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CULTURA

No es vandalismo, es arte: "Un spray puede hacer daño o algo muy constructivo para la sociedad"

Uno de los murales de la Liga Nacional del Graffiti.

Entre otros incontables cambios y novedades, los años ochenta vivieron con júbilo callejero la llegada a España del grafiti como parte de la cultura hip-hop procedente de Estados Unidos. Lo urbano, que ahora es lo más popular en el universo musical, comenzó a aflorar de la nada en forma de pintadas en paredes y muros mientras los chavales se interesaban por el rap y el brake dance. Propuestas nunca antes vistas que, como ocurriera en los años setenta con el rock en las bases militares estadounidenses de Rota y Morón, tuvo en la base de Torrejón de Ardoz una puerta de entrada en el epicentro del país.

"El grafiti nace con la cultura del hip-hop en los sesenta en Philadelphia (Estados Unidos) y de ahí se va expandiendo a todo el mundo", apunta a infoLibre el artista almeriense Dank, quien defiende que, siglos antes, los grafitis como tal ya existían en las cuevas prehistóricas, donde ya se dibujaba en las paredes: "Eso demuestra que es algo innato del ser humano. Si a un niño pequeño le das un lápiz va a ir a la pared a pintar siempre. En la antigua Roma también existían los llamados grafitis pompeyanos. Pintar en la pared es algo muy innato que tenemos las personas".

Mucho ha cambiado el mundo desde la prehistoria, el Imperio Romano o la entrada a través de las bases estadounidenses de la cultura urbana en el sentido más amplia del término. Tanto como para que desde 2019 exista en nuestro país una Liga Nacional del Graffiti que congrega a los principales grafiteros y aglutina el mayor talento callejero al sur de los Pirineos. "El grafiti está llegando a sitios que jamás imaginamos", apunta a infoLibre el director de esta competición artística, Joseba Fernández, quien recuerda como dato la exposición que acogió el pasado año el Museo Nacional de Antropología sobre la historia del grafiti y el hip-hop en España.

"Cuando empecé con quince años haciendo un poquito el gamba por ahí, quien me iba a decir a mí que iba a estar el grafiti en particular y el arte urbano en general donde está ahora", comenta divertido Fernández, quien defiende que se trata de una disciplina artística muy "visual y colorida que gusta mucho". "Entiendo que a la gente no le guste que en su portal le pinten una firma, claro, pero un mural bonito es otra cosa que gusta a todo el mundo. Las Batallas de Gallos -duelos de improvisación de rimas a ritmo de rap- llenan estadios con miles y miles de personas. Con el grafiti pasa lo mismo, porque ahora lo quieren hasta las empresas para decorar sus fachadas".

Bien sabe eso Nauni 69, quien, junto a su compañero Dank, ambos participantes de la Liga Nacional, han trabajado para todo tipo de clientes, como Telecinco -fue el grafitero que pintó el primer grafiti que se hizo en Sálvame-, Marvel, Disney, Facebook o El Corte Inglés (compañía patrocinadora de la Liga Nacional de Graffiti, para sorpresa de propios y extraños). "Las marcas y las empresas se fijan mucho ahora en el grafiti. También fui el primero en pintar una iglesia con grafiti, algo que chocó mucho", relata Nauni 69, también almeriense, mientras Dank apostilla: "También hemos trabajado con organizaciones como Unicef u otras ONGS, ejerciendo como reclamo, pintando en la puerta de sus eventos para llamar la atención de la gente, que primero se fija en nosotros y luego se entera de lo que está pasando ahí dentro".

"El grafiti es cultura, directamente", remarca Fernández, quien después de 25 años dedicados a este estilo de vida afirma que actualmente está "viviendo un momento muy fuerte con artistas muy buenos". Difundir ese talento, acercárselo a la gente y expandir todo lo que tiene que ver con el grafiti es lo que le llevó a poner en marcha esta Liga Nacional, que celebra sus eliminatorias visitando en vivo ciudades y pueblos de toda la geografía española (ahora está en marcha una Liga Silver online, que ejerce como segunda división, por así decirlo, de la que luego los dos primeros suben a la primera, de 25 participantes).

