La extracción masiva y sin control de minerales en La Unión (Murcia) terminó alrededor de 1980, pero allí quedaron cientos de toneladas de tierras contaminadas con metales pesados que desde entonces persiguen a los vecinos. Ha habido diversos intentos de atajar el problema, pero la complejidad técnica, el elevado coste y la inacción política han llevado a que cuatro décadas después la zona sea un páramo inaccesible.
Este martes, el senador del PP de Murcia, Francisco Bernabé, dejó una bolsa de lodos tóxicos en la mesa de la ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, como protesta, obviando que su partido lleva 20 años gobernando la Región y tiene amplias competencias en la limpieza de las balsas mineras que hay por toda la sierra. Bernabé criticó la reciente decisión de este ministerio de mantener allí los residuos y sellarlos, una medida que también ha enfadado a vecinos, expertos y grupos ecologistas.
La minería lleva presente en la sierra de Cartagena desde hace al menos 2.000 años, pero en la segunda mitad del siglo XX las artes tradicionales dieron paso a una extracción industrial a cielo abierto acompañada de una red de lavaderos que generaron una ingente cantidad de tierras que acabaron en la bahía de Portmán, una playa situada a 10 kilómetros al sur del Mar Menor. La empresa Peñarroya fue la principal responsable de los vertidos, y entre 1957 y 1990 se depositaron en total 60 millones de toneladas de sólidos en la bahía.
En noviembre, el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) elaboró un informe para el ministerio de Transición Ecológica sobre la situación de la playa y las posibles soluciones que se pueden llevar a cabo. El documento recoge que los vertidos tienen un alto contenido de metales pesados, principalmente plomo, zinc, cadmio y arsénico, aunque buena parte de los lodos no son por ahora un problema ambiental. Según detallan los técnicos, "estos se encuentran en forma de compuesto insoluble. El problema se da cuando debido a procesos de oxidación, estos pasan a ser solubles, ya que al pasar al agua son biodisponibles. Este fenómeno se produce en la franja más cercana a la línea de costa".
María José Martínez Sánchez, geógrafa y edafóloga de la Universidad de Murcia, lleva más de 20 años trabajando en la recuperación de la bahía, y explica que los trabajos no se pueden posponer más tiempo. "Ambientalmente, la zona está controlada, pero con una solución temporal. No puede dejarse más tiempo así", resume esta experta en tierras contaminadas.
Martínez codirigió un proyecto en 2006 para inertizar los vertidos y evitar que los metales llegasen al mar, una solución temporal que ha mantenido estabilizados los tóxicos. En 2016 se iniciaron las obras para una solución definitiva y se construyó un cordón de tierra para generar una pequeña laguna y unas ramblas laterales para evitar que las escorrentías de provocadas por las lluvias arrastrasen los lodos al mar cuando se producen riadas en la provincia. Pero los trabajos se congelaron por problemas administrativos y ambientales en 2019.
Como se ve en las fotografías, el vertido de tierras convirtió en apenas 20 años la bahía en un lodazal, y la línea de costa avanzó 650 metros. También hay restos de tierras estériles en todo el litoral comprendido entre Cabo Tiñoso y Cabo de Palos, más de 50 kilómetros de costa de Murcia, y penetran incluso kilómetros dentro del mar.
En 2019 se construyó un muro de contención en el cordón de tierra para proteger todavía más el colmatado del oleaje, pero no ha sido suficiente. El informe del Cedex recoge que "en la actualidad sigue existiendo un paso de metales pesados a la fase acuosa en la parte emergida y en la zona de rotura, ya que el oleaje pone en suspensión partículas de sedimento favoreciendo el paso de metales pesados al agua".
Un grave problema de salud pública
De los metales pesados que hay en la tierra, el plomo es el metal que más preocupa en la zona por su importante impacto en la salud, especialmente en los niños, y porque no se degrada en el medioambiente, de manera que permanece siglos en la tierra. El problema, de hecho, abarca mucho más allá de la Bahía de Portmán, porque la cuenca minera abarca toda la sierra de Cartagena y todavía hoy hay cementerios mineros sin sellar a lo largo de la región.
Juan Antonio Ortega García, investigador de Salud Medioambiental Pediátrica del Hospital Virgen de la Arrixaca (El Palmar, Murcia), lleva dos décadas estudiando los riesgos ambientales de la contaminación en la Región, y confirma la exposición de los vecinos a estos tóxicos.
El mes pasado publicó un estudio en la revista Medicina Clínica sobre las concentraciones de metales pesados en la sierra minera de Cartagena con 203 participantes, la mayoría habitantes de la zona más contaminada, y realizado entre 2017 y 2020. El 18% superaba los límites recomendados de 3,5 microgramos por decilitro de sangre (μg/dL) de plomo, "destacando seis niños y una mujer embarazada" que tenían niveles superiores a 5 μg/dL.
Ortega explica a infoLibre que no hay umbral seguro de exposición al plomo y que se trata de una sustancia neurotóxica que daña las neuronas, el sistema nervioso y es tan peligroso para el sistema cardiovascular como el tabaco o el colesterol. "El plomo tiene un daño irreversible, pero es fácil y barato prevenir su exposición y reducirla", destaca el experto. En los siete casos de personas con altos niveles de plomo detectados en su estudio, lograron reducirlos a parámetros normales en solo tres meses con medidas de seguridad e higiene.
