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Manuel Valls intenta ahora volver a la política francesa de la mano de Macron

Manuel Valls, en una imagen de archivo.

Manuel Magrez | Tom Bertin (Mediapart)

Madrid —

¿Volver al no futuro? Tras casi cuatro años de exilio en Barcelona, su tierra natal, el ex primer ministro francés Manuel Valls sueña con volver al panorama político galo. Bajo las siglas de La República en Marcha (LREM), aspira a convertirse en diputado por la 5ª circunscripción de los franceses que viven fuera de Francia (España, Portugal, Andorra y Mónaco). Sobre el papel, la victoria de un candidato apoyado por Emmanuel Macron en esta circunscripción en la que el presidente saliente obtuvo el 38% de los votos emitidos en la primera vuelta sería casi una formalidad.

Pero desde su nombramiento, arbitrado directamente en el Elíseo, nada va bien en la galaxia macronista. A principios de mayo, la primera piedra en el zapato del candidato oficial Valls: Stéphane Vojetta, el diputado saliente de la LREM, destituido en beneficio del ex primer ministro. Vojetta se niega a renunciar a su escaño y suma su candidatura a las 11 existentes. Ahora, como disidente, se presenta como independiente, pero sigue apoyando a Macron.

“Mi responsabilidad es reparar un error cometido por mi familia política con esta candidatura”, explica Stéphane Vojetta ante expatriados en un parque de Madrid, un lunes de mayo por la tarde. En su opinión, este error podría incluso costarle el escaño a LREM, en beneficio de los “opositores emboscados”. ¿Cuál es la motivación de este emprendedor, que lleva casi 20 años viviendo en la capital española? Salvar al Gobierno de Macron de una derrota segura de un candidato que carece de apoyo. “Es impopular en toda España”, constata.

En Madrid, los escasos encuentros públicos de Stéphane Vojetta han reunido a “unas 50-60 personas”, aseguran en su entorno. En el encuentro de esta tarde en un parque junto al consulado francés, las decenas de personas con jerseys impecablemente atados al hombro no dejan lugar a dudas sobre su voto a Emmanuel Macron.

De forma casi unánime, casi automáticamente, los simpatizantes de LREM madrileños responden que “es un oportunista” y le reprochan a Manuel Valls sus derivas como profesional de la política a ambos lados de los Pirineos, en particular su renuncia a su cargo de concejal de Barcelona en el verano de 2021.

Una salida que está pagando en esta campaña. Los simpatizantes macronistas en España  ya no le siguen. Y con razón. Su deserción “decepcionó, pero no sorprendió”. Baudouin de Marcellus, consejero consular que hizo campaña personalmente por su candidatura, no le dará una segunda oportunidad. “Vuelve diciendo que conoce el terreno, que nos conoce, aunque nunca ha venido a vernos”, dice.

Primarias macronistas

Guillaume Rostand, presidente de la French Tech de Barcelona, que reúne a 300 empresas y casi otros tantos miembros, asegura que no tiene ninguna animosidad ni rencor hacia Manuel Valls, pero no entiende su designación como candidato. “Es terrible verlo llegar a Barcelona, irse y volver", afirma este director comercial. Da la impresión de que no se da cuenta de la trampa potencial en la que se está metiendo. Casi le diría: ‘Manu, no te presentes’”.

Con o sin Stéphane Vojetta, los simpatizantes del LREM no están convencidos de la llegada de este “candidato paracaidista” y dudan de su sinceridad. “Podemos imaginar que no se quedará en la circunscripción, que aspira a otra cosa”, mantiene Elodie Korn, simpatizante macronista de Madrid desde 2016. Otro de los asistentes al acto público, afirma que por curiosidad, describe un “resentimiento de Manuel Valls contra los simpatizantes de LREM y los que no le apoyan”. “Pronunció algunas palabras que no me gustaron”, añade. “Dijo que no ayudaría a los que no tienen intención de votarle”.

Para este hombre, estas palabras muestran “cierto nerviosismo” en el candidato, que se anunció confiado al inicio de su campaña. Pero, ¿cómo puede estar seguro cuando las ciudades clave de la circunscripción parece que irán a parar a su rival? Mientras que ya está casi “quemado” en su ciudad, Barcelona, en palabras de los responsables locales, “el comité del LREM en Madrid está al 100% por Stéphane Vojetta”, asegura Élodie Korn. El entorno de Manuel Valls admite su impopularidad dentro de la red LREM en algunas ciudades españolas, pero cree que “no va mucho más allá”.

En este nombramiento, la forma es aún más chirriante que el fondo. “Llegó de un día para otro. Se saltó etapas. Tendría que haber trabajado primero su imagen, reunirse con los electores y luego presentarse”, argumenta Paolo Pacheco, líder de la sección de LREM en Málaga, que observa una denigración “casi automática” entre los votantes sobre Valls. A pesar de ello, Stéphane Vojetta se modera y asegura que no tiene “nada personal” contra quien apoyará en la segunda vuelta en caso de derrota.

