Explorando nuevos caminos

Portadas de 'Diciembre iniciales', 'Desde que el mundo es mundo', 'Deseo de ser árbol' y 'Agua quieta'.

Entre los autores que están buscando nuevos caminos expresivos para la poesía, encontramos Diciembres iniciales, donde Mariano Peyrou ha mezclado poemas antiguos con recientes y ha removido luego la marmita para descolocar la razón. Luis Bagué sigue insistiendo en el sesgo poético de la publicidad y su encaje con el compromiso social. Ángelo Néstore escribe desde su realidad cuir, extrañado y herido por las inercias de género. Por su parte, José Antonio Fernández Sánchez mira la naturaleza con el máximo cuidado para que su contemplación no cambie nada de lo que está ocurriendo. 

Diciembres iniciales

Mariano Peyrou

Pre-Textos (2023)

Se da cuenta de que es distintos / personajes cada poco tiempo / al mismo tiempo / siempre el mismo personaje

Mariano Peyrou (Buenos Aires, 1971) viene demostrando que domina muchos campos y muchos géneros: desde la musicología a la crítica de libros. Diciembres iniciales, aunque aparece en la colección de Poesía de Pre-Textos, tiene mucho de bazar en donde se agolpan aforismos ("el amor es un exceso de realidad"), greguerías ("el tren es un deseo de la vía"), reflexiones ("lo más interesante de la vida no son los momentos de máxima intensidad. Tampoco los momentos de rutina en que parece que no pasa nada. Lo mejor es el vaivén").

Afloran asimismo, más que poemas completos, destellos de lírica ("miro cómo se consume una vela sin pensar en la infancia"); porque a Peyrou le importa más la variación, fluir, dejarse ir por la realidad líquida, por los cambios de perspectiva, perder al lector en laberintos de indecisión: "miro por la ventana y me imagino que estoy bajo la lluvia. / Salgo bajo la lluvia y me imagino que estoy seco. / Miro la lluvia por la ventana. Estoy seco. Me imagino que estoy seco".

Menudean los juegos de palabras y de sonidos, conjugaciones lúdicas de verbos, un tutifruti donde también cabe la prolongación de sus ensayos, la idea de que la poesía, como la música, no necesita entenderse para emocionar: "a los que no me entienden pero me van a entender / antes de que sea demasiado tarde". En otro momento dice: "existe lo irracional. El arte puede representarlo, investigarlo, a veces entenderlo". Y más adelante añade que "cuando el lector siente que controla el sentido, el sentido lo está controlando".

Todo ello escrito en un tono de disparo rápido, al modo impersonal de los manuales de instrucciones, reorganizando el mundo a lo Cortázar, desde el disparate, que no pocas veces te deja pensativo. "Y al final de la vida / si uno tiene suerte / aparece de nuevo el niño / uno se reencuentra con el niño / lo distingue entre la niebla de los recuerdos y las esperanzas / que se han vuelto lo mismo // y se asoma y le dice: / aquí / protégeme / vete y quédate".

Desde que el mundo es mundo

Luis Bagué Quílez

Visor (2022)

Desde tiempos de Homero son iguales / el dudoso destino de las hojas / y las generaciones de los hombres

Luis Bagué Quílez (Palafrugell, 1978) mantiene su cruzada para limpiar las palabras de la tribu por medio de la poesía. En especial, las más sucias, las que están manchadas de consumismo y por tanto cargan la pólvora que nos está autodestruyendo, las palabras de la publicidad. Más concretamente aún se centra en los eslóganes y ciertos latiguillos que piden a gritos un reciclaje: "Tu libertad termina donde empieza / a perderse la señal de wifi".

Pero el proceso de purificación requiere, además del reciclaje, una inversión hacia lo social. No en vano, una de las cinco partes en que Bagué ha dividido el libro, la segunda, se titula Ética de mínimos. Al fin y al cabo estamos en un momento de la historia en que los mensajes conviene que sean cortos y contundentes para alcanzar su objetivo. Hay que tomar partido, se quiera o no: "encogerse de hombros es dar una respuesta".

Hasta los viejos dinosaurios tienen que adaptarse a los nuevos tiempos. Ya no es solo Homero: "Heráclito sostiene que ningún cibernauta / navegará dos veces / en una misma web" y cualquiera que se asome al cristal de una pantalla puede encontrar "un mensaje lanzado / al mar de Google Maps". La voz del poeta adopta, sobre todo en la primera parte, la primera persona del plural, encarnando a los españoles o a la humanidad entera: "Reinventamos después la clase media, / amueblamos la vida / con los sueños a plazos / (…) Confundimos la verdad con simulacro".

Bagué Quílez es profesor universitario y conoce de sobra los peligros del ingenio como herramienta poética, pero está dispuesto a correr los riesgos necesarios para abrir nuevos caminos. Y consigue que el ensamblaje de eslóganes toque con nitidez las fibras en poemas como Voz debida o Dura lex. En las aclaraciones finales, que el autor ha titulado Esto no es un paratexto, accedemos a algunos guiños sobre personajes y lecturas inspiradoras y despeja algunos enigmas. También reconoce el tributo a Aníbal Núñez.

