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¿Quién sucederá al ayatolá Jamenei? Incertidumbre en Irán tras la muerte del presidente ultraconservador

Participantes en el funeral del presidente de Irán.

Martine Orange (Mediapart)

Tras varias horas de incertidumbre, el gobierno iraní confirmó este lunes 20 de mayo que el presidente iraní, Ebrahim Raissi, de 63 años, había fallecido en un accidente de helicóptero cuando regresaba de un viaje a Azerbaiyán. En un comunicado, el gobierno iraní rindió homenaje a este "presidente trabajador que sacrificó su vida por la nación". Con él murieron otras personas en el accidente, entre ellas el ministro iraní de asuntos exteriores, Hossein Amir Abdollahian. 

El gobierno iraní se apresuró a aclarar que la muerte no afectaría en modo alguno a la marcha de los asuntos del país. En un discurso dirigido a los comandantes de la Guardia Revolucionaria pocas horas antes de que se confirmara la muerte del presidente iraní, Alí Jamenei trató de dar muestras de tranquilidad. "No hay necesidad de que la nación esté preocupada o ansiosa, ya que la administración del país no se verá perturbada en absoluto", dijo. Aunque se ha decretado un periodo de luto de cinco días, el vicepresidente Mohammad Mokhber actuará como presidente interino y se va a encargar de organizar unas nuevas elecciones presidenciales en un plazo de cincuenta días. 

Desde el anuncio de la muerte del presidente, no paran de llegar condolencias de aliados y amigos de Irán. El presidente ruso, Vladimir Putin, presentó sus condolencias al régimen iraní, calificando el accidente de "enorme tragedia" y describiendo al presidente Raissi como "un verdadero amigo de Rusia" que, gracias a sus esfuerzos, se había convertido en "un socio estratégico". Hamás elogió al presidente iraní por ayudarle "en su lucha", mientras que Hezbolá deploró la pérdida de este valioso apoyo e impuso un periodo de luto de tres días. Por su parte, el presidente sirio Bashar al-Assad recordó los esfuerzos de Raissi por acercar a sus dos países. 

Fuera de la región, el presidente indio, Narenda Modi, se declaró "profundamente entristecido y conmocionado" por la muerte del presidente iraní y recordó los esfuerzos realizados para estrechar los lazos entre ambos países. Pakistán declaró un día de luto en apoyo a Irán y Azerbaiyán, de donde regresaba el presidente iraní tras inaugurar una nueva presa entre ambos países, se declaró profundamente afectado y ofreció a Teherán toda su cooperación y apoyo. 

La muerte del presidente iraní llega en un momento difícil para Irán. Internamente, el gobierno se enfrenta a feroces protestas desde la muerte de la joven kurda iraní Mahsa Amini en septiembre de 2022, que el régimen viene reprimiendo con violencia y terror. 

En el exterior, el enfrentamiento entre Irán e Israel, que pesa sobre toda la región, dio un giro crítico tras el atentado del 7 de octubre. Irán, como partidario de Hamás, Hezbolá, el régimen sirio de Bashar al Assad y los rebeldes hutíes, ha extendido su influencia proporcionando apoyo logístico, armas, drones y misiles a las acciones armadas de toda la región. Israel e Irán se enfrentaron directamente el pasado abril, haciendo temer una guerra frontal entre ambos países.  

La voz de los ultraconservadores 

Ebrahim Raissi fue elegido en junio de 2021 como parte de una larga saga de presidentes iraníes controlados por las autoridades religiosas de Irán y el líder supremo Alí Jamenei, pero pocas veces un presidente ha sido tan mal elegido. Mientras todos los demás candidatos habían sido eliminados por el Consejo de Guardianes de la Constitución, la población decidió boicotear en masa las urnas. Su elección estuvo marcada por una abstención récord de más del 51%. 