A pesar de tener ideas y programas similares, los dos macronistas han librado una batalla indirecta a lo largo de una campaña de cara a la primera vuelta que se parecía bastante a unas primarias. Valls destaca su candidatura, que cree que le da una especie de legitimidad, hasta el punto de sacarla a colación en cada discurso y titular sus carteles: “El único candidato apoyado por Emmanuel Macron”.

¿Portugal para compensar la aversión de los españoles?

Este camino se ha articulado en torno a unos mítines muy organizados en las principales ciudades de la Península ibérica, especialmente en las de Portugal, donde el ex primer ministro ha intentado movilizar a un electorado menos molesto con él. Allí apuesta por su aura de ex jefe de gobierno. “Siempre he soñado con que me conozcan, con ser una voz fuerte que encarne a este colectivo”, afirma con orgullo.

La movilización de franceses y francesas de Portugal, donde vive el suplente de Manuel Valls, es la principal incógnita de la elección. “El país será quizá un poco más sensible al hecho de que venga un ex primer ministro, porque su pasado es menos conocido y es un país menos visible”, observa Nicolás Salvado, redactor jefe de Equinox, un medio de comunicación francófono de Barcelona.

Lejos de los dorados de Matignon, hace todo lo posible por mantener su nivel: reservar una sala de cine demasiado grande para el público que se espera, cócteles, aparecer con traje y corbata para recibir a unos cuantos periodistas en la planta 29 de un cantoso rascacielos madrileño... Manuel Valls no deja de recordar su trayectoria. “Tengo peso político, soy un ex primer ministro”, dice una y otra vez, como si quisiera subrayar que un político de su calibre no debería estar aquí, y que esto es una oportunidad para el electorado.

Sus oponentes reconocen que su imagen, por muy negativa que sea, da un renovado interés a esta circunscripción poco conocida. “Nos da cobertura mediática y permite aumentar la participación electoral”, se alegra Renaud Le Berre, candidato de la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes), que no duda en recordar con cierta irritación que “hace unos años, Manuel Valls quería suprimir las representaciones de los franceses en el extranjero”. En su entorno se subraya, sin embargo, que “Vojetta no es mejor que Valls”, señalando su indulgencia hacia la Agrupación Nacional, que tiene una importante base electoral en Alicante o en Portugal.

El equipo de Stéphane Vojetta no quiere ni mencionar su nombre, ni siquiera hablar de Valls. Lleno de amargura, Paolo Pacheco hace una excepción: “Valls es el candidato de Macron y Vojetta es el candidato de los votantes de Macron”. Para el equipo del disidente, hacer volver al ex primer ministro es contrario al proyecto macronista de renovación de la clase política.

Oposición de estilos, se espera una alta abstención

Vojetta aboga por más proximidad, lejos de la élite política que reivindica Manuel Valls. En sus mítines, el diputado saliente conoce a todo el mundo. Los besos y el tuteo abundan y esbozan los contornos de una campaña de compadreo, en la que se muestra cierta serenidad. “Para mí, es imposible que Valls pase a la segunda vuelta”, afirma.

En caso de éxito, a Stéphane Vojetta le gustaría volver a formar parte del equipo de Macron, en el que, según dice, todavía tiene muchos partidarios. Sin embargo, en un comunicado publicado el 23 de mayo, la ejecutiva de LREM se muestra firmen en su apoyo a Manuel Valls: "Si otros candidatos pretenden pertenecer a la mayoría presidencial, se trata de una usurpación. Se tomarán medidas contra ellos”, escribieron los líderes de la coalición en torno a LREM.

Entre los vallsistas, se intenta demostrar que el candidato oficial puede ser útil en la circunscripción. “Stéphane Vojetta en la Asamblea será un diputado aislado y sin grupo”, analiza un allegado al ex primer ministro. "Manuel Valls tiene contactos, puede tener influencia a la hora de representar a los franceses en el extranjero”. Como prueba de ello, señala la última hazaña del ex primer ministro: “Estaban a punto de firmarse órdenes que tenían consecuencias para los institutos franceses. Manuel llamó al primer ministro y han quedado paradas”.

En cualquier caso, y aunque en las últimas elecciones consulares haya quedado muy por delante en Madrid y Barcelona, la izquierda tiene pocas posibilidades de convertirse en un obstáculo adicional en el camino de Manuel Valls, aunque siga señalando “al melenchonismo” y a su candidato en la Península Ibérica. Nadie se llama a engaños, ni siquiera el presidente del French Tech de Barcelona Guillaume Rostand: “Somos casi clichés, somos gente acomodada, más bien de centro-derecha”, afirma este francés establecido en Barcelona desde hace 10 años, que considera que “la circunscripción será para LREM”.

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Aunque nadie se atreve a predecir cuál será el resultado de la primera vuelta, todos tienen una certeza, resumida por el periodista Nicolás Salvado: “El gran ganador será, como siempre en esta circunscripción, la abstención. Alcanzar el 20% de participación sería algo inesperado”. Esto relativizará, sea cual sea el resultado, la importancia de la victoria de Manuel Valls o el alcance de su derrota.

Traducción: Mariola Moreno

Leer el texto en francés:

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