Cosecha de invierno

Portada de 'El desprendimiento' de David Huerta.

Selena Millares

Con el mes de diciembre llega siempre el balance del año, y la cosecha imaginaria de doce meses de palabra creadora. Se dice que el túnel pandémico que atravesamos ha impulsado cierto regreso a la lectura, pero también es cierto que esa misma plaga ha añadido nuevas dificultades a las que ya aquejaban al mundo editorial —como la crisis económica cronificada, el mercantilismo de las multinacionales que han absorbido la producción del libro o algunas consecuencias de la irrupción tecnolátrica y digital, sea la normalización de la piratería y la copia, sea el desplome de la creatividad— y se han visto especialmente afectados esos medios naturales de socialización de los libros que son los encuentros en librerías, las ferias, las presentaciones o el propio transporte. Más allá de ese estado de la cuestión, y a pesar de todos esos contratiempos, 2021 nos vuelve a ofrecer una cosecha fecunda.

De entre los títulos del año, cada lector hará su propia lista imaginaria de preferencias. Esta solo es, por tanto, una posibilidad como otra, o el testimonio desordenado de mi propia ruta. Y comienzo por nombrar libros que suelen olvidarse en estos balances por no ser en sentido estricto “nuevos” pero sí ediciones nuevas de obras consolidadas que las necesitaban, como la notable antología del poeta David Huerta (México, 1949) titulada El desprendimiento, editada por Jordi Doce junto con el autor. O la también necesaria antología de la portuguesa Ana Luísa Amaral (Lisboa, 1956), XXX Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, titulada El exceso más perfecto y editada por Pedro Serra.

En ambos casos, se trata de libros que nos ponen al alcance de la mano poéticas fundamentales que se hacían difíciles de encontrar para el lector español. Y ya que hablamos de recuperaciones, también merece destacarse la labor de arqueología y memoria que lleva a cabo Torremozas hace mucho, y que incluye este año dos títulos de teatro, el género más olvidado por las editoriales: El enigma de Josefina de la Torre (Las Palmas, 1907) y Al Rojo, El paraíso perdido y Paraíso recobrado, tres piezas teatrales de Carlota O`Neill (Madrid ,1905), conocida sobre todo por sus sobrecogedoras memorias de la cárcel, Una mujer en la guerra de España.

En cuanto a los nuevos poemarios que han visto la luz en 2021, dos merecen especial atención. Marta Agudo (Madrid, 1971) nos ofrece en Sacrificio (Bartleby) un minucioso exorcismo del dolor desde la palabra exacta de sus prosemas, que verbalizan el daño con el filo riguroso de su instrumental poético. Su transparencia y su luz fría hallan en el hielo una imagen poderosa para nombrar la incisión y la hendidura pero también, paradójicamente, la cauterización. La cubierta de la edición la ilustra una fotografía de Cano Erhardt, con quien Agudo comparte igualmente otro libro de este año, Veracidad del mapa (El Lotófago), un diálogo de palabra e imagen alrededor del mismo laberinto de hielo donde ronda la Enemiga con su frío quemante.

También experto en el poema en prosa, Sergio García Zamora (Cuba, 1986) ha publicado Los maniquíes enfermos (Gallo de Oro), galardonado con el XIII Premio de Poesía Blas de Otero-Ángela Figuera. Dueño de una poética de sólida trayectoria, García Zamora nos remite aquí a distintas figuraciones de lo inerte para hablarnos de la deshumanización y la alienación, y de ese funeral de las utopías que es tema asordinado en sus últimos libros. Su lucidez crítica se aleja del tópico de lo lírico para buscar el tuétano de la vida, desde el absurdo, el onirismo y el humor negro que lo sitúan en la genealogía de Virgilio Piñera y Nicanor Parra.

En cuanto a la narrativa publicada en 2021, también son de mención obligada un puñado de novelas, como Mugre rosa, de Fernanda Trías (Uruguay, 1976), galardonada con el Premio Sor Juana Inés de la Cruz en México y con el Premio Nacional y el Premio Bartolomé Hidalgo en Uruguay. Proyectada en 2017, revela una involuntaria profecía, donde un cataclismo convierte a una ciudad portuaria en un infierno de peces agónicos y cielos sin pájaros. En su fondo late la metáfora del capitalismo como un incendio devastador que se apaga, y que nos arrastra a todos con su podredumbre y ceniza.

No es un río, de Selva Almada (Argentina, 1973), es una obra articulada desde la parquedad, los silencios, la inteligencia y el aliento poético, que nos envuelve y atrapa con una red de voces y momentos donde la realidad y los sueños se confunden. Un libro que habla de la violencia y también de la amistad y la traición. Y del destino y el paso del tiempo, y de lo siniestro y el horror a la muerte, y que se mueve entre lo cotidiano y la fantasmagoría.

Músika de Javier Azpeitia (Madrid, 1962) nos remonta a la antigua Grecia para construir un aparente thriller histórico en torno a la muerte de Eurípides, convertido enseguida en fábula donde una sacerdotisa de Tartessos se ve arrastrada en una rocambolesca aventura. A través de las peripecias de los distintos personajes, Azpeitia visita el pasado desde los mecanismos del juego y la imaginación para ofrecernos una revisión de paradigmas anquilosados, que no suelen recordar de los atenienses aspectos como la xenofobia, la violencia o el borrado de la mujer de los anales históricos.

Tongolele no sabía bailar de Sergio Ramírez (Nicaragua, 1942) es una novela crítica que nos habla del fracaso ético del sandinismo y del tema de la revolución traicionada, escrita desde las estrategias del grotesco para retratar el mundo de esoterismo y brujería con que se manejan los hilos del poder. La novela de Ramírez es un libro valiente, escrito desde la experiencia y también el dolor ante la patria humillada y su sueño escarnecido, y nos trae frente a los ojos una Nicaragua violenta y sometida, donde sin embargo aún late la esperanza.

Aún violenta y dulce: la Nicaragua de Sergio Ramírez

Aún violenta y dulce: la Nicaragua de Sergio Ramírez

Maggie O’Farrell (Irlanda, 1972) ha merecido el National Book Critics Circle Award for Fiction por su Hamnet una fabulación poética e histórica sobre la esposa y el hijo de Shakespeare. En ella se retrata la personalidad de una mujer libre, una outsider extraña que sabe de hierbas y de cernícalos y también de videncia, y se recogen temas como la maternidad, la expansión de la peste o la pérdida de un hijo. La delicadeza y plasticidad del libro se vuelca en una escritura de hondo aliento lírico que hace de él una delicia de lectura, donde el miedo “envuelve el corazón en una capa de hielo crujiente” o “hace fresco a la sombra oscura, de color de río, de los árboles”.

Fernanda Melchor (México, 1982) regresa con Páradais a la atmósfera de su anterior y celebrada novela Temporada de huracanes para hablar de la sordidez y la desesperanza. Y regresa también al sentido crítico o catártico de la escritura de la crueldad. El título se refiere a una urbanización de lujo donde trabaja el protagonista: un paraíso artificial donde viven personajes desquiciados por la rabia y la frustración, y que se verán envueltos en una imparable espiral de violencia.

 Selena Millares es escritora. Autora de las novelas El faro y la noche y La isla del fin del mundo.

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