Deseo de ser árbol

Ángelo Néstore

Espasa (2022)

Nadie piensa en la vida / que la vista no alcanza. / Nos agarramos a ella como tú te agarras a mi cuello

Nacido en Lecce en 1986, pero afincado en Málaga, Ángelo Néstore se ha convertido en un fenómeno multicultural. En su página web se define como "artista no binaria" y añade que su obra "gira en torno a lo poético, entendido como territorio cuir donde la poesía se híbrida con disciplinas como la música, la performance o las artes escénicas". La palabra cuir es una transcripción del inglés queer (de identidad de género no convencional).

Aunque ha grabado discos e imparte clases de Traducción e Interpretación en la Universidad de Málaga, Néstore se ha mostrado más activo en la poesía. Codirige el festival poético Irreconciliables y capitanea la editorial Letraversal. Pero sobre todo escribe y gana premios, de momento para autores jóvenes: el Hiperión (2017), el Emilio Prados (2019) y el Espasa (2021), aparte de extender sus publicaciones a otras lenguas. 

Deseo de ser árbol, el libro por el que obtuvo el Espasa, llega envuelto en tapa dura y abrazado por un prólogo de Sara Torres y un epílogo de Rosa Berbel. Consta de 23 poemas al desgaire de la métrica divididos en dos partes. Los primeros se centran en el cuerpo y en las relaciones con su madre y su abuelo. La anécdota vital tiene un peso importante.

A este lector le interesan más aquellos en los que proyecta esa experiencia en imaginaciones, como "Deseo caer al suelo" donde mira a los niños jugar desde una ventana y aventura que su cabeza es el balón: "imagino que, de una patada, / llego a las ramas más altas de los árboles / y allí agonizo / hasta que dejo de oírme". También cuando dice que "la soledad tiene nombre de jardín / y la exprimo con rabia / como se exprime el néctar / de las uvas recién recogidas de la viña". Hay varios poemas en los que se desdobla. En uno desea ser perro; en el que da título al libro "deseo de ser árbol, deseo de persistir / en el jardín de otro / sin invadirlo, / de contemplar el rayo / sin quemarme, / de ser picoteado por el pájaro / que busca abrir un hueco / para hacerse un nido".

Agua quieta

José Antonio Fernández Sánchez

Olé Libros (2023)

"En el sustrato mineral reposa; / ese lugar que siendo cementerio / es luz también, / y río permanente, / lecho de quietas aguas"

José Antonio Fernández Sánchez (Terrassa, 1963) escribe sus poemas desde una temperatura cercana al haiku. Se dedica a observar minuciosamente y la gran protagonista de su observación es la naturaleza. En cada poema, el hecho de mirar es un rito que requiere una preparación previa, un proceso que pormenoriza en alguna de las piezas y que empieza por instarse a sí mismo: "Mantén la discreción en tu mirada. / atenta y servicial, déjala libre, / que vuele soberana y complaciente", y más adelante: "aguarda a que se calme el cristalino, // y, solo entonces, mira".

La idea que subyace es que la naturaleza está haciendo su trabajo, unas veces con más regularidad que otras: "llega el otoño con convencimiento". Así, el canto de un pájaro puede actuar como una llave de la mañana: "en esas fue el jilguero, / con su sincero canto, / quien fue llamado a abrir el nuevo día, / rompiendo el velo frágil de los sueños".

Fernández Sánchez siente que, de algún modo secreto, el ser humano, al aproximarse a este proceso, por el mero hecho de estar, con solo observarlo, lo está contaminando: "esa mirada mía, que es intrusa, / capaz de revertir el equilibrio, / de ser dañina posibilidad, / ni toca el tallo amargo, ni lo muestra".

En su afán de reprimir la intervención llega al extremo de contener la respuesta cuando la propia naturaleza es la que viene a incomodar. Por ejemplo, cuando un mosquito revolotea en la estancia: "deja que esa insignificante cosa / vuele, zumbe, te siga y te persiga, / juegue con tu paciencia, / igual que un verso / que zumba y te persigue / y no doblegas".

La experiencia del límite

La experiencia del límite

Este proceso casi místico, de trabajar la observación sin estar, tiene recompensa: a veces permite guardar un retazo de vida: "qué bello es el recuerdo, revivirlo: / radiante aquel gorrión sobre lo blanco. // Bendita brevedad. No existe apenas". Otras veces se establece un esbozo de comunicación que iguala al poeta con los seres que lo rodean: "Lo observo. Entonces me regala un trino. // No juzga, solo cumple su labor".

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Arturo Tendero es periodista y poeta. Autor de 'El principio del vuelo' (Páramo, 2022) y de 'Viaje a Nemiña y a la Castilla mística' (La Siesta del Lobo, 2022). Estas reseñas y otras más pueden encontrarse en su blog 'El mundanal ruido'.

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