La mayor parte de las exigencias de Putin para acabar con la guerra son inaceptables para Ucrania

Kateryna Denisova y Oleg Sukhov (The Kyiv Independent / Mediapart)

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha presentado una serie de exigencias que, en su opinión, Ucrania debe cumplir para que ponga fin a la guerra contra este país. Pero, según los analistas, la mayoría de estas exigencias son inaceptables para Ucrania.

Rusia exige la retirada total de las fuerzas ucranianas de las regiones de Donetsk y Lugansk; el reconocimiento de iure de los territorios ocupados como rusos; un estatus especial para la Iglesia apoyada por Rusia y la lengua rusa en Ucrania; la desmilitarización de Kiev y la prohibición de que Kiev se adhiera a la OTAN.

A cambio, se ofrecen a Ucrania garantías potenciales que aún no se han definido y que son objeto de declaraciones contradictorias.

El Kyiv Independent ha resumido todas las exigencias rusas enunciadas por el presidente Putin y explica por qué la mayoría de ellas no serían aceptadas por Ucrania.

Intercambio de territorios

Desde 2022, Rusia exige la retirada de las tropas ucranianas de todas las regiones que controla parcialmente y que declara anexionadas.

Rusia anexionó ilegalmente la península ucraniana de Crimea en 2014. El Kremlin también anunció la anexión, igualmente ilegal, de las regiones (oblast) ucranianas de Jersón, Zaporiyia, Donetsk y Lugansk en 2022, aunque solo las controla parcialmente.

En las recientes conversaciones con el presidente americano Donald Trump, Putin pareció suavizar esta exigencia maximalista. Estados Unidos y Rusia han hablado sobre un “intercambio de territorios”. Pero la información al respecto es contradictoria y no se ha anunciado oficialmente ningún plan concreto.

Según algunas informaciones, Putin habría aceptado no reclamar las ciudades de Jersón y Zaporiyia, que Rusia afirma haber anexionado pero no controla. A cambio, Putin quiere que las tropas ucranianas se retiren del resto de las regiones de Lugansk y Donetsk.

Según otras informaciones, entre ellas una publicada por el Kyiv Independent, Putin habría aceptado retirar las tropas rusas de pequeñas partes de las regiones de Sumy y Járkov a cambio de la retirada de Ucrania de la región de Donetsk. Pero los analistas consideran que estos planes de intercambio de territorios, tal y como están concebidos, están condenados al fracaso.

“Las propuestas de intercambio de territorios son muy unilaterales y favorables a Rusia”, afirmó Jenny Mathers, profesora de política internacional en la Universidad de Aberystwyth (Reino Unido), al Kyiv Independent. “Creo que eso también sería una línea roja para Ucrania.”

James Shea, experto en defensa y seguridad de Chatham House, argumentó que “no tiene sentido estratégico que Ucrania ceda a Rusia el 30 % del oblast de Donetsk que aún controla y que Rusia no ha logrado conquistar en más de tres años de combates. Todo ello a cambio de recuperar una pequeña zona alrededor de Sumy y Járkov, donde el ejército ucraniano ya está haciendo retroceder al ejército ruso”, declaró al Kyiv Independent.

Si Ucrania abandona toda la región de Donetsk, perderá su actual línea de defensa fortificada

“No sería un intercambio justo, y se trata de territorio soberano de Ucrania. No se le pide a Rusia que haga concesiones reales, sino solo que limite sus escandalosas ambiciones territoriales”, añadió, precisando que “desde el punto de vista militar, es imperativo para Kiev conservar ciudades como Kramatorsk y Sloviansk (en la región de Donetsk), que son importantes posiciones defensivas y centros de transporte y comunicación”.

“Si Ucrania abandona toda la región de Donetsk, perderá su actual línea de defensa fortificada y tendrá que reconstruirla en un campo abierto menos favorable, más cerca del Dniéper”, añadió James Shea. “Eso será costoso y llevará mucho tiempo.”

Los analistas también afirman que, en lugar de traer la paz, una retirada del Donbás solo servirá para aguzar el apetito de Putin por más territorios. Zelenski ha dejado claro públicamente que Kiev no está dispuesta a retirar sus tropas del territorio ucraniano.

Una pérdida jurídica de territorios

El Kremlin también ha venido exigiendo que Ucrania reconozca la anexión ilegal de esas regiones. Anteriormente, Trump habría planteado la idea de reconocer potencialmente Crimea como rusa de iure. Pero Ucrania ha rechazado cualquier petición de reconocimiento de facto de los territorios ocupados como rusos.

