribuidores que igual te traen doscientas editoriales.

¿Cuáles son las previsiones de visitantes y facturación?

El año pasado la facturación superó los 11 millones de euros y las visitas fueron en torno a un 1,1 millones. Pero no nos obsesiona, ni muchísimo menos, aumentar el número de visitantes, porque estamos en el entorno en el que estamos y sabemos que una feria de cinco millones de personas sería intransitable. Seguramente sí nos interesaría subir la cifra de ventas, pero también es verdad que dependemos muchos de los elementos, y si llueve mucho igual tenemos menos visitas pero más facturación, si hace mucho calor puede que bajen las dos cosas. En nuestras manos está montar la mejor feria posible para que estén a gusto los que nos visitan, que los expositores tengan las mejores condiciones para hacer su tarea, pero hay una buena parte que luego no depende directamente de nosotros.

Para terminar con las cifras, ¿a cuanto asciende el presupuesto?

El presupuesto ronda los 1.950.000 euros. No está todavía cerrado del todo, pero anda por ahí, y supone aproximadamente un 11% más que el año pasado.

Es importante preservar zonas de convivencia como la Feria del Libro

¿Se han convertido las ferias de libros en espacios cotidianos de nuestras ciudades? Son lugares de convivencia muy potentes.

Es verdad que en ocasiones da la sensación de que el mundo del libro funciona a golpe de eventos extraordinarios, cuando en realidad lo ideal sería que todos compráramos y leyéramos libros todos los días como algo habitual. Festejamos con mucha alegría los datos de lectura, que están mejor que otros años, pero no dejan de ser modestos. Al mismo tiempo, es verdad que las ferias funcionan muy bien. Y es cierto también que sin traicionar su naturaleza original, la Feria del Libro de Madrid la organiza el Gremio de Librerías de Madrid, con lo que éstas tienen su presencia garantizada y destacada, y acoge a aquellas editoriales que respetan la cadena del libro, es decir, que llegan a librerías. Esto es algo fundamental de nuestro ADN, somos una feria popular y comercial, y todas las ferias de España lo son. Pero, al mismo tiempo, somos conscientes de que los tiempos cambian y para atraer al público lector hay que hacer otras cosas. Nosotros este año tenemos 400 actividades en 17 días porque tenemos que atraer al lector y porque, aunque suene cursi pero desde luego no es hipócrita, hay que devolver a la ciudad algo de lo que la ciudad nos da. Por eso, es importante que pongamos al alcance de los lectores la voz de gente que de otra manera sería más difícil de escuchar.

La feria es un lugar diferente, donde los políticos se dejan ver sonrientes, haciéndose fotos con la gente. Algo que no es tan habitual a pie de calle y que significa algo en sí mismo. ¿Qué significa?

Este año también inaugura la feria la reina y, además de doña Letizia, suele venir el ministro de Cultura, viene el alcalde, representantes de la Comunidad de Madrid... Y es verdad que a lo largo de la feria vienen muchos políticos, que ahora mismo no sabemos. A mí me parece estupendo que vengan y que compren libros, que saquen la tarjeta o el dinero y lo pongan encima del mostrador, porque efectivamente es un espacio donde cabemos todos. No solamente, pero la Feria del Libro es uno de los pocos sitios donde aún te puedes encontrar con gente que no piensa como tú. Es importante preservar esas zonas de convivencia. El año pasado tuvimos algunos pequeños incidentes, inevitablemente el ambiente general afecta a la feria, como a otros eventos culturales, pero es importante preservar la diversidad dentro del respeto de las normas básicas de las que nos hemos dotado. Porque cuando uno pasea por la feria ve libros que aportan argumentos a sus convicciones, pero también otros que las refutan, y eso es interesante.

Es un lugar donde hay ideas, y ahí dentro uno se tiene que sentir seguro rodeado por libros.

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Esa es la base de la cosa. Debería ser la base de nuestra vida en común, pero como mínimo que sea la base de la feria.

Para terminar, toca explicar a los lectores por qué deben visitar la Feria del Libro de Madrid.

La feria merece siempre una visita porque lo que ahí se expone es lo mejor del mundo editorial en español, que es mucho decir, porque ese mundo es amplio, variado y enriquecedor para quienes nos acercamos a él. Este año el público tiene que acercarse también porque vamos a trabajar con la comunidad lingüística a la que pertenecemos en defensa de un idioma que nos une. Más allá de que cada uno tiene su lengua materna y sus querencias particulares, poder trabajar en una comunidad tan amplia con un idioma común en el que nos entendemos, aunque a veces discrepemos, es una riqueza que debemos defender con uñas y dientes.