Manuel Vilas: "Como escritor, estoy al servicio de la vida"

"Todo aquello que amamos y perdimos, que amamos muchísimo, que amamos sin saber que un día nos sería hurtado, todo aquello que, tras su pérdida, no pudo destruirnos, y bien que insistió con fuerzas sobrenaturales y buscó nuestra ruina con crueldad y empeño, acaba, tarde o temprano, convertido en alegría". Así comienza Alegría, de Manuel Vilas (Barbastro, Huesca, 1962), finalista al Premio Planeta 2019. Un comienzo bárbaro, una manera asombrosa de empezar a leer una novela que es vida, que es una vida. Esta conversación telefónica, que tenía en mente hubiera ganado o no el galardón, es un regalo del día de Reyes.

Pregunta. ¿Qué ocurrió con Ordesa?Ordesa

Respuesta. A toro pasado siempre se pueden sacar conclusiones. Pero lo que ocurrió quizás es que el tema es universal. La condición de haber nacido hijo de un hombre y de una mujer y las relaciones con el padre y con la madre. Esa experiencia es universal.

Pero también podemos tener en cuenta la manera de contar la historia. Aunque sea un tema de la historia de la literatura, nunca se había sacado a relucir una clase media de un pueblo de Huesca, Barbastro, de los años sesenta. Creo que la manera de organizar la narración fue novedosa.

P. No sé qué piensa acerca de que Alegría sea una continuación de Ordesa. AlegríaOrdesa

R. Sí. Alegría puede leerse como una continuación. De todos modos, escribí Alegría con la conciencia de que pudieran leerse por separado sin que faltase el anterior. Pero podríamos decir que se complementan.

P. Dígame una palabra para definir Ordesa y otra para definir Alegría.OrdesaAlegría

R. Ordesa lo escribí muy motivado. La palabra es espontáneo. La palabra para Alegría sería elaborado.

P. ¿El narrador de Ordesa y de Alegría es Manuel Vilas?OrdesaAlegría

R. Sí. Hay una cuestión moral con lo autobiográfico en España. Se trata de una moral pequeñoburguesa que no tiene mucho sentido. Los escritores que hacemos autobiografías somos idealistas porque queremos contar la vida, porque estamos admirados de que exista la vida. Quizás no tengamos la imaginación de Balzac para escribir La comedia humana, pero nuestra perplejidad ante la vida nos hace contarla como podemos. El origen de la autobiografía radica en la honestidad más absoluta.

P. "Yo fui muy amigo de tu padre". En Alegría aparecen muchos personajes que conocieron a los protagonistas de Ordesa.AlegríaOrdesa

R. Estas experiencias me conmocionaron muchísimo. Cuando venía alguien a una firma de libros yo ya notaba cómo me miraban, intentando reconocer en mí unos rasgos. Traían los libros subrayados, anotados, me contaban anécdotas de mi padre y de mi madre.

Esto me hace pensar hoy que hay un misterio en la vida y de repente todo me compensa. El misterio de que mi padre me mande emisarios. Es un pensamiento mágico, la creación de una religión donde los dioses son mis padres. Son momentos muy emocionantes.

P. El mundo fracturado y doloroso de Ordesa se recompone en Alegría. Recuerdo la imagen de un ascensor que solo utiliza un vecino de un bloque de pisos porque él es el único vecino de la escalera. Es la imagen más poderosa de la soledad. ¿La alegría consiste fundamentalmente en no sentirse solo?OrdesaAlegría

R. La soledad tiene su encanto cuando no es sinónimo de fracaso. Yo me llevo bien con la soledad. Respecto a ese ascensor, te voy a contar una anécdota. Alguien colgó una vez un cartel que rezaba: "Señores propietarios…". Mi hijo pequeño tachó la "s" en todos los plurales para que se leyera "Señor propietario" [risas], con un humor muy aragonés.

P. Además de la alegría, en la última novela sucumbimos a dos palabras que creo que son fundamentales: belleza y bondad. ¿Es posible que si unimos "alegría, belleza, bondad y buena compañía" tengamos la receta para alejar a la desgracia?belleza bondad

R. Nos quieren quitar la belleza. Estamos construyendo un mundo feo en el sentido estético de la palabra. ¿Por qué todo el mundo va a los museos? Porque nos han robado la belleza y acudimos a ellos para subsanar esa pérdida, esa amputación. Esta obsesión por visitar los museos del mundo radica en que son el refugio de las personas ante el horror del mundo. La belleza es una dimensión del ser humano y la necesitamos.

P. Quiero hablarle del lector. Todas las personas con las que he hablado acerca de sus dos últimas novelas han coincidido en el hecho de haberse sentido “identificadas” con lo que usted cuenta. Directas al corazón. ¿Piensa Manuel Vilas en el lector cuando escribe?

R. Por supuesto que sí. Yo soy lector antes que escritor. No se puede escribir si antes no eres lector. Como escritor, estoy al servicio de la vida. El escritor hace su trabajo cuando traslada al lector la complejidad de la vida. El escritor es un camarero del lector: "He aquí la vida". El escritor debe plasmar en su obra la vida, para que el lector se entusiasme, para que se enamore de nuevo, para crear ilusión en el lector. Para conmoverlo. Escribo para los lectores, por supuesto. De lo contrario no escribiría.

Cuando leemos la prosa de Manuel Vilas, nos parece estar leyendo poesía. Y cuando leemos su poesía nos parece estar caminando por una narración cotidiana y compartida. Su estilo, su manera de contar, su acierto lo hacen inconfundible e irrepetible. Además, cuando leemos a Manuel Vilas, nos leemos a nosotros mismos, nos recordamos, nos reconocemos, nos sonreímos, asentimos y nos confesamos.

Y mientras tanto, la vida

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"Y eso es lo mejor que hay en mí, un profundo sentido de agradecimiento. La luz de la vida es el agradecimiento. Cuando eres agradecido, puedes ver a los seres humanos en su esencia. Puedes verlos en su desnudez. Eso me ha pasado. La edad madura es la edad del agradecimiento". Gracias, Manuel Vilas, por la alegría.

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Sonia Asensio es profesora de Literatura. 

"Todo aquello que amamos y perdimos, que amamos muchísimo, que amamos sin saber que un día nos sería hurtado, todo aquello que, tras su pérdida, no pudo destruirnos, y bien que insistió con fuerzas sobrenaturales y buscó nuestra ruina con crueldad y empeño, acaba, tarde o temprano, convertido en alegría". Así comienza Alegría, de Manuel Vilas (Barbastro, Huesca, 1962), finalista al Premio Planeta 2019. Un comienzo bárbaro, una manera asombrosa de empezar a leer una novela que es vida, que es una vida. Esta conversación telefónica, que tenía en mente hubiera ganado o no el galardón, es un regalo del día de Reyes.

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