“Por desgracia, veo a Trump reconociendo oficialmente las reivindicaciones de Rusia sobre los territorios ucranianos”, declaró Mathers. “Pero sospecho que eso sería un punto de rechazo absoluto para Ucrania”.

La posición final de Estados Unidos podría implicar un reconocimiento ‘de facto’

Charly Salonius-Pasternak, investigador del Centro de Estudios sobre Política y Poder Estadounidense del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales, afirmó que si Estados Unidos reconociera de iure uno de los territorios ocupados, esto “supondría un cambio fundamental en la política americana y significaría que las fronteras se modifican unilateralmente mediante el uso de la fuerza militar”.

Este investigador declaró al Kyiv Independent que sospechaba que la posición final de Estados Unidos podría implicar un reconocimiento de facto, pero que “no llegaría a un reconocimiento de iure” debido a la oposición europea y ucraniana.

Volodímir Fesenko, analista político ucraniano, declaró al periódico que sería absolutamente imposible que Ucrania reconociera los territorios ocupados como rusos. La opinión pública ucraniana se opone masivamente a ello, lo que supondría un suicidio político para Zelensky. No obstante, añadió que Putin y Trump podrían impulsar un acuerdo de paz parcial o abreviado que no estipularía ningún reconocimiento de iure de los territorios.

No a la adhesión a la OTAN

Ucrania considera que la adhesión a la OTAN es la mejor garantía de seguridad posible para el país después de la guerra. La presidencia de Trump ha hecho que este objetivo sea difícil de alcanzar.

Tras reunirse con Putin en Alaska, el presidente americano se pronunció una vez más en contra de la adhesión de Ucrania a la OTAN, alineándose así con la demanda histórica de Rusia, que desea que Ucrania siga siendo un Estado neutral al margen de la alianza.

El diputado ucraniano Oleksandr Merezhko, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento, declaró que “Ucrania no debe renunciar bajo ningún concepto a su objetivo de adherirse a la OTAN, ya que es la mejor garantía seguridad y supervivencia”.

Rusia invadió Ucrania en 2014, cuando no había ningún debate sobre la adhesión de Ucrania a la OTAN. La opinión pública antes de la invasión rusa tampoco era favorable a la adhesión a la alianza, lo que significa que la agresión de Moscú no fue una reacción a la expansión de la OTAN, sino más bien una maniobra destinada a socavar la soberanía de Ucrania.

La adhesión de Ucrania a la OTAN significaría que cualquier nuevo ataque potencial de Rusia se consideraría un ataque contra todos los países miembros de la alianza, que, en virtud del artículo 5, estarían obligados a reaccionar colectivamente y defenderse de la agresión.

Anteriormente, Zelensky había calificado la retirada de la adhesión de Ucrania a la OTAN de las negociaciones como “un enorme regalo a Rusia” por parte de Washington, afirmando que la adhesión de Kiev reforzaría la alianza militar. “Rusia podría volver dentro de diez años si no estamos preparados. No volverá si la hacemos regresar a donde debe estar, en su propio territorio, y si Ucrania se une a la UE y a la OTAN en un futuro próximo”, declaró Zelensky hace cinco meses.

Los expertos han señalado no obstante que se trata de una de las pocas exigencias rusas que pueden negociarse en posibles conversaciones de paz, ya que Estados Unidos se ha opuesto públicamente a la invitación de Ucrania para unirse a la organización.

Una «desmilitarización» del país

La “desmilitarización” y la “desnazificación” fueron los dos pretextos utilizados por el Kremlin para lanzar su invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022. Al comienzo de la invasión, el presidente Zelensky rechazó ambos términos, calificándolos de “totalmente incomprensibles”.

Aunque el Kremlin ha abandonado progresivamente el discurso sobre la “desnazificación”, ha seguido hablando de la “desmilitarización” como condición para el fin de la guerra. En junio de 2023, el Kremlin afirmó que Ucrania había sido “ampliamente desmilitarizada”, utilizando este término para presentar sus objetivos militares como defensivos en lugar de imperiales.

Zelensky ha insistido en varias ocasiones en que Ucrania no aceptará reducir sus fuerzas armadas

Según Putin, el objetivo de la supuesta “desmilitarización” es “privar [a Ucrania] de la capacidad de mantener fuerzas armadas que puedan constituir una amenaza para Rusia”.