"Es imprescindible que hagamos cribados a la población que vive en zonas contaminadas, y no hablo solo de Murcia, hay muchos lugares de España que están igual, como Huelva o Castilla y León", añade este profesional. También recuerda que en el país solo hay tres unidades de medicina ambiental pediátrica, una en Murcia y dos en Cataluña, y debería haber al menos una en cada autonomía.
En realidad, la toxicidad de la minería lleva castigando la salud de los murcianos desde al menos el siglo XIX. Un estudio entre 1880 y 1970 de la demografía de El Beal, el pueblo ubicado en el corazón de la sierra minera, recoge que la causa de muerte más destaca eran los problemas respiratorios.
"El trabajo subterráneo —problemas de ventilación y utilización de aire limpio, el polvo de la extracción, la contaminación de los minerales, los humos de las chimeneas…— afectaba sobre todo a esta parte del cuerpo", se lee en el estudio realizado por investigadores de la Universidad de Murcia. El trabajo también refleja cómo la mortalidad ha ido aumentando y descendiendo en función de la intensidad de la minería en la región.
El plan del ministerio no convence a los vecinos
El senador del PP justificó su performance en la Cámara alta —que fue denunciada por el PSOE ante la Policía— con el argumento de que el Gobierno quiere dejar en la costa murciana "millones de toneladas de arenas tóxicas", siendo "la única cuenca minera de España en la que, una vez cerrada la minería, no ha habido ningún plan estatal de reconversión".
Bernabé se refiere al plan que presentó Transición Ecológica a principios de abril para zanjar de una vez el desastre de Portmán, que supone mantener allí las 60 toneladas de lodos con un sellado porque no es posible trasladarlos a otro lugar.
Este martes, el secretado de Estado de Medioambiente, Hugo Morán, contestó al senador popular que la decisión es la mejor de entre las opciones. "El PP pretende que, en contra de la información ambiental disponible y las advertencias de los científicos, obviando el elemental principio de precaución, se lleve a cabo en Portmán su idea de regeneración, ocultando a los vecinos los riesgos", publicó en X.
Tras la presentación del plan en abril, Morán también declaró que ha decidido apostar por esta propuesta tras leer las conclusiones de los técnicos del Cedex, y porque no quiere "una solución que una vez más nos abocase al fracaso". "Necesitamos tener las garantías de que el proyecto que se vaya a acometer sea un proyecto que en un tiempo razonable se pueda llevar a la práctica”. En todo caso, la decisión es provisional y durante un mes el ministerio ha recopilado "sugerencias de los vecinos" antes de continuar con la ejecución. El Gobierno quiere tener aprobada la declaración de impacto ambiental del proyecto a finales de 2025.
Los informes del Cedex recomiendan en sus conclusiones no devolver la bahía a su estado original y proponen, de hecho, "limitar el volumen a retirar a unos 100.000 metros cúbicos" de tierras contaminadas (el 0,3% del total) debido a las dificultades técnicas. También creen que "no se debe priorizar el retroceso de la línea de orilla", como pedían los vecinos y las organizaciones locales, que aspiraban a recuperar parte de la playa.
Pedro Luego, de Ecologistas en Acción de Murcia, recuerda que en 2006 se llegó a un acuerdo entre todas las administraciones y los afectados para retirar los lodos y recuperar todo lo posible la bahía original, pero el ministerio ha roto ese consenso. "Siempre hemos defendido que sellar no era una opción. Es cierto que también hay posiciones irreales que piden una recuperación total, eso no es técnicamente viable, pero sí un punto intermedio", defiende.
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El activista propone retirar parcialmente las tierras que colmatan la laguna "para que la lámina de agua pueda penetrar unos 200 o 250 metros", y recuperar también el puerto original. La parte que quede sin cavar se podría sellar y renaturalizar "para darle otra oportunidad a la zona, pero sin apostar por un modelo turístico depredador". Luengo explica también que la contaminación de la bahía ha dejado deprimido económicamente al pueblo de Portmán, y el turismo sostenible basado en la historia minera podría revitalizar la zona.
Los técnicos del Cedex han estudiado esta posibilidad, la de recuperar parte de la lámina y su uso para baño, así como la de desbloquear el puerto de Portmán, pero la descartan porque la extracción de lodos "produciría la contaminación del agua del mar" durante las labores, y también explican que el recubrimiento de los residuos restantes de "tan solo un metro" de profundidad "genera dudas, ya que es muy probable que quede al descubierto la parte contaminada".
María José Martínez Sánchez, que ya ha trabajado en diferentes escenarios de recuperación de la bahía, tampoco aprueba la apuesta de sellar los lodos que propone Transición Ecológica. "Yo apuesto por una solución intermedia: retrancar la playa y estabilizarla. No veo la necesidad de hacer un sellado porque supondría admitir que la zona es un vertedero", subraya la experta.
La extracción masiva y sin control de minerales en La Unión (Murcia) terminó alrededor de 1980, pero allí quedaron cientos de toneladas de tierras contaminadas con metales pesados que desde entonces persiguen a los vecinos. Ha habido diversos intentos de atajar el problema, pero la complejidad técnica, el elevado coste y la inacción política han llevado a que cuatro décadas después la zona sea un páramo inaccesible.