A pocas semanas de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París, un alto cargo de los servicios de inteligencia expresaba su sorpresa. Desde la matanza perpetrada por Hamás el 7 de octubre de 2023, en Francia habían aumentado los actos antisemitas, pero se trataba sobre todo de amenazas e insultos. El responsable se congratulaba de que no hubiera habido planes de acción violenta.
Un año y medio después, ya no puede decir lo mismo. En Francia, al igual que en el resto del mundo occidental, la comunidad judía es el objetivo de todos los movimientos que utilizan la violencia para alcanzar sus objetivos políticos. Vamos a pasar revista.
Terroristas yihadistas
Los miembros de la comunidad judía, aunque fueron su primer objetivo en Francia durante el tiroteo del Hyper Cacher en enero de 2015, se vieron protegidos durante siete años de la amenaza que representaba el Estado Islámico (EI). Como reveló Mediapart, el reclutador de la organización terrorista, Rachid Kassim, instó en 2016 a los candidatos al martirio a “no centrarse solo en los judíos” para que la causa palestina no desviara la atención. De hecho, el último atentado contra un objetivo judío, que fracasó, se remonta a 2016. Desde entonces, el Estado Islámico ha perdido su enclave territorial sirio y ya no necesita centrar la atención en Siria e Irak.
El fin de la “tregua” ocurrió el 24 de agosto de 2024. Ese día, un hombre, con una kufiya en la cabeza y una bandera palestina alrededor de la cintura, roció con combustible las puertas de la sinagoga de La Grande-Motte (Hérault). Y en un vehículo que había incendiado cerca, explotó una botella de gas.
Para asegurarse de reclutar candidatos a la yihad, el Estado Islámico no dudaba en instrumentalizar la causa palestina, por la que no mostraba interés alguno cuando era poderoso. En septiembre, su revista en lengua árabe Al-Naba mencionaba a Gaza para a continuación hacer un llamamiento a atacar, entre otros, a Francia.
Aunque los servicios de inteligencia consultados no observan ninguna relación entre esas amenazas yihadistas suníes y las organizaciones chiíes pro palestinas, y aunque Hamás, según estas mismas fuentes, no muestra ninguna intención de atacar Europa, esa instrumentalización resulta ser muy movilizadora para el público al que se dirige el Estado Islámico.
Desde el 7 de octubre, la mitad de los atentados perpetrados o frustrados están, según los servicios de inteligencia, relacionados de una u otra manera (elección del objetivo, reivindicaciones, etc.) con la guerra en Gaza. A finales de noviembre, dos adolescentes de 16 años fueron imputados por asociación ilícita con fines terroristas. En un grupo de WhatsApp, uno de ellos decía que iba a matar a judíos en los cinco días siguientes.
A nivel internacional también planea la sombra del Estado Islámico. El tiroteo mortal que causó al menos dieciséis muertos, incluido uno de los agresores, el domingo 14 de diciembre en Bondi Beach, Australia, fue perpetrado por un padre y un hijo, que en 2019 había estado vigilado por los servicios de inteligencia australianos por sus vínculos con el EI. “La evaluación se llevó a cabo debido a las relaciones del hijo en ese momento y la investigación duró seis meses”, declaró el primer ministro australiano, Anthony Albanese. Al término de la investigación, se consideró que no representaba una amenaza.
Pasdaran iraníes
Desde el 7 de octubre se han multiplicado en Occidente los proyectos de acción violenta dirigidos por los servicios de seguridad de la República Islámica de Irán contra los intereses del Estado hebreo y los miembros de la comunidad judía.
En Francia, se produjo el caso “Marco Polo”, revelado por Mediapart, en el que, bajo la dirección de Teherán, unos delincuentes preparaban asesinatos contra ciudadanos israelíes o miembros de la comunidad judía en París y Alemania. A la espera de pasar a la acción, provocaron incendios en el sur de Francia contra empresas supuestamente de capital israelí. En un informe resumido enviado a la Fiscalía Nacional Antiterrorista (Pnat) en mayo de 2024, la dirección general de Seguridad Interior explicaba que el objetivo del “terrorismo de Estado iraní” consistía en “atacar objetivos civiles y aumentar la sensación de inseguridad en la comunidad judía y/o israelí”.
El mando lo ostentaba la Fuerza Al-Quds, una unidad de élite del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (Pasdaran), que volvían a recurrir a los asesinatos selectivos en el Viejo Continente. A finales de 2021, un ciudadano ruso de origen azerí fue acusado por la justicia chipriota de terrorismo y conspiración para cometer asesinato: habría sido contratado por 40.000 euros para asesinar a empresarios israelíes.
En marzo de 2023, las autoridades griegas anunciaron que habían frustrado un proyecto de atentado (con armas de fuego y explosión de gas) contra un centro comunitario judío en Atenas.
En diciembre de 2023, en Alemania, el tribunal regional de Düsseldorf condenó a dos años y nueve meses de prisión a un hombre por lanzar, en noviembre de 2022, un cóctel Molotov contra una escuela de la ciudad alemana de Bochum. El objetivo real era la sinagoga vecina. En su veredicto, los jueces subrayaron que el autor había actuado “en interés de las autoridades del Estado de la República Islámica de Irán”. Había sido reclutado por Ramin Yektaparast, exjefe de los Ángeles del Infierno en Mönchengladbach.