Al inicio de la invasión, Rusia exigió que Ucrania redujera su contingente militar a 50.000 efectivos, cinco veces menos de los que tenía el país en 2022, según Radio Free Europe/Radio Liberty. Moscú también habría intentado obtener garantías de que Kiev “no desarrollará, producirá, comprará ni desplegará en su territorio ningún arma balística con un alcance superior a 250 kilómetros”.

Zelensky ha insistido en varias ocasiones en que Ucrania no aceptará reducir sus fuerzas armadas, incluso si Kiev recibe una invitación para unirse a la OTAN.

La cuestión de la lengua rusa y la Iglesia

Moscú sigue justificando su invasión de Ucrania alegando que defiende a la población rusoparlante. Sin embargo, las personas a las que Rusia pretende proteger rechazan masivamente esas afirmaciones.

Más del 80 % de los ucranianos rusoparlantes tienen una opinión negativa de Rusia, según una encuesta publicada en mayo por el centro de análisis Razumkov Center, con sede en Kiev, en colaboración con el Foro de Seguridad de Kiev.

Aunque el ucraniano es la lengua oficial del Estado, muchos ucranianos hablan ruso debido a los siglos de rusificación que se produjeron bajo el Imperio ruso y la Unión Soviética. Para la mayoría, hablar ruso no significa ser leal a Rusia. Sin embargo, el Kremlin utiliza el idioma como herramienta de propaganda, sugiriendo que los rusoparlantes ucranianos quieren unirse a Moscú.

“Un paso atrás en el ámbito lingüístico es un paso hacia la pérdida del Estado. El ucraniano era, es y seguirá siendo la única lengua oficial”, declaró Olena Ivanovska, mediadora para cuestiones lingüísticas, el 17 de agosto, denunciando las exigencias de Putin como “cínicas e inaceptables”.

La propaganda rusa ha tratado de presentar la decisión de Ucrania de prohibir la Iglesia vinculada a Moscú como una ‘persecución de cristianos’

Ivanovska declaró que, aunque Rusia presenta el idioma ruso como un simple “medio de comunicación”, en realidad se utiliza desde hace mucho tiempo como «una herramienta de política imperial, que durante siglos ha servido para imponer un sentimiento de inferioridad, reprimir la cultura ucraniana e intentar borrar toda identidad nacional” ucraniana.

“El Patriarcado de Moscú forma parte de la misma maquinaria de esclavitud”, añadió. La propaganda rusa ha tratado de presentar la decisión de Ucrania de prohibir la Iglesia vinculada a Moscú como una “persecución de cristianos”.

Aunque el cristianismo ortodoxo sigue siendo la religión más extendida y practicada en Ucrania, las medidas adoptadas contra esta Iglesia se basan en pruebas de su colaboración con Rusia. Más de 170 miembros del clero vinculados a Moscú están sujetos a un proceso penal desde el inicio de la guerra, según anunció a mediados de agosto Vasyl Maliuk, jefe de los servicios de seguridad ucranianos.

Entre los acusados figuran obispos y altos dignatarios religiosos, algunos de los cuales habrían justificado abiertamente la agresión rusa o cooperado con las fuerzas rusas.

La negativa a ofrecer garantías reales de seguridad a Ucrania

¿Qué obtendría Ucrania una vez satisfechas esas exigencias? Steve Witkoff, enviado especial del presidente Trump, declaró que se estaba negociando para Ucrania una garantía de seguridad similar a la del artículo 5, pero no la adhesión a la OTAN.

El artículo 5 de la OTAN estipula que un ataque armado contra un miembro “se considerará un ataque contra todos” y que cada miembro tomará “las medidas que considere necesarias, incluido el uso de la fuerza, para restablecer y mantener la seguridad de la zona del Atlántico Norte”. Esto podría incluir, en particular, el envío de tropas a un país atacado.

Los analistas consideran muy improbable que Estados Unidos ofrezca una garantía tan firme. James Shea, de Chatham House, declaró que “el Sr. Witkoff suele malinterpretar al Sr. Putin y volver de Moscú con una interpretación demasiado optimista de lo que le ha dicho el Sr. Putin”.

