Elecciones 2013

La derecha alemana atiza el voto del miedo

“Convenzan a familiares, amigos y conocidos para que nos voten. Cada voto es decisivo el próximo domingo”. Así se despide la canciller democristiana, Angela Merkel, en la carta personalizada que ha enviado a cinco millones de ciudadanos. A pesar de su amplia ventaja en las encuestas, Merkel no se fía de un posible trasvase de sufragios de parte de su electorado en favor de los liberales del FDP que podría costarle muy caro.

El complejo y muy proporcional sistema electoral alemán convierte en muy improbables las mayorías absolutas, al tiempo que concede dos votos (uno a listas cerradas y otro a diputados por mandato directo), de tal modo que un excesivo respaldo a los liberales, con el llamado segundo voto, puede derivar en un bumerán que se vuelva en contra de las filas de la democristiana CDU. Los últimos sondeos, publicados el jueves por tres importantes institutos de encuestas, (la televisión pública ZDF, Allensbach y Forsa) otorgan, de media, un 39% a la CDU, un 25% al SPD, un 10% a Los Verdes, otro 10% a Die Linke (La Izquierda) y un 5% a los liberales. Merkel no quiere, pues, ni un voto prestado al FDP, aún a riesgo de que la ausencia de los liberales en el Bundestag (Parlamento) le obligue a pactar una gran coalición con el SPD como ya ocurriera entre 2005 y 2009.

De hecho, una seria preocupación se ha instalado en la Konrad Adenauer Haus, sede de los democristianos, ante la posibilidad de que ese trasvase termine por favorecer una victoria del centro-izquierda. De todos modos, no parece probable que la suma del SPD y de Los Verdes obtenga la mayoría entre los 598 escaños del Bundestag, pero por si acaso la derecha ha atizado en los últimos días el voto del miedo. Así, tanto la CDU como los liberales agitan el fantasma de un tripartito de izquierdas que podría incluir a los excomunistas de Die Linke. No han llegado a proclamar aquello de “que vienen los comunistas”, pero poco les ha faltado. Una y otra vez, el candidato socialdemócrata, Peer Steinbrück, ha descartado tanto una nueva gran coalición como un pacto a tres bandas con Los Verdes y con Die Linke. Pero tampoco sería descabellado pensar que podrían gobernar el SPD y Los Verdes en minoría con un apoyo exterior de Die Linke.

Sea como fuere, si los liberales logran entrar en el Bundestag se acabaron las quinielas. Si eso ocurre el próximo domingo, la actual coalición de la CDU y el FDP, más los socialcristianos bávaros de la CSU, seguirá gobernando en Berlín con sus recetas de austeridad a ultranza, apoyo a la gran banca y fomento de una brecha cada día mayor entre el norte y el sur de Europa. En definitiva, las fórmulas de la derecha liberal para tiempos de crisis que han provocado efectos devastadores en toda Europa.

Es cierto que los liberales no confían ni en sus mejores sueños en repetir aquel exitazo del 14% de los votos en los comicios federales de 2009. Por ello, están llevando a cabo una campaña a la desesperada, en las últimas jornadas, para persuadir a los electores de que, si desean cuatro años más de la misma política, han de apoyar las listas que encabeza su candidato, Rainer Brüderle. Pero, al final, la historia reciente de Alemania indica que los liberales suelen superar ese fatídico listón del 5% necesario para obtener representación. Quienes no parece que vayan a rebasar esa barrera son los alternativos Piratas, que se han deshecho como un flan tras algunos éxitos en elecciones regionales; ni los euroescépticos derechistas de Alternativa para Alemania.

Desconfiada, recelosa y siempre corredora de fondo, Angela Merkel no se fía de nadie ni de nada. Con ese carácter ha escalado una pirámide hasta la Cancillería en una ascensión que parecía inverosímil cuando era una militante de las Juventudes Comunistas en la República Democrática Alemana de las décadas de los setenta y los ochenta. La que fuera “la chica del Este” para el canciller Helmut Kohl en los noventa y, más tarde, se hiciera con el poder entre los barones de la CDU, no las tiene todas consigo a pesar de las encuestas favorables. Por esa razón su partido ha contratado páginas enteras de publicidad en muchos diarios alemanes para que el sábado (en Alemania no ha jornada de reflexión) aparezca Angela Merkel pidiendo los dos votos para la CDU: el de lista cerrada y el del mandato directo. No vaya a ser que los liberales del FDP entren en el Parlamento, pero ella sea desalojada del poder.

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