75º Aniversario de la Liberación

Libros y películas para mantener viva la memoria de Mauthausen, el campo de los 'Rotspanier'

Recibimiento de las tropas aliadas en Mauthausen.

Fueron 7.500. Entre 1940 y 1945, 7.500 españoles, en su inmensa mayoría, antiguos combabientes republicanos, fueron deportados a Mauthausen, el campo de concentración austriaco. Fueron casi 10.000 en total los que pasaron por los campos nazis, de los que murieron 5.800 y sobrevivieron 3.800. Hoy, 5 de mayo, se cumplen 75 años de su liberación por las tropas estadounidenses, un día feliz capturado por el fotógrafo catalán Francesc Boix en una famosísima imagen: sobre las puertas de la cárcel, y ante un tumulto de presos al fin libres, una pancarta en español da la bienvenida a los soldados aliados de parte de "los españoles antifascistas".

Este día clave, aunque habitualmente olvidado, de la historia de España es oficialmente desde el año pasado el Día de homenaje a los españoles deportados y fallecidos en campos de concentración y a todas las víctimas españolas del nazismo. Ayer, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica anunció la creación de un grupo de trabajo, llamado Triángulo azul, dedicado a mantener viva la memoria de los deportados. A lo largo de los años, historiadores, periodistas y creadores se han esforzado por estudiar, conservar y divulgar la historia de las víctimas y los supervivientes. Estos son algunos de los libros y películas que nos alumbran sobre un episodio de nuestra memoria colectiva todavía por conocer y reivindicar. 

Unas nociones básicas

La mayoría de los miles de españoles que acabaron en Mauthausen y otros campos nazis, siguieron un itinerario similar: después de defender el bando republicano durante la Guerra Civil, cruzaron la frontera francesa, se unieron al Ejército o la Resistencia, y acabaron siendo deportados. Esto solo fue posible por los acuerdos entre el Gobierno nazi, la Francia colaboracionista y el Estado franquista, que rechazó la repatriación de los prisioneros españoles y les dejó en manos de los alemanes. Por ello, en Mauthausen los prisioneros lucían, en lugar del triángulo rojo de los presos políticos, el triángulo azul de los apátridas, sobre el que se bordaba una S de spanier. Durante las décadas de dictadura, un manto de silencio cubrió la suerte de estos combatientes —al fin y al cabo, el régimen vendió como un triunfo que España quedara al margen de la II Guerra Mundial—, que solo pudo ser investigada y reivindicada en democracia. 

Una de las primeras en hacerlo fue la periodista Montserrat Roig, que en 1977 publicó Los catalanes en los campos nazis(hoy editado por Península), un volumen en el que recogía testimonios de supervivientes y componía una primera aproximación al episodio. También hay que agradecer la labor del historiador David W. Pike, autor del estudio Españoles en el Holocausto (disponible en Debolsillo), donde se centra en Mauthausen. El escritor y periodista Carlos Hernández ha publicado también Los últimos españoles en los campos nazis(Ediciones B), que recoge testimonios de supervivientes y dibuja una panorámica del campo de manera clara y accesible. En España, el historiador Benito Bermejo ha seguido de cerca la historia de Francesc Boix, quizás el preso español más conocido del campo, el fotógrafo que tomó instantáneas de las atrocidades cometidas por los nazis, que organizó una red para salvar los negativos de la quema, y que acabó testificando en los juicios de Núremberg. 

Boix, los ojos de Mauthausen

Bermejo recogió la historia de Boix en el libro Francisco Boix, el fotógrafo de Mauthausen, publicado en 2002, que se reeditaría en 2015 bajo el título de El fotógrafo del horror. La historia de Francisco Boix y las fotos robadas a los SS de Mauthausen (RBA). Su trabajo serviría también de base para el documental de Llorenç Soler Francisco Boix, un fotógrafo en el infierno. Boix llegó a Mauthausen en 1941, con solo 21 años; era militante de las Juventudes Socialistas Unificadas, y había compaginado sus labores de soldado en el frente durante la Guerra Civil con las de fotógrafo, retratando al Ejército Popular y la retaguardia republicana, fotografías recientemente descubiertas y editadas en el libro Los primeros disparos de Francesc Boix. Al cruzar la frontera francesa, fue internado en el campo de Argeles. 

En Mauthausen, sus habilidades técnicas permitieron que trabajara para el laboratorio fotográfico encargado de retratar a los presos que llegaban al campo, pero también de inmortalizar el día a día de los presos y los oficiales, desde los trabajos forzados —exhibidos como logros por las autoridades nazis— hasta los asesinatos masivos. Boix y sus compañeros lograron ocultar 20.000 negativos y evacuarlos del campo; los 1.000 que se conservaron permitieron identificar y condenar a los responsables directos de Mauthausen, pero también demostrar que los jerarcas conocían lo que sucedía en el campo. La historia del joven fotógrafo, que podría pasar por un thriller, ha dado lugar a la película El fotógrafo de Mauthausen (ahora en Netflix), protagonizada por Mario Casas, pero también se ha colado en otras obras de ficción, como la pieza teatral El triángulo azul, de Mariano Llorente y Laila Ripoll, ganadora del Premio Nacional de Literatura Dramática, una de las mejores y más inteligentes representaciones de la vida diaria en el campo (está editada por el Centro Dramático Nacional). 

En primera persona

Arte en el infierno

Arte en el infierno

Francesc Boix murió en 1951, a los 30 años, debilitado por las circunstancias extremas a las que se enfrentó durante casi una década, del inicio de la Guerra Civil a la liberación del campo. Pero otros supervivientes pudieron contar su experiencia a sus familiares, a los investigadores y, a través de ellos, a los lectores. En Mauthausen, después (Cátedra), Mercedes Vilanova recoge diversos testimonios de supervivientes, a través de los cuales hila, brevemente, la historia del campo y la vida de las víctimas tras la II Guerra Mundial. Pero en torno a la historia del campo han ido surgiendo, como sucedió también con Auschwitz, extensas memorias construidas en torno a las vivencias de uno solo de sus prisioneros. 

Ilustración de Ioannes Ensis para el libro Deportado 4443, de Carlos Hernández de Miguel.

Es el caso de Mauthausen. Memorias de Alfonso Maeso, un republicano español en el Holocausto (Crítica), donde el periodista Ignacio Mata Maeso narra la historia de su tío abuelo. también combatiente republicano, soldado en la Batalla de Dunkerque, que acabaría entrando en el campo a los 20 años para portar el número de prisionero 3447. El 4443 era el número de Antonio Hernández Marín, tío abuelo también de Carlos Hernández, cuya historia recogió el periodista en el perfil de Twitter @Deportado4443 y que luego acabaría conformando el cómic del mismo nombre, ilustrado por Ioannes Ensis (Ediciones B). Recientemente, se ha unido a este coro de voces por la memoria la de Marcelino Bilbao, a través de la de su (también) sobrino nieto, el historiador Etxahun Galparsoro, autor de Bilbao en Mauthausen (Crítica). Todos ellos compartían una voluntad: que su historia se contara, se recordara y jamás volviera a repetirse

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