LOS ABUSOS DE LA BANCA

Un programa informático de Caja Madrid manipulaba el perfil de los clientes para venderles preferentes

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España es el único país donde las entidades financieras vendieron a clientes particulares e inversores no profesionales un producto complejo y de alto riesgo como las participaciones preferentes. Para justificarlo, analizaban previamente las características del ahorrador, de forma que el producto ofrecido se adecuara a sus deseos y posibilidades. Caja Madrid utilizaba una herramienta informática, conocida como Asesor, para adjudicar un perfil de inversión a sus clientes y hacerles, en consecuencia, una determinada propuesta.

El caso es que ese programa atribuía perfiles “moderados” a clientes que, en realidad, debían ser calificados de “conservadores” o incluso “muy conservadores”. Así ocurre en un caso al que ha tenido acceso infoLibre. Se trata de una mujer que “quiere que su patrimonio crezca de manera estable y no acepta oscilaciones negativas en su valor, aunque la rentabilidad obtenida sea limitada”. Además, “desea que su propuesta de inversión esté formada exclusivamente por renta fija”. Comunica unos ingresos anuales brutos por debajo de los 17.360 euros y quiere invertir un total de 150.000 euros.

Sorprendentemente, de los cuatro perfiles posibles –muy conservador, conservador, moderado y dinámico– el asesor informático le adjudicó uno “moderado” y se le propuso que comprara preferentes en mayo de 2009. Según la descripción que da el propio programa, un perfil moderado se sitúa “a medio camino entre los activos sin riesgo y el que ofrece un índice bursátil de primer orden”. Pues bien, pese a que la cliente manifestó que no quería “oscilaciones negativas” en el valor de su inversión, se le atribuyó un perfil en el que, como reconoce el Asesor, debe contar con “pérdidas en años malos de renta variable”. A pesar de que, insiste la herramienta, este tipo de inversor “no quiere asumir todo el riesgo que ofrece un mercado de renta variable típico”.

Según los testimonios de ex trabajadores recabados por infoLibre, el Asesor sólo asignaba perfiles muy conservadores a clientes que no querían ir más allá de las imposiciones a plazo fijo.

Potenciada a partir de 2010

El uso de esta herramienta informática, que fue implantada con el nuevo siglo en Caja Madrid, fue potenciado a partir de 2010. No era obligatorio utilizarlo, pero permitía al empleado recoger la firma del cliente y, en cierta forma, diluir tanto el test de idoneidad preceptivo como las preguntas del MIFID (la Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros para proteger a los clientes, se aplica a productos financieros complejos), que sí exigía el sistema operativo (NOS) de la caja.

Al ahorrador, en todo caso, se le preguntaba por su experiencia inversora y en qué productos había invertido con anterioridad –plazos fijos, renta variable, fondos de inversión o derivados–. Por ejemplo, la cliente a la que ofrecieron preferentes en mayo de 2009 manifiesta que “no modifica con frecuencia sus inversiones”, pero que “entiende la terminología sobre productos y mercados financieros”. Más complicado es saber si ella, como otros muchos miles de ahorradores, comprendieron las especiales características de las preferentes que les ofertaron después.

“¿Podemos perder dinero?”

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“Siempre te preguntaban si podían perder dinero”, recuerda un ex empleado. “Y siempre les contestábamos: 'La caja tendría que hundirse, y eso no va a ocurrir jamás”. Porque las preferentes estaban garantizadas por la propiedad entidad. Y condicionadas a los beneficios que ésta obtuviera. “Les decíamos: 'Son fondos propios, y nosotros somos muy potentes, somos la número uno”. También se les informaba de que era un producto con liquidez y “para toda la vida”.

Según denuncian las asociaciones de afectados, la gran mayoría de ellos creían estar adquiriendo un producto tan seguro como un depósito a plazo fijo, pero mucho más rentable, con unos intereses muy atractivos del 7%. Y que podrían recuperar su dinero de forma inmediata en caso de necesitarlo.

Pero en noviembre de 2011 el mercado secundario, donde se negociaban estas participaciones, quedó cerrado: todos querían vender, nadie quería comprar. Los ahorros de unas 700.000 personas quedaron atrapados en una suerte de corralito del que algunos han escapado gracias a los jueces o al arbitraje. Mientras, Caja Madrid, en efecto la primera caja de ahorros española, sobreexpuesta a la crisis del ladrillo y acuciada por los problemas financieros, firmaba una fusión suicida con otras seis entidades. En mayo de 2012 la nueva Bankia terminaba intervenida y rescatada –más de 20.000 millones de euros públicos–. Acaba de despedir a 3.500 empleados y de cerrar 1.100 oficinas. “La caja tendría que hundirse, y eso no va a ocurrir jamás”

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