El caso del exconselleiro de la Xunta o cómo algunos medios vuelven a banalizar la violencia sexual

"La denunciante* entierra la carrera política del conselleiro do Mar de Galicia por agresión sexual". El entrecomillado pertenece a una información publicada por El diario de León y es sólo un ejemplo de cómo algunos medios parecen esforzarse por banalizar la violencia sexual, culpabilizando a la víctima e indultando al agresor. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) confirmó esta semana la investigación del hasta entonces conselleiro do Mar, Alfonso Villares, tras una denuncia contra él por un delito de violencia sexual. Él presentó su dimisión de forma inmediata y el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, admitió que conocía desde febrero la existencia de la denuncia. Pero todas las miradas apuntan ahora hacia la víctima.

No para analizar las secuelas de la violencia, ni para entender el proceso de denuncia, sino para escudriñar su vida privada, sus hábitos, su pasado y su proyección pública. Para revictimizarla. Así lo ha denunciado este jueves el colectivo Xornalistas Galegas: "Cambiar el foco de la información para dejar caer todo el peso sobre la vida personal de la denunciante es desinformación. Abordarlo en la sección de televisión, corazón o sucesos tampoco resulta adecuado", han reseñado las profesionales en redes sociales.

"La revictimización mediática es una forma de violencia simbólica y emocional que impacta negativamente en múltiples esferas de la superviviente: en el desarrollo personal, en la salud, en la economía... Agrava el daño original sufrido al ser presentada ante la opinión pública de manera estigmatizante, culpabilizadora o descontextualizada y reproduce dinámicas de opresión, silencio y trauma", analiza Marga Tojo, portavoz del colectivo de comunicadoras. "No pocas veces se deshumaniza a la víctima a través de la espectacularización, especialmente en los formatos de tertulia televisiva, pero no sólo. De manera despolitizada, se convierte el dolor en espectáculo y se desvía la atención de los sistemas de poder que lo generan o que los amparan", abunda, logrando de esta forma "inocularnos una distancia emocional con la agredida que nos hace proclives a la asunción de la narrativa deseada".

No son pocos los medios que en las últimas horas han decidido poner la lupa sobre la víctima. Basta una simple búsqueda para recopilar algunos ejemplos. "Quién es la *modelo y presentadora que ha denunciado al consejero gallego Alfonso Villares por agresión sexual", reseñaba Antena 3. "Así es la *denunciante: sus parejas y la denuncia a un supuesto príncipe que la estafó y trató de asesinarla", completaba el diario Voz Pópuli.

La jueza Victoria Rosell, exdelegada del Gobierno contra la Violencia de Género, ha advertido además de un añadido: la ley prohíbe la divulgación de la identidad de víctimas de violencia sexual, tanto sus datos como sus imágenes.

De Diana Quer a Jennifer Hermoso

No es la primera vez que determinados medios de comunicación llevan a cabo un tratamiento revictimizante, degradante y exento de mirada feminista en torno a un caso de violencia sexual. En octubre de 2023, Telecinco orquestaba un programa especial alrededor de unas declaraciones a puerta cerrada y en sede judicial de la futbolista Jennifer Hermoso, sacando a la luz un testimonio clave para el proceso judicial que entonces estaba en curso, sin el consentimiento de la víctima. Sucedió también con las imágenes de la jugadora comentando lo ocurrido con sus compañeras, en la intimidad, inmediatamente después del Mundial en Sídney (Australia). Y volvió a pasar con las fotografías de la jugadora celebrando el título días después, en Ibiza. 

A lo largo de todo el juicio, diversos medios optaron además por poner el foco en el impacto de la agresión sexual no sobre la vida de la víctima, sino en la de su agresor: "Así ha cambiado la vida de Luis Rubiales un año después de su beso sin consentimiento a Jenni Hermoso", titulaba el diario 20 Minutos.

Pero hay más. Noviembre de 2017. Entonces comenzaba el proceso judicial contra cinco hombres, autodenominados como La Manada. ¿Y cuál fue la narrativa de gran parte de los medios de comunicación? La de escrutar el comportamiento de la víctima y llevar a cabo una suerte de juicio paralelo. "La vida 'normal' de la chica violada en San Fermín: universidad, viajes y amigas", publicaba el diario El Español.

Rueda conocía desde febrero la denuncia por agresión sexual contra el exconselleiro Villares

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Sobre Diana Quer, la joven asesinada en A Pobra do Caramiñal (A Coruña) durante el verano de 2016, se desplegó un arsenal de juicios sesgados que ponían en el foco su vida privada, su relación con los hombres, su forma de ser e incluso el divorcio de sus padres. "El exnovio de Diana Quer afirma que era 'habitual' que ella y su hermana se escaparan", titulaba El Faro de Vigo.

"Este discurso configura a las víctimas como mujeres desequilibradas, pasivas, erráticas o tramposas, siempre reduciendo los hechos a narrativas individuales morbosas, nunca estructurales, nunca mediadas por relaciones de poder desiguales y violentas", añade Marga Tojo. A su juicio, "no basta con buenas intenciones, se necesita formación en las redacciones e introducir la figura de editora o redactora jefa de género, que revise de forma transversal la información". Lejos de tratarse de errores puntuales e inocentes, "la revictimización mediática en este y otros casos representa una forma de violencia intencionada y estratégica".

*infoLibre no revela el nombre de la denunciante para preservar su intimidad a pesar de que otros medios —como al que pertenece el titular con el que empieza este artículo— sí han decidido hacerlo.

"La denunciante* entierra la carrera política del conselleiro do Mar de Galicia por agresión sexual". El entrecomillado pertenece a una información publicada por El diario de León y es sólo un ejemplo de cómo algunos medios parecen esforzarse por banalizar la violencia sexual, culpabilizando a la víctima e indultando al agresor. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) confirmó esta semana la investigación del hasta entonces conselleiro do Mar, Alfonso Villares, tras una denuncia contra él por un delito de violencia sexual. Él presentó su dimisión de forma inmediata y el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, admitió que conocía desde febrero la existencia de la denuncia. Pero todas las miradas apuntan ahora hacia la víctima.