Lo que motivó la puesta en marcha de esta competición fue que, después de 25 años, Fernández constató que en los eventos siempre se reunían los mismos. "En España igual hay 10.000 grafiteros, pero en los eventos siempre éramos cien o doscientos que íbamos coincidiendo por todas partes", rememora, relatando que a partir de esos lazos de amistad se creó una Liga que espera empezar su cuarta temporada en mayo, si las elecciones locales y autonómicas lo permiten: "Las elecciones complican organizar los eventos con los ayuntamientos, pero si no es mayo será junio. Haremos seis paradas en diferentes sitios de España".

A pesar de sus orígenes profundamente autodidactas y callejeros de ensayo-error, el grafiti es ya una opción profesional asentada en nuestro país. "Lo normal es la calle, practicar y practicar, lo cual no quita que mucha gente de este mundillo, como está muy relacionado con el arte, estudie Bellas Artes o algo así", señala Fernández, mientras Dank recuerda que estudió Fotografía en la Escuela de Arte de Almería: "Tuve alguna asignatura como volumen o dibujo artístico, que me ha podido enseñar algo más, porque siempre es mejor formarse en algo para aprender más. Pero esto es algo de ti y todo autodidacta a basa de pintar paredes".

Nauni 69, por su parte, explica a infoLibre que lleva 24 años pintando y nota cada vez "más demanda". Así, cuneta que tiene un proyecto en los pueblos blancos de la Alpujarra, "que están desapareciendo porque no quedan habitantes", donde pinta murales para atraer a la gente y que sea un punto de interés artístico y turístico. Junto a Dank, además, están "limpiando la imagen fea" que tiene el conocido como mar de plástico de El Ejido a base de pintar grafitis que, aparte de dar colorido, destacan lo que ha evolucionado la agricultura ecológica en la zona.

"El grafiti es una herramienta muy fuerte de comunicación. Un mural puede comunicar mucho y la gente siempre se va a parar a mirarlo, más que ponerse a leer un discurso", defiende Nauni 69, quien se dedica al street art y el grafiti haciendo decoración artística para negocios (de empresas como las mencionadas y otras) o haciendo talleres que enseñen a la gente a pintar desde cero. Y asi lo explica Dank: "Nosotros aprendimos a base de practicar, pero ahora formamos a los niños en los colegios o centros de menores. Les damos una charla explicando por qué pintamos y de donde viene esto y luego pasamos a la práctica enseñando técnicas para pintar. Además, aclaramos lo que está bien y lo que puede hacer daño, porque un spray puede hacer daño si lo usas donde no debes, pero puede ser también algo muy constructivo para la sociedad".

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A pesar de su evidente calado social, este universo creativo siempre parece estar debajo de cierto techo de cristal que hace que no pueda salir del underground. Algo que se debe, principalmente, a que es una disciplina que llega sobre todo a un público muy joven, desde 15 o 18 años hasta 25. Esto, unido a sus orígenes relacionados con el vandalismo, también provoca que no sea un tipo de arte especialmente reconocido por las instituciones, que en palabras del director de la Liga Nacional, "no pueden blanquear algo que es ilegal". "Hay una fina línea, difícil de superar, porque gusta mucho, hay toda una cultura detrás que no les queda más remedio que reconocer institucionalmente. Es parte de la cultura, van a tener que reconocerlo antes o después, pero por otro lado tiene ese parte vandálica que dificulta que se reconozca como algo de cultura", reflexiona.

"El grafiti de muro puro y duro, vandálico, siempre va a estar ahí porque es la puerta de entrada y la esencia, pero todo en la vida tiene una evolución", remarca Fernández, quien aprovecha para indicar el retraso español frente a algunos países vecinos: "A nivel europeo, igual hay otros sitios como Amsterdam o Berlín que tienen otra conciencia del grafiti, digamos, y tienen sitios donde expresarse. Eso se podría explotar un poco más aquí en España, pero aquí hay gente muy buena de mucho nivel". 

Por último, Dank pone en valor las bondades de acercarse al público a través de la competición: "Cuando pintamos en la calle en la Liga hay gente de todo tipo que se nos acerca para darte las gracias o comentarte algo. Son familias enteras con integrantes de todas las edades. De una manera u otra, el espectador se siente identificado. De ver un muro blanco a de repente tener esos colores, es algo que quieras o no te impacta y la vista se te va". "Antes era algo para reivindicarse y darse a conocer en barrios más marginales, pero eso ha pasado a un segundo plano. Ahora ya todo es mural artístico y mucho mensaje. Es algo en auge, cada vez le gusta más al público y a los municipios, por eso se está apostando muy fuerte", remacha Nauni 69.

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