Sin carisma ni proyecto, Ebrahim Raissi fue, durante todo su mandato, el dócil ejecutor de los deseos ultraconservadores del Guía Supremo y de los Guardias de la Revolución, con los que, a diferencia de sus predecesores, mantenía excelentes relaciones.

"Resistencia diplomática”

Nada más llegar al poder, Ebrahim Raissi prometió llevar a cabo una "resistencia diplomática" frente a Occidente. Sus prioridades fueron reforzar las relaciones con China y Rusia, pues consideraba que Irán no podía confiar en Estados Unidos y Europa tras la ruptura del acuerdo nuclear y las sanciones impuestas por Washington.  

Bajo su presidencia, se firmó un acuerdo de seguridad militar y económica de 25 años con la China de Xi Jinping. A cambio de petróleo barato, Pekín se ha comprometido a invertir más de 400.000 millones de dólares (390.000 millones de euros) en todos los sectores del país. Pero con Rusia las relaciones han llegado más lejos, ya que Teherán ha vendido un gran número de armas a Moscú, incluidos drones utilizados en Ucrania. El gobierno iraní siempre ha negado ese apoyo. 

Gracias a la intercesión de China, el presidente iraní logró restablecer las relaciones con su adversario histórico, Arabia Saudí. En 2023, ambos países firmaron en Pekín un acuerdo para restablecer relaciones diplomáticas. Aunque el gesto fue en gran medida simbólico, el acuerdo se consideró una gran victoria para Pekín.   

Pero, al mismo tiempo, Riad negoció con Estados Unidos una posible normalización de sus relaciones con Israel a cambio del reconocimiento de los derechos palestinos, una evolución diplomática a la que Teherán se opone con firmeza. Tras el anuncio de la muerte del presidente iraní, Riad, alarmado por el estado de salud del rey Salman ben Abdulaziz, sólo tuvo una reacción oficial: el ministro de asuntos exteriores expresó su apoyo a "la hermana República Islámica de Irán" y le ofreció toda la ayuda necesaria. 

A pesar de la diplomacia hostil, el presidente iraní intentó, no obstante, reactivar los acuerdos nucleares paralizados por Donald Trump tres años antes de su llegada al poder. Los intentos de que Estados Unidos levantara las sanciones fracasaron y las negociaciones se rompieron en otoño de 2021. Irán sigue desarrollando sus capacidades nucleares, en particular el enriquecimiento de uranio, y sigue viviendo bajo sanciones.  

Su impacto puede medirse cada día: la economía iraní lleva meses sumida en una profunda recesión, la moneda iraní ha perdido el 70% de su valor bajo la presidencia de Raissi, el desempleo alcanza niveles récord y la inflación está disparada. Debido a la falta de inversión, se están desmoronando las infraestructuras, lo que ha provocado numerosos cortes de agua en todo el país y aparece cada poco la escasez de alimentos.  

Represión de la sociedad civil

Pero el legado más doloroso del presidente iraní es sin duda su política de represión de toda la sociedad civil. Ebrahim Raissi, ultraconservador, que ya se había distinguido en 1988 y 2009 por su represión de los disidentes iraníes, ha llevado a cabo una estrategia de violencia y terror pocas veces vista desde los inicios de la revolución iraní en 1979. 

Frente a las mujeres –y también los hombres que vienen desafiando desde octubre de 2022 las leyes y las normas de "buena moral" impuestas por el poder religioso, Raissi desplegó toda una política de fuerza para sofocar las protestas. Las grandes manifestaciones que han tenido lugar en las principales ciudades han sido respondidas con el despliegue de la policía y han sido encarceladas miles de personas, con o sin juicio. La reciente condena a muerte del rapero iraní Toomaj Salehi forma parte de esta tendencia.  

Por estas y otras razones, Ebrahim Raissi se presentaba como el candidato favorito para suceder al Líder Supremo, Alí Jameini, de 85 años. Su muerte ha trastocado todos los planes del régimen iraní.

La sed de represión del régimen iraní desencadena un vendaval de terror

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Traducción de Miguel López

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