Los cereales que millones de europeos consumen cada mañana llegan a la mesa con altos niveles de ácido trifluoroacético (TFA, en sus siglas en inglés), un compuesto extremadamente persistente y clasificado como tóxico para la reproducción. Así lo concluye un estudio difundido este jueves por PAN Europe, la Red Europea de Acción contra los Pesticidas.
“Todas las personas están expuestas a los AGT a través de múltiples vías, incluidos los alimentos y el agua potable. Nuestros hallazgos subrayan la urgente necesidad de prohibir de inmediato los pesticidas PFAS para detener una mayor contaminación de la cadena alimentaria”, advirtió en un comunicado Salomé Roynel, responsable de políticas de la organización.
El informe señala que “el alimento más contaminado es un cereal de desayuno típico”, con concentraciones medias cien veces superiores a las del agua del grifo. En total, el 81,5% de las muestras analizadas contenía TFA. El nivel más elevado apareció en un pan integral comprado en Bélgica (340 µg/kg), mientras que el más bajo se identificó en queso comercializado en Hungría (14 µg/kg). El pan de molde para tostadas se sitúa en 120 µg/kg.
En España, el pan para tostadas se encuentra entre los productos más contaminados, con 120 µg/kg, por delante de la baguette, que también supera los 100 µg/kg, y de las Galletas María, que quedan por debajo de ese umbral.
La contaminación no se limita al pan y PAN Europe alerta de que podría ser “solo la punta del iceberg” dado el número limitado de pruebas y es que, el análisis detectó 26 µg en una muestra de pasta italiana.
Pesticidas
Las PFAS constituyen una familia de cerca de 4.000 sustancias sintéticas resistentes a la degradación, presentes desde pesticidas hasta gases fluorados utilizados en refrigerantes y extintores. El estudio de PAN Europe abarca 65 productos de cereales convencionales adquiridos en 16 países, entre ellos España, e incluye cereales de desayuno, dulces, pasta, croissants, panes integrales y refinados, y harinas.
El TFA es un producto de degradación de pesticidas PFAS y gases fluorados, extremadamente persistente, móvil y tóxico para la reproducción. Estudios industriales lo vinculan además con menor calidad del esperma y efectos adversos en tiroides, hígado y sistema inmunitario. Su carácter hidrosoluble facilita que se acumule en agua y suelo, desde donde pasa a las plantas y, finalmente, a alimentos como el pan, la pasta o las galletas infantiles. En el agua del grifo, La Rioja presenta una concentración de 510 ng/L, según destacó la ONG en un estudio anterior.
El informe subraya que todas las muestras superaron el límite máximo de residuos predeterminado. “No podemos exponer a los niños a sustancias químicas tóxicas para la reproducción. Esto exige una acción inmediata”, reclama la ONG, que insta a la Comisión Europea y a los Estados miembros a prohibir los pesticidas PFAS y a controlar de forma sistemática el contenido de TFA en los alimentos.
PAN Europe propone que la exposición media no exceda el 36,9% de la ingesta tolerable en niños y el 14,6% en adultos, pero sus estimaciones muestran que los valores reales superan ampliamente esos umbrales: hasta el 184% en menores y el 70% en adultos.
La Comisión Europea ya ha limitado la presencia de algunas PFAS en productos de consumo —desde cajas de pizzas hasta cosméticos— y prevé presentar una revisión del reglamento REACH sobre químicos en 2026.
Los cereales que millones de europeos consumen cada mañana llegan a la mesa con altos niveles de ácido trifluoroacético (TFA, en sus siglas en inglés), un compuesto extremadamente persistente y clasificado como tóxico para la reproducción. Así lo concluye un estudio difundido este jueves por PAN Europe, la Red Europea de Acción contra los Pesticidas.