Los diputados ultras del Partido Republicano hacen tambalearse a la Cámara de Representantes

El líder republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, celebra el levantamiento de la sesión tras la sexta votación fallida para elegir al próximo presidente, el 4 de enero de 2023.

François Bougon (Mediapart)

Ante el bloqueo de la Cámara de Representantes durante dos días, y por primera vez en cien años –la incapacidad de la mayoría republicana para nombrar al presidente de la Cámara de Representantes–, algunos periodistas en Estados Unidos se plantean preguntas existenciales: ¿Existe la Cámara de Representantes?

Sin orador, ninguno de los cargos electos puede jurar su cargo. En The Washington Post, Dan Zak y Ben Terris entrevistaron a Greg Pence, hermano del ex vicepresidente Mike Pence. "Soy un funcionario electo", explicó. "Pero", replicaron, "si no hay miembros reales, ¿quién manda a este lado del Capitolio?". Pence señaló al techo del histórico edificio y soltó: "Dios". Demostrando que estos días de incertidumbre no han mermado su sentido del humor, los dos periodistas añadieron: "No se pudo contactar con Dios para que hiciera comentarios."

Sin embargo, no nos faltan comentarios sobre lo que ha sucedido en los dos últimos días. En primer lugar, para entender los acontecimientos, tenemos que remontarnos a 2015. Ese fue el año en que un puñado de cargos electos republicanos crearon el House Freedom Caucus (HFC), un grupo surgido del Tea Party, el movimiento de protesta de influencia libertaria opuesto a las élites de Washington que había surgido durante el primer mandato de Barack Obama (2009-2012).

En un estudio de octubre de 2015, el Pew Research Center trató de definir este grupo parlamentario, del que solo se conoce oficialmente a los nueve fundadores y cuyas reuniones son secretas. Según un artículo de ABC News de 2017, "los legisladores pagan 5.000 dólares para ser miembros y 10.000 para formar parte de la junta directiva."

Se dice que tienen entre 30 y 40 años, y están unidos en su deseo de limitar el gasto gubernamental, devolver el poder a las bases frente a los jefes, permitiendo que cualquier representante presente un proyecto de ley o consiguiendo la recusación de miembros del Gobierno, luchar contra la izquierda y los wokes, en resumen, "impulsar una agenda ultraconservadora. Ideológicamente", señaló el Pew Research Center. "Están entre los republicanos más conservadores de la Cámara, aunque no todos se sitúan en la extrema derecha de ese espectro".

Aunque son pocos, los miembros del HFC tienen un gran poder para causar problemas, ya que forman un bloque. Su primera hazaña fue empujar al presidente republicano John Boehner a dimitir en 2015 y bloquear –ahora– la candidatura de Kevin McCarthy. La victoria con una mayoría mucho menor de la esperada en las elecciones intermedias de noviembre de 2022 ha vuelto a situar a este último en una posición incómoda, lo que otorga al HFC una renovada capacidad de obstrucción.

Pero McCarthy había pensado que podría salirse con la suya cortejando a algunos de los miembros del HFC que fueron apoyados por el expresidente Donald Trump, muchos de los cuales están cuestionando la legalidad de las elecciones presidenciales de 2020. Entre las personas contactadas se encontraban Jim Jordan, antiguo miembro del HFC, y Marjorie Taylor Greene. Pero no fue suficiente, porque según The New York Times, de los 20 cargos electos que votaron por otro candidato republicano en las seis votaciones fallidas del martes y el miércoles, 19 pertenecen al Freedom Caucus de la Cámara de Representantes.

Trump ni siquiera puede domarlos

Aunque 17 contaban con el apoyo de Donald Trump (frente al 67% de todos los representantes republicanos), no escucharon los llamamientos del expresidente para que se pusieran detrás de Kevin McCarthy. Así lo ilustró el discurso de Lauren Boebert el miércoles entre abucheos republicanos y risas demócratas: "Trabajemos juntos, pongamos fin a las campañas de desprestigio y a las tácticas para que la gente se vuelva contra nosotros. Incluso el hecho de que mi presidente favorito nos llame y nos diga que tenemos que parar esto... creo que hay que invertir la situación. El presidente tiene que decirle a Kevin McCarthy: señor, usted no tiene los votos y es hora de dimitir".

Entrevistada posteriormente por la MSNBC, Lauren Boebert, que se hizo famosa en la anterior legislatura por abuchear a Joe Biden durante su discurso sobre el Estado de la Unión y prometió entrar en la Cámara con su pistola Glock, explicó que "fundamentalmente quiere cambiar el funcionamiento de Washington".

Aunque Joe Biden calificó de "vergonzosa" la dificultad de los republicanos para ponerse de acuerdo sobre la elección del presidente de la Cámara de Representantes y dijo que no "daba buena imagen" del país, seguían en marcha las negociaciones para tratar de llegar a un terreno común. Un cargo electo republicano, Dan Crenshaw, denunció el "camino suicida" elegido por sus colegas. "Esto permitirá a Biden ser reelegido en 2024. Demuestra que su estrategia es estúpida", afirmó.

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En The Nation, el politólogo Matthew Green señalaba el enfrentamiento entre "los republicanos que gobiernan y los republicanos que lloran". Estos últimos mantienen una postura de línea dura. Incluso son apodados "talibanes" o "terroristas" por sus oponentes republicanos.

Para un antiguo estratega republicano, Tom Miller, citado en The Nation, el Tea Party "al menos tenía un ethos". "Había al menos un propósito político en lo que hacía el Tea Party. En este caso, no hay un objetivo político general, sólo les motivan los clics y los impactos televisivos. Es un partido de charlatanes, y cada vez tienen más poder".

En estos tiempos de incertidumbre, lo único seguro es que, aunque salga elegido, Kevin McCarthy saldrá muy debilitado.

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