Los arrastreros tendrán que cambiar las redes de casi 600 barcos en tres meses para no ser penalizados

Varias personas trabajan en el Puerto de Arenys, a 11 de diciembre de 2024, en Arenys de Mar, Barcelona.

La pesca de arrastre ha comenzado este miércoles un proceso de adaptación en tiempo récord a las nuevas exigencias europeas. Los 560 barcos de arrastre españoles que pescan en el Mediterráneo tendrán que cambiar sus redes en las próximas semanas por unas que tengan un diámetro de luz superior para reducir las capturas de especies en riesgo, como la merluza. El desafío está en que las nuevas mallas tendrán que estar instaladas en menos de cuatro meses, antes del 1 de mayo, para lograr que el sector pueda salir a faenar los mismos días que en 2024.

Los portavoces de los pescadores ya avisan de que cumplir con un calendario tan ajustado será muy complicado, o imposible, porque los fabricantes no pueden asumir tantos pedidos en unas pocas semanas, y la instalación y la certificación también generará cuellos de botella. Algunos representantes del sector incluso han pedido extender el calendario para poder cumplir con la ajustada meta, algo que tendrá que aprobar la Comisión. La oportunidad para solicitar este cambio sería el 27 de enero, cuando tendrá lugar un Consejo de Ministros de Pesca en Bruselas.

José María Gallart, vicepresidente de Cepesca, la principal patronal del sector, y encargado de la flota de bajura, afirma que su organización ya ha pedido al Ministerio de Agricultura y Pesca alargar el periodo para renovar las mallas hasta el 1 de julio. "Estamos hablando de como mínimo cuatro mallas por barco y tenemos casi 600 embarcaciones. No hay existencias para cubrir tanta demanda en tres meses", resume. A esto se suma que los rederos trabajan con cinco o seis barcos a la vez, y una vez instalada la malla hay que certificarla. "Sería prácticamente imposible terminar ese trabajo el 1 de mayo. Y desde el ministerio ya nos han reconocido que es razonable extender el plazo", afirma Gallart.

Basilio Otero, presidente de la Federación de Cofradías de Pesca, no ha pedido alargar el periodo, pero sí cree que cumplir con las fechas será un desafío. "Desde luego será difícil porque estamos hablando de más de 500 barcos, la sensación es que vamos a llegar muy justos". "No nos preocupa tanto la coordinación de los armadores y el montaje, sino que se fabriquen a tiempo las mallas y los rederos las cosan.

Desde el sector de los fabricantes de redes, un portavoz contesta que el problema de la producción está en el acceso a las materias primas, porque los proveedores pueden tardar de media dos o tres meses en suministrarlas si no tienen stock. "Después, la confección de cada copo es cuestión de mano de obra, pero por lo general sería posible resolver el tejido de un copo en un par de días", añade.

Presión desde Bruselas

Las fechas tan apretadas parten de la Comisión Europea y los ministros de Pesca de la UE. En una apretada negociación celebrada en diciembre, Bruselas planteó que los arrastreros españoles que pescan en el Mediterráneo tendrían que recortar un 79% sus días de faena para proteger las poblaciones que habitan en los fondos, como el salmonete, la cigala, la merluza o la gamba roja, muy afectadas por estas artes pesqueras. El Gobierno español consiguió finalmente proteger al sector de estos recortes, pero bajo una serie de condiciones.

Las principales son que la flota de arrastre costera —la que pesca especies como el salmonete o la merluza— debe cambiar sus redes por unas de agujeros cuadrados de 45 milímetros (5 más que hasta ahora); y que la flota de arrastre profundo —la que pesca gamba roja— sustituya las suyas por unas de 50 milímetros. Además, para evitar que los arrastreros no pierdan ni un solo día en su calendario de derechos de pesca, los cambios deben realizarse antes del 1 de mayo en el 100% de los barcos de la flota. 

Entre las organizaciones de pescadores y las administraciones preocupaba que una parte de los profesionales se negasen a cambiar sus redes porque ampliar la luz de malla supone reducir temporalmente las capturas. Los estudios sobre las consecuencias de agrandar las redes en arrastre estiman que en los primeros dos años se pesca entre un 3% y un 5% menos, según afirma Raúl García, de la organización conservacionista WWF, aunque a partir del cuarto año la recuperación del ecosistema ya permite pescar hasta un 30% más en peso porque la edad media de los ejemplares aumenta. José María Gallart, no obstante, subraya que según los cálculos de Cepesca las pérdidas en las capturas alcanzarán el 20% en el primer año con las nuevas mallas.

Para evitar que una pequeña parte de los armadores se quede al margen y haga imposible cumplir con las condiciones de Bruselas, el ministro de Agricultura, Luis Planas, anunció este miércoles que el cambio de la malla será obligatorio para todos los arrastreros españoles del Mediterráneo. La medida se aprobará en forma de orden ministerial durante el primer trimestre, y en teoría entrará en vigor el 30 de abril -—ara cumplir con las exigencias de la Comisión—, aunque Cepesca ha pedido también que la fecha se posponga hasta el 30 de junio para que el calendario sea realista.

Planas también anunció este miércoles que todos los pescadores afectados recibirán una subvención para la compra de dos redes nuevas por embarcación y de cuatro en el caso de los buques que realizan la pesquería mixta, con un máximo de 1.000 euros de ayudas por barco. De esta manera, el ministerio afirma que los arrastreros no tendrán que gastar un euro en esta transformación.

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