Los españoles dedicamos el 11,3% del gasto a bares, restaurantes y hoteles, casi el doble de la media europea

Los tópicos y los lugares comunes tienen un valor muy limitado para entender actitudes sociales, pero los datos fríos algunas veces confirman esos tópicos. Así, si el tópico dice que el español gasta más que el alemán en bares y restaurantes, algo de cierto hay detrás del lugar común. Eurostat, la Oficina de Estadísticas de la Comisión Europea, publicó en diciembre un curioso informe que explica qué porcentaje del gasto de los hogares va a partidas esenciales como vivienda, transportes o comida. Si los números gordos son similares, hay variaciones llamativas que sirven para confirmar muchos de esos tópicos.

Cuenta Eurostat que el 25% del gasto de un hogar medio europeo, la mayor partida, va a vivienda, un rubro que incluye también sus facturas como electricidad, calefacción o agua. La segunda partida de gasto, con un 14,3%, va a alimentos y bebidas no alcohólicas. Y sigue así. Transportes se lleva el 12,1%, ocio y cultura el 8%, bares, restaurantes y hoteles el 6,6%, muebles y electrodomésticos el 6%, salud el 4,7%, alcohol y tabaco el 4,3%, ropa y calzado el 4,2%, telecomunicaciones el 2,5%, educación el 0,9% y el 11,4% restantes a otros bienes y servicios.

Esos porcentajes varían considerablemente de país en país y sirven como imagen fija de las diferencias de gasto, que sirven para explicar también por qué unos países recaudan mucho más que otros a partir de ciertos impuestos o por qué se invierten más fondos públicos en unas partidas u otras.

Los datos muestran también algunas tendencias llamativas. El gasto en vivienda hace ver dos grandes grupos. Uno, menor, se mueve entre el 15% y el 20%. El otro, algo mayor, supera el 25%. Pero al ir al detalle se ve cómo en Europa del este, con las excepciones checa y eslovaca, la vivienda supone generalmente una parte menor del gasto de los hogares que en Europa occidental. En cambio ellos gastan más en comida. El menor gasto en vivienda se debe a políticas de vivienda pública más potentes, heredadas de los antiguos regímenes comunistas.

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La alimentación es precisamente una de las partidas de gasto donde se ven más diferencias. Si la media europea es que se lleve el 14,3% del gasto de los hogares, en Irlanda es sólo el 8,3%, en Luxemburgo el 9% y en Austria el 10,3%, pero en Bulgaria se va al 20,1% (más que vivienda), en Estonia al 19,9% (también más que vivienda) y en Rumanía hasta el 24,8% (un 50% más que vivienda). El mayor gasto en comida (durante años protestaron ante la Comisión Europea porque los mismos productos en realidad eran de peor calidad que en Europa occidental) de los países del este de Europa se debería a que importan más y a cadenas de distribución menos competitivas. También a que en los hogares más pobres la parte que va a necesidades básicas como comida es mayor, aunque esto choca con países ricos como Italia, que gasta en comida por encima de la media europea. Pero se confirma con datos como el de Rumanía (24,8% para comida) comparado con el luxemburgués (9,0% para comida).

Otra de las partidas de gasto que dejan ver tendencias geográficas es la de bares, restaurantes y hoteles. Y cualquiera diría que los mediterráneos tenemos la cartera fácil en ese rubro. A los españoles se les va el 11,3% de su gasto en copas, comidas fuera de casa u hoteles. A los portugueses el 10,3%, a los malteses el 13,2%, a los griegos el 13,3%, a los chipriotas el 15,8% y a los croatas el 13,6%. Y los italianos parecen ser la excepción del grupo, porque en bares, restaurantes y hoteles gastan sólo el 7,8%. Esto no cuenta a los turistas, sólo a los residentes. Al otro lado están los alemanes (4,0%), franceses (6,0%), rumanos (3,6%), polacos (3,2%) o lituanos (3,9%). Además de lo que consumimos en la hostelería, Eurostat calcula también lo que gastamos en alcohol en supermercados y en tabaco. Algunos países gastan más del doble que otros. Si los holandeses dedican a eso el 3,3% de su gasto, los checos hasta el 8,3%. Los españoles parecemos bastante sanos (4,3%).

Eurostat, con este informe, también deja ver en qué países la educación privada tiene más peso. El gasto de los hogares en educación va de porcentajes tan pequeños como el 0,3% de los suecos, el 0,4% de los finlandeses y belgas o el 0,5% de los checos y estonios al 3,5% de los chipriotas o el 2,0% de griegos e irlandeses. Los hogares españoles se dejan de media en educación el 1,6% de su gasto. Pasa igual con la sanidad. Si la media europea es que a sanidad vaya el 4,7% del gasto total de los hogares, en países con menos gasto social como Bulgaria llega al 7,2%, en Polonia al 7,1% y en Rumanía al 6,9%. En cambio en Dinamarca es el 3,0%, en Suecia el 3,2%, en los Países Bajos y Luxemburgo el 3,4% y en Alemania el 4,3%. En España es el 5,0%.

Los tópicos y los lugares comunes tienen un valor muy limitado para entender actitudes sociales, pero los datos fríos algunas veces confirman esos tópicos. Así, si el tópico dice que el español gasta más que el alemán en bares y restaurantes, algo de cierto hay detrás del lugar común. Eurostat, la Oficina de Estadísticas de la Comisión Europea, publicó en diciembre un curioso informe que explica qué porcentaje del gasto de los hogares va a partidas esenciales como vivienda, transportes o comida. Si los números gordos son similares, hay variaciones llamativas que sirven para confirmar muchos de esos tópicos.

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