Los sindicatos condicionan las 5.124 bajas del ERE a que Telefónica mantenga el actual convenio sin recortes

En la imagen, el presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete.

Telefónica ha activado el click de ajuste laboral. Y ello, pese a que no está sin latido. En el tercer trimestre del año ha obtenido un beneficio neto de 502 millones de euros, lo que ha significado un 9,3% más que en el mismo periodo del año anterior. La compañía ha presumido al presentar esos resultados de que mantiene una sólida posición en los mercados y ha confirmado la remuneración al accionista para 2023. Con todo, la cifra de negocio de la multinacional se ha estancado en los 10.321 millones, esto es un 0,2% menos, sobre todo, por la caída de los ingresos en Argentina, aunque ha confirmado sus previsiones para el conjunto del año, revisadas al alza en verano.

En ese dibujo de situación, la empresa y los sindicatos han constituido este lunes las mesas de negociación de los expedientes de regulación de empleo (ERE), los primeros en una década, que afectarán a las tres principales filiales de la compañía en España, Telefónica de España, Móviles y Soluciones. Telefónica ha propuesto de partida 5.124 bajas hasta 2026, lo que supondría casi un tercio de la plantilla global: 81 en Soluciones, 958 en Móviles y 4.085 en Telefónica de España. El recorte afectará a todos los centros de trabajo y a todas las comunidades autónomas, aunque los epicentros de la sacudida serán Madrid, Cataluña y Andalucía, ya que la compañía ha fijado el excedente de plantilla en ellas en 1.580 empleados (el 30,84% del total), 777 (15,16%) y 691 (13,49%), respectivamente. En conjunto tendrán que afrontar el 59,49% del ajuste. Por detrás, la Comunidad Valenciana habrá de asumir la salida de 343 empleados, Galicia la de 339, Castilla y León la de 286, en el País Vasco serán 255 trabajadores menos, en Asturias 140, en Canarias 136, en Aragón 128 y en Castilla-La Mancha 119 personas. Se quedarán por debajo del centenar Murcia, con 90; Islas Baleares, con 77; Extremadura, con 76; Cantabria, con 42; Navarra, con 36 y La Rioja, con nueve.

Si bien, fuentes de UGT matizan que “no es lo mismo que la empresa hable de 5.124 puestos de trabajo afectados, que de 5.124 personas trabajadoras afectadas por ERE”, ya que entienden que habrá quienes se puedan “reubicar dentro de la empresa, que es internacional, en otro puesto que no se suprima”. Indican que la afectación está prevista para personas nacidas en 1968 y años anteriores, “con una antigüedad mínima de 15 años” y aclaran que no han hablado aún de fechas, pese a que se ha aseverado que las bajas se extenderán hasta 2026.

De momento, los negociadores de los sindicatos tienen que hacer frente a palabras y números desparramados en tres memorias prescriptivas de cientos de páginas cada una antes de fijar posición. En ellas se justifica la medida de poda por causas objetivas de carácter productivo, organizativo y técnico. Desde CCOO no quieren hablar de líneas rojas todavía. La secretaria de Acción Sindical del Sector Estatal de Telecomunicaciones de la organización sindical, Ramona Pineros, lo explica: “Las premisas de partida son que sea voluntario -el ERE-, que sea universal, que tenga unas condiciones económicas suficientes y que enlace directamente con la jubilación”. “Ese es nuestro foco, sobre el que vamos a trabajar”, cose, “pero no me gusta hablar de líneas rojas porque cuando uno está negociando tiene que hacer una valoración global del acuerdo antes de tomar cualquier tipo de decisión al respecto”, argumenta.

En relación a la voluntariedad del despido colectivo, la multinacional la ha vinculado a que se alcancen las cifras deseadas por su parte, aunque fuentes del ala empresarial conceden que éstas se fijarán “del todo” durante el proceso de diálogo que seguirá en pie durante un mes.

