José Guirao, el intelectual que se convirtió en modelo de la gestión cultural

José Guirao (Pulpí, Almería, 1959 - Madrid, 2022) consiguió que el Congreso de los Diputados aprobara por unanimidad el Estatuto del Artista en enero de 2019. "Celebro haber llegado al consenso precisamente en una regulación que favorece nuestra producción artística y cultural y ampara a los miembros de nuestra sociedad que la hacen posible, y que en algunos casos se encuentran en injusto desamparo", dijo entonces desde la tribuna del hemiciclo.

Consenso y unanimidad. Dos términos que resumen a la perfección cómo fue su tiempo al frente del Ministerio de Cultura y Deporte: desde el 13 de junio de 2018, llegando como apagafuegos tras el sonoro batacazo de Máximo Huerta, hasta el 13 de enero de 2020, cuando todo el sector cultural quedó conmocionado y consternado por su inesperada salida. 

Pero el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quería alguien más cercano al deporte y eso se llevó por delante todos los planes en marcha. Se libró de lidiar con la pandemia que puso en pie de guerra al olvidado sector cultural, en permanente queja contra su sucesor, José Manuel Rodríguez Uribes. Pero durante el año y medio que estuvo al frente de la cartera cultura tuvo tiempo también de celebrar el bicentenario del Museo del Prado, promover un plan de inversión de 3,5 millones de euros para la protección del patrimonio, impulsar la intervención de la SGAE. desbloquear el conflicto de los papeles de Salamanca, recuperar la Dirección General del Libro eliminada por el PP y bajar el IVA al cine que también el PP había subido hasta el 21%,

"Me cuesta hablar de él en pasado, pero era una persona tremendamente rigurosa y seria que se preparaba absolutamente todo. Al mismo tiempo, amable, reflexivo y paciente, un ejemplo de lo que debería ser un intelectual en la gestión pública en general y en la gestión cultural en particular", remarca a infoLibre el director del Círculo de Bellas Artes (CBA), Valerio Rocco Lozano, quien apostilla que "deja un gran recuerdo" tras su fallecimiento.

Y aún añade: "Él mismo se consideraba un gran amigo de nuestra institución. Hace unas semanas en un programa de radio que se hizo desde el CBA dijo algo muy bonito, que cuando entraba en el Círculo desde hace muchos años siempre tenía la sensación de entrar en el hermano mayor de La Casa Encendida. Ese espíritu de hermandad entre la Fundación Montemadrid y el CBA dio lugar a un proyecto muy hermoso en el que él creyó desde el principio, nuestro Círculo de Cámara, que fue un proyecto compartido. Además, vino hace poco a uno de nuestros diálogos ya bastante enfermo y para todos nosotros fue bastante doloroso verle en esa circunstancia, aunque mantenía intacto su sentido del humor y él mismo nos alegraba con sus palabras".

Previamente a su etapa como ministro socialista, Guirao había sido director del Museo Nacional de Arte Reina Sofía entre los años 1994-2000, y se había incorporado a la Fundación Montemadrid en 2001 para trabajar en la apertura de un nuevo centro sociocultural, La Casa Encendida, que se inauguró a finales de 2002 en el barrio madrileño de Lavapiés. 

En 2013, el almeriense fue nombrado director general de Fundación Montemadrid (a la que pertenece La Casa Encendida), cargo que ocupó hasta que en junio de 2018 fue nombrado ministro de Cultura y Deporte. Regresó a esta fundación en 2020 tras su paso el Ministerio de Cultura. A finales de 2021 comunicó al patronato su decisión de dejar la dirección de la Fundación, puesto que fue ocupado en abril de este año por Amaya de Miguel. Desde su puesto de asesor para proyectos especiales, en los últimos meses había dedicado gran parte de su tiempo al proyecto de recuperación del Palacio de la Música en la Gran Vía madrileña.

Precisamente De Miguel ha sido otra de las muchas personalidades de la cultura que han expresado su tristeza por la pérdida de su amigo: "Ha sido un referente en la gestión cultural en este país, que ayudó a renovar y encaminar hacia la vanguardia. Tuve la suerte de compartir con él parte de esa andadura y de comprobar su talla humana e intelectual. Me quedo con ese recuerdo".

