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Las trabajadoras en ciencia y tecnología crecen a mayor ritmo que los hombres, pero ellos copan los altos cargos

La presencia femenina en el ámbito de la ciencia y la tecnología está al alza

El Observatorio de Mujeres, Ciencia e Innovación (OMCI) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades armó en 2020 su primer informe Mujeres e Innovación, un documento de carácter bianual, que en su edición de este año deja una conclusión ligada al mercado laboral que puede contribuir a tumbar prejuicios o ideas preconcebidas: en 2023 hubo más mujeres ocupadas en ciencia y tecnología que hombres. A ellas ya no le son ajenos esos empleos.

Según información del Instituto Nacional de Estadística (INE) relativa a 2022, el 15,6% del tejido empresarial español lo constituyen empresas innovadoras. En ese contexto, la suma del personal técnico, profesional, científico e intelectual, más el personal técnico y profesional de apoyo, representa más de un tercio de la población ocupada femenina, en concreto el 34,4%; mientras que en el caso masculino, se queda en el 29,2% de la población global. Esto prueba que entre las mujeres sí existe un interés real por formar parte del sector económico de la I+D+I. De hecho, de acuerdo a la Encuesta de población activa del INE, el 64% de los nuevos puestos de trabajo vinculados a la ciencia, la innovación y las nuevas tecnologías pertenecen a mujeres.

A la luz del informe del ministerio, en la última década se ha consolidado una tendencia: la elevación progresiva y sostenida en el tiempo de la proporción de los recursos humanos en la órbita de la ciencia y de la tecnología respecto a la población ocupada en su conjunto, y que esto tenga "mayor incidencia en el caso de las mujeres”. 

A pesar de los avances, las mujeres siguen sin participar en el ámbito de la innovación española “de forma igualitaria a como lo hacen los hombres”, según se refleja en el mencionado estudio consultado por infoLibre. Persiste, por ejemplo, su infrarrepresentación en determinados sectores estratégicos, como en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). El 61,3% de las empresas de esta área de actividad con 10 o más trabajadores, que son las que poseen cierta dimensión para innovar, “no tienen mujeres especialistas TIC”, lo que “pone de manifiesto la urgente necesidad” de incorporarlas a “las empresas españolas”, se recoge en el informe. En relación a ese punto, el porcentaje de empresas sin mujeres en TIC se redujo en 2020, hecho que engarzan a las “necesidades de cuidados durante la pandemia”, que pudieron provocar que muchas tuvieran que abandonar sus cargos laborales para dedicarse a ellos. En cualquier caso, no se han recuperado los valores previos a la sacudida general que supuso el covid. 

Tampoco se ha logrado reducir la brecha de género, en las esferas de la alta y media-alta tecnología (AyMAT). En ellas, las profesionales femeninas representan sólo “uno de cada tres puestos ocupados”, esto es, “el 31% de la población ocupada tanto como personal de I+D, como personal investigador”, confirmando una distancia que no se ha acortado en el último lustro. No son del todo positivos, asimismo, “los datos del propio personal de las empresas que se dedican a actividades innovadoras”. ¿Por qué? Aún no se llega al 30%. Únicamente el 28,8% fueron mujeres, si bien, esa cifra significa un alza de seis décimas respecto al 28,2% registrado en 2020.

Desequilibrios de género por sectores

Al colocar la lupa por sectores se observa, a la luz del análisis oficial, que las mujeres no tocan ni el listón del 30% en ninguno de los tres sectores principales de actividad del país: en el de Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca suponen el 20,5%; porcentaje que se eleva al 26,8% en el caso de la Industria; y en Servicios es del 29,7%. Únicamente en Textil, confección, cuero y calzado, Actividades sanitarias y de servicios sociales, Actividades financieras y seguros y Otras actividades de fabricación, “existe un equilibrio de género”.

