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Los bombardeos indiscriminados del Ejército ruso provocan masacres en las grandes ciudades

Un hombre camina frente al puente bombardeado en Irpin, a 2 de marzo de 2022, en Irpin (Ucrania).

Sébastien Bourdon y Youmni Kezzouf (Mediapart)

El pasado domingo 27 de febrero, el ministro del Interior ucraniano anunciaba 352 víctimas civiles, entre ellas 14 niños, desde el inicio de la invasión rusa del país. Al día siguiente, la Alta Comisaria para Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, decía tener constancia de la muerte de 102 civiles, de los cuales siete niños, con el temor de que las “cifras reales fueran considerablemente más altas”. 

A una semana ya del inicio del conflicto, es realmente imposible establecer un balance preciso. Pero los publicados aquí, parciales y prácticamente detrás de cada bombardeo intensivo, son ya de vértigo. Sobre todo porque el ejército ruso, que avanza muy lento, parece cada vez más inclinado a recurrir a la práctica del bombardeo indiscriminado. 

Según varios analistas militares, la estrategia inicial rusa, que pretendía llegar rápidamente a la capital Kiev (Kyiv) evitando grandes enfrentamientos, les ha fallado frente a la resistencia de las fuerzas ucranianas y a las importantes dificultades logísticas que se han encontrado. Así, la artillería habría sido más utilizada y Kharkiv, la segunda ciudad más grande del país, particularmente afectada.

Según cifras ucranianas, el lunes 28 de febrero murieron al menos once personas en esa ciudad del nordeste y hubo decenas de heridos. El martes 1 de marzo, otras diez personas murieron en el bombardeo de la plaza de la Libertad, en el centro de la ciudad, causando alrededor de veinte heridos. 

Las imágenes tomadas por una cámara de vigilancia de la zona, difundidas por redes sociales, son particularmente impresionantes. Se ve cómo un misil destruye un edificio administrativo y provoca una enorme explosión. Según las autoridades ucranianas, ese mismo día murieron ocho personas por ataque aéreo en una zona de viviendas de la ciudad. 

La ONG británica Center for Information Resilience (CIR), especializada en la lucha contra la desinformación y que mantiene actualizado un mapa de imágenes autenticadas del conflicto, ha publicado el siguiente vídeo que muestra el bombardeo de una zona residencial. En las imágenes publicadas el 28 de febrero, se puede ver y oír decenas de explosiones que alcanzan edificios situados al norte de Kharkiv.

Denuncia de la utilización de bombas de racimo

El colectivo Bellingcat, especializado en la investigación en fuentes abiertas, ha investigado la utilización de bombas de racimo en zonas residenciales. Esas armas son muy criticadas precisamente por sus efectos indiscriminados pues se abren antes de tocar suelo y liberan decenas de proyectiles explosivos dispersándolos por una zona más amplia.

Más de 120 países han firmado un convenio que prohíbe su utilización, pero ni Rusia ni Ucrania figuran entre los firmantes. Los últimos días han aparecido varias fotos en redes sociales que muestran los contenedores de dichas armas en el suelo de ciudades ucranianas. Al geolocalizar algunas de esas imágenes en Kharkiv y observar la dirección de los impactos, es posible determinar que esas armas han sido lanzadas desde el noreste de la ciudad, es decir, desde zonas controladas por el ejército ruso.

Un investigador del think tank norteamericano Atlantic Council ha llegado más lejos en su investigación trazando líneas entre los puntos de impacto de los contenedores de bombas de racimo y las zonas afectadas por esa munición. Cruzando esa información con imágenes satélite recientes ha podido identificar una zona situada en la frontera ruso-ucraniana a unos 30 kms de la ciudad. Varios elementos demuestran que ese ha sido el punto de partida de los tiros de artillería.

En su informe sobre la situación en Ucrania del 25 de febrero, Mediapart ya citaba la utilización de una bomba de racimo, un misil 9M27K, en la ciudad de Okhtyrka, a unos cien kilómetros al norte de Kharkiv. El contenedor del misil cayó delante de un edificio de viviendas como muestran las imágenes siguientes, al parecer filmadas por un vecino.

Según cita Bellingcat, las numerosas marcas negras en el suelo y los impactos en el techo del edificio muestran que se trata de las múltiples cargas explosivas de una bomba de racimo que impactó sobre la escuela. Esa conclusión es compartida por Amnesty International y señala que ese bombardeo causó la muerte de tres personas, una de ellas un niño, siendo herido otro niño más. Se trata de un acto que “debería ser objeto de una investigación por crimen de guerra”, estima Agnès Callamard, secretaria general de la organización.

Por su parte, las autoridades rusas repiten que hacen “todo lo posible” para “garantizar la seguridad de los civiles”. El primer día de la ofensiva en Ucrania, el jueves 24 de febrero, el portavoz del Ministerio de Defensa ruso aseguraba que “las fuerzas armadas de la Federación Rusa no lanzan ataques con misiles, aviones o artillería contra las ciudades de Ucrania. Solo se inutilizan las infraestructuras militares”. 

Pero, como contaba Mediapart ese mismo día, bastaron unas horas para que aparecieran en redes sociales las primeras imágenes de víctimas civiles. Un vídeo mostraba una bicicleta roja sobre el asfalto a pocos metros de un cráter. A su lado se podía ver un cuerpo tapado a toda aprisa con una bandera azul y solo asomaban las piernas arrancadas. El bombardeo, ocurrido en la ciudad de Uman, a 200 kilómetros al sur de Kiev, también había sido filmado por una cámara de vigilancia cuyas imágenes se hicieron virales. Se podía ver el momento fatídico en el que esa persona pasaba con la bici en una calle desierta y fue sorprendida de repente por una violenta explosión.

Desde entonces, es casi constante el flujo de imágenes así . El martes 1 de marzo se difundió una secuencia insoportable de imágenes con cuerpos calcinados después del ataque ruso a la torre de televisión de Kiev, en el que murieron cinco personas. Un acto que ha causado un impacto tremendo por el hecho de que eso ocurrió muy cerca del barranco de Babi Yar, lugar donde hubo una de las peores masacres de la Shoah. “¿De qué sirve decir 'nunca más' durante 80 años si el mundo calla cuando cae una bomba en el mismo Babi Yar [donde más de 50.000 judíos fueron asesinados por los nazis y sus cadáveres volados con dinamita en la II Guerra Mundial]? Al menos cinco muertos. La historia se repite”, tuiteó el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky.

Traducción de Miguel López

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