No hay mucha claridad sobre lo que tiene en mente el presidente Trump

“Parece poco probable que Putin acepte realmente una garantía de seguridad equiparable al artículo 5, ya que eso equivaldría en realidad a la adhesión de Ucrania a la OTAN o conduciría inevitablemente a ello en un futuro próximo”, añadió. “Por lo tanto, estoy convencido de que se trata de una cortina de humo rusa y que Putin dará marcha atrás una vez que comiencen las negociaciones... El objetivo estratégico de Putin sigue siendo someter a Ucrania, y una garantía de seguridad estadounidense le impediría lograrlo”.

Neil Melvin, director de estudios de seguridad internacional del Royal United Services Institute, también declaró que “hay poca claridad sobre lo que tiene en mente el presidente Trump, y su repentino cambio de postura sobre esta cuestión suscita dudas sobre la profundidad del compromiso de Estados Unidos con tales garantías”.

“Es aún más dudoso si se tiene en cuenta que, durante varios meses, las discusiones entre Europa y Washington se han centrado en el reequilibrio de las fuerzas americanas, que deben concentrarse en China en la región del Indo-Pacífico”, declaró al periódico. “Hoy, Trump parece haber comprometido de repente a Estados Unidos directamente con la seguridad de Ucrania... La cuestión clave es pues saber hasta qué punto es creíble la promesa política de Trump”.

Bettina Renz, profesora de seguridad internacional en la Universidad de Nottingham, argumentó que “como concluyeron Suecia y Finlandia cuando se unieron a la OTAN tras la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en 2022, estar bajo el paraguas nuclear de la OTAN y beneficiarse del artículo 5 era la única garantía de seguridad con la que se sentían cómodas frente a la agresión militar rusa”.

“Es difícil imaginar que unas garantías de seguridad menos importantes que estas puedan ser creíbles para Ucrania, sobre todo teniendo en cuenta que este país ya es víctima desde hace muchos años de una agresión militar devastadora por parte de Rusia y que es realista pensar que será más propenso que el resto de los Estados vecinos de Rusia a sufrir de nuevo una agresión de este tipo en el futuro”, ha añadido.

Lo máximo que podría ocurrir sería un contingente simbólico de soldados de paz europeos en Ucrania, con cierto apoyo logístico de Estados Unidos, ha declarado el analista político ucraniano Volodímir Fesenko al Kyiv Independent, añadiendo que eso no sería suficiente para Ucrania.

Putin ha violado tantos tratados y acuerdos que estos no valen ni el papel en el que están escritos

James Shea declaró que una de las opciones más débiles en materia de garantía de seguridad sería “un tratado o acuerdo sobre el papel que limitara el papel de las tropas occidentales en Ucrania a una fuerza de vigilancia del alto el fuego no armada o ligeramente armada, con un número limitado y sin equipo militar pesado”.

Neil Melvin, por su parte, declaró que “la garantía de seguridad más valiosa y realista que Trump podría ofrecer sería probablemente el compromiso de suministrar armas a Ucrania, seguir proporcionándole información y formación, y apoyar los esfuerzos europeos en favor de Ucrania”. “Pero eso no parece suficiente para que Ucrania renuncie a sus posiciones defensivas en Donbás”, añadió.

Witkoff también declaró que Rusia podría aceptar “incluir en la legislación de la Federación Rusa que no intentará apoderarse de otros territorios una vez concluido el acuerdo de paz”. Sin embargo, los analistas consideran que esta “garantía” no tiene ningún valor. “Putin ha violado tantos tratados y acuerdos que estos no valen ni el papel en el que están escritos”, opina James Shea.

Rusia firmó, entre otros, el Memorándum de Budapest de 1994, en virtud del cual Ucrania renunciaba a las armas nucleares soviéticas a cambio del respeto de su integridad territorial por parte de Moscú y los demás signatarios. En 1997, Rusia también firmó un acuerdo de amistad y asociación con Ucrania, que exigía nuevamente a Moscú que respetara la integridad territorial de Ucrania. Lo que no impidió la anexión ilegal de Crimea y la invasión del país bajo el mandato de Putin.

Caja negra

Este artículo ha sido publicado en inglés el lunes 18 de agosto de 2025 por el medio Kyiv Independent.

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La traducción al francés ha sido realizada por Fabien Escalona con la ayuda de la herramienta DeepL.

Traducción de Miguel López

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha presentado una serie de exigencias que, en su opinión, Ucrania debe cumplir para que ponga fin a la guerra contra este país. Pero, según los analistas, la mayoría de estas exigencias son inaceptables para Ucrania.

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