“Aunque hoy en día el papel de la mujer en la ciencia, la tecnología y la innovación ha avanzado en España, no lo ha hecho con suficiente fuerza e intensidad como para cambiar los desequilibrios observados en la última década”, advierten los autores del informe. A su entender, la brecha de género no ha dejado de ser “palpable” y “no pueden faltar el conocimiento y la experiencia de las mujeres” en un marco como es el de la innovación, que “requiere la participación de un número creciente de recursos humanos especializados y cualificados”. Por eso se apuesta por poner el foco en ese “déficit de talento especializado” que se produce, avisan, “no sólo en España sino a nivel mundial”. Para lograr sortearlo abogan por “eliminar los estímulos externos, estereotipos de género y sesgos”, que alejan a las mujeres de las titulaciones STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics, siglas en inglés para Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas)”. “Sólo así -mantienen- será posible restablecer el equilibrio de género en los sectores productivos más innovadores, rompiendo con el escenario actual”.

Con todo, hay un campo, el sector de la Biotecnología, que se diferencia de otros en cuanto al empleo femenino. Otra vez de acuerdo a información estadística del INE, el personal en equivalencia a jornada completa dedicado a las actividades de I+D interna en biotecnología, fue de 32.901,7, el 13,2% del personal total, en 2021. El 57,7% de estas personas fueron mujeres. En las empresas en particular, la ocupación femenina era de 56,7%. “El sector biotecnológico, por tanto, dista de los patrones observados en el resto de las empresas con actividades de I+D interna y sería un modelo de estudio de caso para ver los parámetros que operan para que exista tan alta representación de la mujer”, se hace notar en el informe. 

Y hay algo más. De igual manera, el colectivo de investigadores en actividades de I+D interna en Biotecnología subió hasta las 20.945,8 personas en jornada completa, el 54,1% mujeres. Por tanto, “también en el escalón más alto las mujeres son mayoría, aunque se manifiesta con menor intensidad que en el total del personal empleado en I+D”.

¿Se está gestando otra brecha?

La travesía ha sido árida para muchas. Carolina Vidal, secretaria confederal de Mujeres e Igualdad de CCOO, tiene una idea clara: "Las mujeres estamos menos en las carreras STEM por una cuestión de inercia de visión sexual del trabajo". La desarrolla: "Es un concepto histórico, las mujeres participamos más en lo que es dentro de las casas y cuando esto se profesionaliza, seguimos trabajando haciendo eso, porque se considera innato a nosotras. Una niña se va a enfermería y un niño a ingeniería, entre otras cosas, porque se entiende que los trabajos que no consisten en cuidados, son los que de verdad requieren una formación, los que añaden a la investigación y al desarrollo". "Mientras los otros -apostilla- los hacemos nosotras, pero sin aprender mucho, porque ya tenemos el gen de cuidar. Esto hace que, cuando van a estudiar niños y niñas, desde el inicio, ya estén diferenciados los caminos".

Vidal adelanta a infoLibre que CCOO "va a iniciar una campaña para impulsar a las mujeres hacia las carreras tecnológicas". ¿Por qué? Les "preocupa" que "la siguiente brecha laboral entre hombres y mujeres esté relacionada con ellas, a medida que los trabajos vayan siendo cada vez más tecnológicos y más dependientes de la robótica y de la Inteligencia Artificial", reconoce. "Ahora que nos hemos equiparado en las áreas más industriales y de servicios, o cada vez más, tememos que, a medida que el empleo se genere en esos nichos, surjan otras brechas derivadas de lo que estudiamos unas y otros, relacionadas con si estamos o no en la carrera tecnológica". De ahí que desde el sindicato tengan la intención de "alertar a los ministerios implicados, Trabajo, Educación y Derechos Sociales, sobre que nos tenemos que poner manos a la obra con esto. Desde la Secretaría de Mujeres de CCOO nos parece grave", lanza.

Sobre que sigue costando hacerle hueco a mujeres en puestos de responsabilidad, Vidal apunta a una triada de factores que las "lastran": "La maternidad profundamente, todo lo que tiene que ver con los cuidados, en el sentido amplio de la palabra; y las interrupciones de nuestras carreras profesionales con las excedencias, reducciones de jornada, parones…". "Estos son los motivos principales que hacen que, aunque formemos parte ya más de las carreras tecnológicas, no tengamos todavía altas responsabilidades en ellas", concluye.

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