Desde UGT buscarán con ahínco que la empresa considere “políticas de reinternalización de funciones y de reskilling para asegurar la empleabilidad de la plantilla y moderar el impacto” del despido masivo. En su caso sí marcan un límite para que pueda alcanzarse un pacto: “No habrá ERE, si no hay acuerdo en el convenio colectivo para que se blinden garantías de estabilidad”, aseveran fuentes de dicha organización sindical, que avanzan que no será el único condicionante que pongan encima de la mesa, pero sí el primero. Y por ahora hay un choque. Se ha producido ya una primera reunión en esas conversaciones paralelas en la que la empresa ha dibujado "un convenio a la baja" que al sindicato "no le vale". "En el caso del ERE no alegan causas económicas, por lo que no tiene sentido, a priori, que en el marco del convenido plateen una línea de actuación de recortes o de no mejoras" por esos motivos, condensan fuentes de la organización sindical. UGT se opone a cuestiones como "abrir la movilidad geográfica forzosa interprovincial e interinsular", a lo que se ha engarzado "la eliminación del cobro de dietas, en el caso de que los movimientos forzosos no conlleven cambio de domicilio, excepto si el desplazamiento fuese de más de 90 kilómetros", y la supresión de los días de incorporación existentes en el convenio actualmente. Y no apoyarán tampoco una modificación del modelo vigente de Clasificación Profesional, que implique liquidar "la progresión profesional basada en la antigüedad y proponiendo otro fundamentado en la gestión diferencial y la productividad de las personas". 

Los "arrolladores" avances tecnológicos

De vuelta al ERE, fuentes de la entidad y sindicales lo entrelazan con la automatización de procesos y con “la imparable Inteligencia Artificial (IA)”. Desde UGT dicen comprender que, “si se quiere reorganizar la empresa, es lógico que haya ciertas actividades que hoy se están desarrollando que no lo hagan en el futuro”, no obvian tampoco el final del despliegue de fibra óptica hasta el hogar (FTTH), pero pespuntean rápido que “habrá que analizar cuáles son y cuál es la motivación que aduce la empresa para querer prescindir de según qué puestos de trabajo”. Desde la orilla de CCOO, Pineros reconoce que los motivos que sustentan el ERE tienen que ver en parte con causas tecnológicas y organizativas. “No podemos obviar la realidad tecnológica que nos ha arrollado a todos”, sostiene. Y argumenta: “En este periodo 2023-2026 se va a dar por finalizado, probablemente el próximo año, el trasvase de las líneas de cobre a fibra y eso tiene unas consecuencias técnicas como que deja de ser necesario muchísimo mantenimiento, las averías prácticamente no se producen, la instalación está toda hecha...”. A ello habrá que sumar que, “en otros departamentos podemos hablar de robotización, automatización, sistemas de resolución de incidencias vía telemática… Los avances tecnológicos han cambiado el perfil de todas las empresas de este país y Telefónica no es una excepción”, concluye.

En ese punto, fuentes jurídicas enfilan otra arista del tema: “Se tendrán que justificar muy bien las causas tecnológicas y organizativas”, si no se quiere abrir la puerta a conflictos judiciales, dado que ya hay juzgados “que han declarado despidos improcedentes por esos motivos”. Citan, por ejemplo, el fallo de un juzgado de lo Social de Las Palmas de Gran Canaria que dio la razón a una trabajadora despedida frente a una empresa turística. En dicha sentencia se puede leer: “La automatización mediante 'bots' o 'robots', con la única excusa de reducir costes para aumentar la competitividad, viene a significar los mismo que reducir el Derecho al Trabajo para aumentar la Libertad de Empresa”.

Díaz se reunirá con empresa y sindicatos

Por ahora, todas las partes implicadas dicen que negociarán de buena fe para lograr “el mejor acuerdo posible para los trabajadores que, en muchos casos, llevan toda la vida en Telefónica”. También se zambullirá en el asunto la  vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien cerrará un encuentro con los sindicatos y con Telefónica cuando se presenten los tres expedientes de regulación de empleo que se intentan encajar en las buenas intenciones. “Cuando tenga el ERE encima de mi mesa lo voy a evaluar y me reuniré con las partes para conocerlo, tengo que estudiar la propuesta que se hace", ha adelantado en una entrevista en laSexta. Está por ver si antes se avanza o no con dificultad.

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