Ramin Yektaparast aparece en un documento del Tribunal Federal alemán como agente de la Fuerza Al-Quds, como sospechoso de haber ordenado disparar a la casa de un rabino. También estuvo implicado en un proyecto de asesinato del filósofo Bernard-Henri Lévy. Luego sería finalmente eliminado en Irán, en una operación atribuida al Mossad.
En 2024 se multiplicaron los incidentes (disparos, incendios) en las inmediaciones de las sedes diplomáticas israelíes en Bruselas, Copenhague y Estocolmo. También fue atacada una empresa armamentística israelí en Suecia. En Copenhague, la residencia del expresidente de la Asociación Sionista Danesa también sufrió un ataque incendiario en mayo de 2024.
El 26 de junio de 2025, la policía danesa detuvo a un danés de origen afgano reclutado por los Guardianes de la Revolución para localizar una tienda kosher en Berlín y vigilar a dos miembros importantes de la comunidad judía en Alemania.
Los distintos servicios de inteligencia de países europeos y anglosajones observan con cierta preocupación que, en lugar de los tradicionales intentos de asesinato de personalidades emblemáticas de la comunidad judía, sus homólogos iraníes prefieren ahora los ataques contra estructuras relacionadas con la comunidad judía, como lugares de culto o de restauración, más fáciles de llevar a cabo y más difíciles de detectar.
En Australia, antes de la matanza de Bondi Beach, los incendios provocados que afectaron a establecimientos y lugares de culto de la comunidad judía durante un año fueron obra de los Guardianes de la Revolución iraníes.
La perspectiva de un aumento de acciones iraníes contra la comunidad judía o israelí en Francia es tal que, según nuestra información, diferentes servicios de inteligencia franceses han intensificado la coordinación en los últimos meses sobre este tema.
Espías rusos
Como reveló recientemente Mediapart, los servicios de inteligencia franceses han obtenido pruebas de que la administración presidencial rusa ha aprobado un plan para atacar tanto a la comunidad judía como a la musulmana con el fin de fracturar aún más la sociedad (ver aquí).
Rusia pretende transmitir la imagen de una Francia antisemita e islamófoba. Para asegurarse de que la sociedad se desgarra, el Kremlin ha decidido alimentar el odio entre las comunidades judía y musulmana, atacando a una y otra sucesivamente.
Desde el 7 de octubre, la voluntad rusa de apoyar la guerra genocida de Israel en Gaza se había manifestado mediante operaciones de desestabilización dirigidas únicamente a la comunidad judía.
Tres semanas después del ataque perpetrado por Hamás en Israel, fueron pintadas más de 250 estrellas de David en las fachadas de varios edificios de la región parisina. En mayo de 2024, dos semanas después de que los estudiantes de Ciencias Políticas mostraran manos rojas durante las manifestaciones a favor de Palestina (un símbolo que había suscitado polémica, pues en su origen hacía referencia al asesinato de dos soldados israelíes en octubre de 2000, al comienzo de la segunda Intifada), se pintaron treinta y cinco manos rojas en el Memorial del Holocausto, en París, sobre las placas con los nombres de las personas que salvaron a judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Hubo también “pinturas verdes”. En la noche del 30 al 31 de mayo de 2025 fueron vandalizadas varias sinagogas, un restaurante y (una vez más) el Memorial del Holocausto. Unos individuos vestidos con monos rociaron sus fachadas con pintura verde. Según nuestra información, este último acto vandálico fue “aprobado directamente por la administración presidencial rusa”.
Terroristas de extrema derecha
Ante tantas amenazas, casi se nos olvidan estos terroristas: según un alto cargo de los servicios de inteligencia franceses, el antisemitismo ya no es “la principal motivación” de los actos violentos en la extrema derecha radical. Hoy en día, los árabes, las mujeres, los migrantes y los musulmanes acaparan los pensamientos criminales de los activistas más peligrosos, aunque siguen apareciendo comentarios antisemitas en las redes sociales y en los manifiestos que circulan dentro de este movimiento.
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En una nota publicada en 2024 titulada “Terrorismo en Francia: panorama de los movimientos radicales en 2024”, Alexandre Rodde, analista de la Oficina de Lucha Antiterrorista de la Gendarmería Nacional, constata que “el movimiento sigue dividido en cuanto al conflicto israelo-palestino, ya que algunos activistas apoyan a Hamás por antisemitismo y llaman a la Intifada, mientras que otros declaran que no apoyan ni la kipá ni la kufiya y desean una Jerusalén cristiana”.
Traducción de Miguel López
A pocas semanas de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París, un alto cargo de los servicios de inteligencia expresaba su sorpresa. Desde la matanza perpetrada por Hamás el 7 de octubre de 2023, en Francia habían aumentado los actos antisemitas, pero se trataba sobre todo de amenazas e insultos. El responsable se congratulaba de que no hubiera habido planes de acción violenta.