El director del Museo Reina Sofía desde 2008, Manuel Borja-Villel, se ha sumado a las condolencias y ha señalado las dos instituciones que han marcado el trabajo de José Guirao, más allá de lo que supuso su trayectoria al ser ministro de Cultura. "Por un lado, su trabajo aquí en el Reina Sofía como director, pues consiguió estabilizar la institución, algo que parecía imposible hasta que llegó", apunta a infoLibre.

"Si repasamos la prensa de la época -prosigue-, vemos que el Reina Sofía era un campo de batalla donde los directores duraban muy poco. Era constante la polémica sobre en qué debía consistir la colección, si el Museo tenía que ser un centro de arte o un lugar dedicado a la historia. Él consiguió de algún modo que la institución estuviera fuera de los avatares políticos, fuera de los cambios de un ministro a otro, de un partido político a otro. El museo no podría ser lo que es en este momento si no hubiera habido este período de en el que se consiguió esta estabilidad".

Remarcable para Borja-Villel es también la labor que desempeñó en La Casa Encendida, pues habla "mucho de la capacidad como gestor de reinventarse a sí mismo. "Un proyecto distinto al Reina Sofía, en el que lo discursivo está en segundo plano en relación a lo que tiene que ver con la creatividad, la búsqueda de caminos desconocidos, la apertura a todo tipo de propuestas", plantea.

Desde La Casa Encendida se lamenta muchísimo la pérdida de Guirao, quien será recordado como "una de las personas más relevantes en la cultura de nuestro país en las últimas décadas". En un comunicado, agrega la institución en la que tantos años pasó: "Nosotras, además, le recordaremos con una profunda admiración y respeto. Valiente, exigente, respetuoso, incansable, querido por todos, trabajar a su lado y conocerle ha sido un regalo todos estos años. Nos enseñó a escuchar, a trabajar con generosidad y nos exigió compromiso y responsabilidad con un proyecto que siempre será suyo. Te vamos a echar mucho de menos, Pepe. Gracias por la confianza. Qué suerte haberte tenido cerca. Descansa en paz".

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Por su parte, el presidente del Patronato de la Fundación Montemadrid y de la Universidad Alfonso X el Sabio, Jesús Núñez, destaca "la dimensión de la figura de José Guirao en el ámbito de la cultura, en la que ha desempeñado los cargos de máxima responsabilidad". Asimismo, recuerda que el exministro "forma parte de la historia de la Fundación Montemadrid, a la que supo guiar y situar entre las instituciones más relevantes de este país en ámbitos como la acción social, la educación o la cultura". 

Se suma a las condolencias también el Museo del Prado, que en un comunicado destaca que es "imposible catalogar" la huella de Guirao, al tiempo que agradece su "apoyo, dedicación y entusiasmo" en la celebración del bicentenario de la institución. "Sin su participación desde el ministerio que el entonces encabezaba esta celebración no hubiera tenido la visibilidad y el arraigo que consiguió", reconoce la dirección. Para la pinacoteca, contar con la "agudeza, inteligencia y conocimiento" del exministro en la comisión permanente del patronato en los últimos dos años fue "una suerte". "Una etapa fructífera en la que dejó constancia de su capacidad de trabajo y entrega hasta el último momento", apostilla la institución artística.

Guirao tuvo desde siempre una estrecha relación con la cultura. A ella se dedicó desde mucho antes de llegar a Madrid, siendo de 1983 a 1987 el responsable de Cultura de la Diputación de Almería, desde donde pasó en 1988 a ser director general de Bienes Culturales en la Junta de Andalucía. Ya en la capital, fue director de Bellas Artes y Archivos del Ministerio de Cultura antes de ser nombrado director del Reina Sofía en 1994, encargándose de la ampliación realizada por el arquitecto francés Jean Nouvel.

José Guirao (Pulpí, Almería, 1959 - Madrid, 2022) consiguió que el Congreso de los Diputados aprobara por unanimidad el Estatuto del Artista en enero de 2019. "Celebro haber llegado al consenso precisamente en una regulación que favorece nuestra producción artística y cultural y ampara a los miembros de nuestra sociedad que la hacen posible, y que en algunos casos se encuentran en injusto desamparo", dijo entonces desde la tribuna del hemiciclo.

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