Empresas fantasma españolas sirvieron para vaciar las cuentas de Cáritas en Luxemburgo

El verano pasado estalló uno de los casos más sonados de la historia reciente de Luxemburgo. Marc Crochet, director general de Cáritas Luxemburgo, denunció el 16 de julio, tras volver de sus vacaciones, que la organización había sufrido un desfalco que había dejado sus cuentas a cero. Seis días después se detuvo como posible responsable a Stéphanie Friob, la directora financiera de la organización, que se presentó ante la policía como víctima de la conocida como 'estafa del CEO'

Friob aseguró haber recibido correos electrónicos que suplantaban a Crochet —y a un abogado que supuestamente representaría al director general— en los que se le ordenaba la realización de transferencias bancarias. En total, el fraude ascendió a 61,21 millones de euros, que salieron de las cuentas de Cáritas en más de un centenar de transferencias entre febrero y julio de 2024.

La estafa supuso la paralización de las actividades de Cáritas Luxemburgo. Friob sigue siendo investigada por su posible implicación en la trama, pero hay más detenidos y la justicia de Luxemburgo ha condenado ya a dos ciudadanos búlgaros. Se trata de los primeros sentenciados por este caso que ha sumido a la ONG de la Iglesia católica en Luxemburgo en una crisis financiera absoluta.

Con las transferencias se vació todo el dinero de las cuentas de Cáritas. Incluso decenas de esos millones provenían de préstamos que la ONG había solicitado a bancos de Luxemburgo. Gran parte de ese dinero acabó en cuentas del BBVA pertenecientes a empresas fantasma abiertas por esos dos ciudadanos búlgaros en España.

Tal y como ha adelantado el medio luxemburgués Reporter.lu —socio del consorcio de investigación OCCRP, al igual que infoLibre—, la Séptima Sala Penal del Tribunal de Distrito de Luxemburgo ha declarado culpables a Ivan Teofilov y Rafaelo Iliev, dos ciudadanos búlgaros que ejercieron como los testaferros de menor rango dentro de la trama. Ambos, que llevan en prisión preventiva desde su arresto el pasado mes de enero, han llegado a un acuerdo con la fiscalía y tras cooperar en la investigación, han aceptado el cargo de participación pasiva en una red de fraude. 

El tribunal les ha impuesto una pena de 18 meses de prisión y una multa de 3.000 euros. Debido a su cooperación y a que no tienen antecedentes penales en Luxemburgo ni en Bulgaria, 15 de esos meses han quedado suspendidos. Así que tras la sentencia, y después de haber llegado a un acuerdo, podrían ser puestos en libertad este mismo verano siempre y cuando no incurran en nuevas infracciones.

Entre el resto de detenidos, hay otros supuestos testaferros de la trama. En esos casos, no han llegado a un acuerdo y aún están pendientes de juicio. Todos ellos tenían a su nombre empresas fantasma a las que se les transferían fondos de Cáritas Luxemburgo. Tanto la sentencia contra Ivan como la dictada contra Rafaelo muestran los vínculos de la estafa con España.

A España por trabajo

El 15 de febrero de 2024, Rafaelo Iliev acudió, acompañado de una mujer, a una notaría en Granada para firmar la constitución de Koselig Partners SL. Cuatro días después hizo lo mismo en Málaga. Allí creó Mondaze Premium SL. Después abrió cuentas bancarias en el BBVA para ambas empresas. Así lo ha explicado el propio Rafaelo a la fiscalía de Luxemburgo. Esas dos sociedades servirían luego como empresas pantalla para desfalcar los fondos de Cáritas en el país europeo.

Aún así, Rafaelo ha asegurado no saber que esas empresas estaban siendo utilizadas para ese fin. Según su declaración, había acudido a España desde Bulgaria con una promesa de trabajo y por ello accedió a firmar los documentos de creación de las empresas y de apertura de las cuentas bancarias. Supuestamente recibió el soplo para ir a España de su amigo Ivan Teofilov, el otro ciudadano búlgaro que ha sido condenado por el caso. 

Ivan le puso en contacto con una persona que supuestamente podía conseguirle trabajo en nuestro país, pero según Rafaelo, tras no conseguir empleo, regresó a Bulgaria sin haber cobrado dinero alguno. El testaferro asegura, aunque el tribunal define parte de sus explicaciones como "inverosímiles", que nunca tuvo control de las cuentas abiertas y que le dijeron que las empresas y las cuentas se cerrarían porque finalmente la oferta laboral que le habían prometido no se había materializado.

Pero esto no fue así. El 22 de marzo de 2024 Rafaelo volvió a Bulgaria y entre finales de mayo y principios de junio algunas de las transferencias de Cáritas Luxemburgo se estaban realizando ya con destino a las cuentas de sus empresas españolas, que nunca habían sido cerradas. Parte de ese dinero se transfirió después a otras cuentas de las mismas empresas fantasma en otros bancos españoles y finalmente se le acabó perdiendo la pista. Otra parte del dinero se movió a cuentas de las empresas de otros testaferros.

