El 36% han sido agredidas y el 31% sufre discriminación al buscar trabajo: la realidad de las personas trans en la UE

Imagen de una manifestación por los derechos de las personas trans.

En los últimos años, los derechos de las personas trans han acaparado parte del debate público y político. La autodeterminación de género, la modificación del sexo registral o el acceso a tratamientos sanitarios se han puesto sobre la mesa para hacer del avance legislativo una disputa constante. Pero también en los últimos años se ha trabajado por confeccionar una aproximación a la realidad que atraviesa a las personas trans. El panorama general dibuja una situación marcada por la discriminación, el acoso y las trabas impuestas para su pleno desarrollo vital.

En el año 2019, la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA) elaboró la principal encuesta que esboza las características de la población LGTBI en suelo europeo. Desde entonces, la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA) disecciona los resultados de la encuesta para analizar las realidades de los entrevistados de manera detallada e interseccional –teniendo en cuenta elementos como el género o el origen–. Este miércoles, el organismo internacional ha publicado sus conclusiones sobre las experiencias vividas por las personas trans y no binarias. 

Agresiones y acoso

Quizá la realidad más sangrante para las personas trans y no binarias tiene que ver con las agresiones físicas y el acoso que sufren en su día a día. Preguntadas por las agresiones físicas o sexuales en los últimos cinco años, más de un tercio de personas trans y no binarias (35,96%) respondió afirmativamente. Además, las personas trans y no binarias son mucho más propensas a haber sido atacadas varias veces: el 24,14% habla de ataques reiterados, al menos dos veces. Las mujeres trans identifican en mayor medida la transfobia como raíz de las agresiones, ya que el 66% lo indica así. Extrapolada la pregunta al colectivo en general, el 47% señala la LGTBIfobia como base de la violencia.

El 10,84% de las mujeres trans encuestadas señala a un familiar como agresor, un porcentaje que está por encima del indicado por la población LGTBI general (6,31%). Las agresiones se produjeron con más frecuencia en el hogar que en el caso de todas las personas LGTBI. Así lo señaló un 11,43% de los participantes en la entrevista, quienes reconocen sus hogares como espacios violentos. El porcentaje se eleva en el caso de las personas no binarias (11,88%), las intersexuales (12,11%) y los hombres trans (13,31%).

Dos tercios de las personas trans y no binarias (66,7%) han sufrido agresiones en el espacio público y casi tres cuartes partes de las agresiones a mujeres trans (72,95%) se produjeron en público. Además, las personas trans y no binarias tienden a ser víctimas de acoso en mayor medida que el resto de población LGTBI: así lo afirma un 69,76%, frente al 56,06% del colectivo en términos generales. 

Derecho a la salud

El acceso a la sanidad marca las vidas de las personas trans. El 34,43% afirma haberse sentido discriminado por el personal sanitario o de los servicios sociales. Los encuestados citan no sólo dificultad en el acceso, sino también ignorancia de sus necesidades específicas, comentarios inapropiados y presión para someterse a un tratamiento médico o psicológico. Las dificultades alcanzan a un 41,12% de los entrevistados cuando se trata de personas trans migrantes y a un 50% en el caso de aquellas personas con algún tipo de discapacidad. 

En consecuencia, el porcentaje de personas trans que reseña algún problema de salud o enfermedad de larga duración es mucho más elevado que el resto de la población LGTBI: el 45,65% frente al 33,6%.

Llegar a fin de mes y acceso a la vivienda

Llegar a fin de mes no es tarea fácil para las personas trans que viven en suelo europeo. Una de cada cinco (22,28%) admite tener dificultades o grandes dificultades para cubrir todas sus necesidades, frente al 13,91% de las personas LGTBI en su conjunto en esta misma situación.

En cuanto al derecho fundamental a la vivienda, el 25,6% reconoce haber tenido que enfrentarse a obstáculos para poder tener un techo. La mayoría de las personas trans y no binarias que han tenido experiencias de falta de vivienda (79,10%) tuvieron que alojarse con amigos o familiares. El 24,65% necesitó recurrir a un recurso habitacional de emergencia y el 14,75% se vio obligado a dormir en la calle.

Discriminación en el trabajo

¿Cómo es la búsqueda de trabajo para las personas trans? Los encuestados afirman haber sufrido algún tipo de discriminación en el proceso: así lo reseña un 31,79% de los preguntados, frente al 10,17% de la población LGTBI general. Este porcentaje es mucho mayor en el caso de las personas trans y no binarias con discapacidad (44,73%) y las mujeres trans (43,03%). 

En el propio centro de trabajo, el 34,42% habla de algún tipo de discriminación, frente al nada despreciable 20,83% de las personas LGTBI en su conjunto.

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Más de un tercio (34,43%) de los encuestados trans y no binarios se sintieron discriminados por el personal escolar o universitario, frente al 19,51% de todos los encuestados LGBTI. 

Y, ligado al cambio de la mención registral del sexo y las leyes de autodeterminación, la realidad es que más de una cuarta parte de las personas trans y no binarias se sintieron discriminadas al mostrar su DNI (25,82%).

Satisfacción vital

El análisis se detiene en un último apartado que resulta clave: la satisfacción vital. En una escala del cero al diez, las personas trans y no binarias que hacen un balance por su recorrido vital se quedan en el ecuador: un 5,55. La nota que dan las personas LGTBI es casi un punto superior.

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