Ivan hizo lo mismo que Rafaelo pero unos meses antes. En su caso, abrió tres empresas en España en noviembre de 2023 tras viajar a nuestro país procedente de Londres el 7 de ese mes y quedarse hasta el 15 de diciembre. Las sociedades tenían su supuesta sede en Boadilla del Monte, Madrid ciudad y Málaga. 

Tanto esas tres compañías que se registraron con Ivan como socio y administrador único de las mismas como las dos de Rafaelo constan con una sede social radicada en un lugar de coworking. Estos espacios ofrecen habitualmente a las compañías que les contratan la posibilidad de indicar su sede social en las instalaciones del coworking. En los casos de Ivan y Rafaelo las sentencias hablan directamente de "sociedades ficticias", mismo adjetivo con el que definen las sedes de las supuestas empresas.

A través de esas compañías fantasma, registradas a nombre de los dos ciudadanos búlgaros, salieron algo más de 20 millones de euros del desfalco a Cáritas: unos 14 a través de las de Ivan y otros 6,5 millones a través de las de Rafaelo, según las sentencias dictadas en contra de ambos a las que ha tenido acceso infoLibre. Ese dinero supone un tercio del que perdió la ONG de la Iglesia católica en Luxemburgo. 

"El objetivo era apropiarse, al menos parcialmente, de dichos fondos y redistribuirlos a través de innumerables cuentas en todo el mundo", concluye el tribunal luxemburgués, que también asegura que la labor de ambos "facilitó el movimiento de fondos ilícitos, ocultó su origen y blanqueó el dinero".

Aún así, no está claro aún qué ocurrió exactamente. La policía de Luxemburgo recopiló en un primer momento "indicios sólidos que respaldan la hipótesis de la 'estafa del CEO'", según recogen las sentencias. Pero la exdirectora financiera continúa siendo investigada. Se la acusa de fraude, falsificación, robo, fraude informático y abuso de confianza.

¿El fin de Cáritas Luxemburgo?

En cualquier caso, las consecuencias para la organización han sido totalmente devastadoras. Tras la denuncia del escándalo, el Gobierno luxemburgués cortó inmediatamente toda subvención pública a la organización y esta ha paralizado, al menos por el momento, sus actividades. Cáritas Luxemburgo se ha centrado, de hecho, en una etapa de reestructuración, auditoría y limpieza administrativa con la intención de volver a poder operar en el futuro.

Las actividades esenciales y las labores de servicios sociales que la organización realizaba en el país, como la atención a refugiados o grupos vulnerables, han sido transferidas a una nueva ONG, llamada Hëllef um Terrain (HUT). Organización a la que se le transfirieron la mayoría de empleados de Cáritas Luxemburgo. Otra parte de las actividades de la ONG ha sido asumida por la Fundación Partage Luxembourg, también católica.

Del mismo modo, los proyectos internacionales de la organización —con programas en países como Sudán del Sur, Ucrania, Moldavia, Laos, Turquía o Bangladesh— han sido asumidos por las divisiones de Cáritas en otros países o por otras organizaciones o, incluso, directamente suprimidos.

Al menos 60 programas en el extranjero han sido cancelados, según informó la propia Cáritas Luxemburgo. La organización también ha tenido que despedir a un centenar de trabajadores, entre empleados en Luxemburgo y en otros países en los que desarrollaban su labor.

Cáritas Luxemburgo, al igual que el resto de divisiones de Cáritas, actúa bajo el paraguas de Caritas Internationalis, una organización no gubernamental, perteneciente a la Iglesia católica y con sede en Roma, que sirve como alianza de las organizaciones de Cáritas existentes en más de 160 países. Las ONG a nivel nacional se dedican a labores humanitarias y de asistencia y servicios sociales. Según la propia organización, Cáritas se dedica a combatir la pobreza, la exclusión, la intolerancia y la discriminación.

A pesar de esa alianza global, las organizaciones estatales cuentan con entidad jurídica propia. Actualmente, Cáritas Luxemburgo "se encuentra en un período de reorganización y estabilización", según indica su propia web. La organización explica que están intentando resolver sus deudas y pagar todas las cuentas que tienen pendientes: "La reanudación de las actividades benéficas, el núcleo de nuestra misión, solo podrá tener lugar una vez finalizada esta fase de consolidación". "Cáritas Luxemburgo mantiene su determinación de continuar su compromiso con los más vulnerables, tan pronto como las condiciones operativas y financieras lo permitan", reza la organización.

El verano pasado estalló uno de los casos más sonados de la historia reciente de Luxemburgo. Marc Crochet, director general de Cáritas Luxemburgo, denunció el 16 de julio, tras volver de sus vacaciones, que la organización había sufrido un desfalco que había dejado sus cuentas a cero. Seis días después se detuvo como posible responsable a Stéphanie Friob, la directora financiera de la organización, que se presentó ante la policía como víctima de la conocida como 'estafa del CEO'

Información realizada con la colaboración de Luc Caregari (Reporter.lu).

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