Media España en alerta por sequía tras la primera declaración de emergencia en Cataluña

Vista de unos girasoles secos sin recoger en una finca de la provincia de Córdoba este martes.

Cataluña ha sido la primera comunidad en abordar de lleno un problema que ya se venía anunciando desde hace meses: la sequía. Este miércoles, la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) declaró, por primera vez, el estado de emergencia en las unidades del acuífero de Fluvià Muga y del embalse de Ruidecanyes, una medida que afectará a un total de 22 municipios del Alt Empordà, en Girona. Por ahora, ninguno de ellos tiene problemas de abastecimiento y el objetivo de la decisión, de hecho, pretende evitar que los haya en el futuro. Para eso, la ACA ha pedido el "máximo ahorro" de agua a la ciudadanía y ha suprimido el riego agrícola y el uso de agua en el riego de jardines y zonas verdes.

"La situación del acuífero [de Fluvià Muga] es crítica y vamos a ayudar a los municipios con todo lo que sea posible", dijo este martes el director del organismo responsable de la medida, Samuel Reyes.

La decisión ha sido la subida de un peldaño más en la situación de emergencia provocada por la sequía que ya vivía Cataluña desde hacía semanas. La Generalitat tiene un "semáforo" que cataloga, por colores, en qué estado se encuentran sus embalses. Antes de este martes, y según lo que recoge el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en su último informe relativo a la falta de agua —que refleja los datos de mayo—, la mayor parte de la comunidad se encontraba en el nivel naranja o "estado de excepcionalidad", que se declara cuando las reservas de agua se sitúan en el 25%. El estado de emergencia, o semáforo rojo, se declara cuando este porcentaje desciende hasta el 16%. Ahí se encuentra ahora el acuífero de Fluvià Muga y el embalse de Ruidecanyes.

"Continuamos apelando a la necesidad de ahorro", añadió Reyes en su rueda de prensa de este miércoles. Pero el mandato podría servir para otras regiones. Y los expertos coinciden, sobre todo, en una: Andalucía. Sus cifras, según recoge Embalses.net —que usa como fuente al Ministerio para la Transición Ecológica, a la AEMET y a los Sistemas Automáticos de Información Hidrológica (SAIH) de las Confederaciones Hidrográficas—, son dramáticas: sus embalses se encuentran al 23,5% de su capacidad, un porcentaje que de media en la última década se ha situado, para esta misma semana, en el 54,5%. Son 31 puntos menos.

"La comunidad está al borde del colapso hídrico total, de una situación en la que no se pueda regar absolutamente nada y que el abastecimiento a cientos de personas se recorte diariamente", valora el coordinador del área de agua de Ecologistas en Acción, Santiago Martín, que es tajante: "La situación andaluza es crítica". Pero no lo dice sólo él. Su homólogo en Greenpeace, Julio Barea, no duda en destacar a la región cuando se le pregunta por la sequía. "La escasez en algunos lugares de Andalucía es bastante preocupante", señala. De hecho, algunos ayuntamientos ya han impuesto restricciones. En Cádiz y Málaga, por ejemplo, en las duchas y lavapiés de las playas.

¿Por qué ocurre? Los dos ecologistas señalan, por un lado, a la falta de lluvias. Según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), las precipitaciones acumuladas en toda España desde el pasado 1 de octubre —cuando comienza el año hidrológico— hasta el 18 de julio se cifran en 480 litros por metro cuadrado, un 15% menos que el valor normal que correspondería a este periodo. Sin embargo, señalan a un factor que, a su juicio, ha sido más determinante: los regadíos, un problema que afecta, no obstante, no sólo a Andalucía.

Según detalla Martín, el consumo neto de agua de esta actividad en España se sitúa en el 93%, una situación que ha provocado que los embalses dejen de funcionar como acumuladores del agua. "Se riega todo el año, así que el agua, según llega a los embalses, se deriva a los regadíos. Lo hemos denunciado mil veces. Ya no son almacenes, sino estaciones de transferencia", critica. "Los desembalses para regadío son lo que ha puesto en riesgo el abastecimiento en esa comunidad", coincide Barea.

Este problema, de hecho, volvió a los titulares hace algunos meses, cuando la Junta de Juanma Moreno anunció una nueva Ley de Regadíos junto a Vox a la que se opusieron firmemente tanto las ONG como el Gobierno central y Bruselas. En síntesis, la norma revertía la ordenación del territorio por la que el entonces Gobierno socialista eliminó unas 1.600 hectáreas del Condado de Huelva como suelo agrícola. La iniciativa de la derecha y ultraderecha pretendía que los agricultores de la mitad de esa superficie que vieron sus fincas convertidas en suelo forestal pudieran recalificar sus terrenos para que fuesen, de nuevo, de regadío. La medida, de este modo, legalizaría cultivos en el entorno del Parque Nacional de Doñana, ya en estado crítico por, precisamente, la sobreexplotación de acuíferos y la falta de lluvias.

Por eso, Ecologistas en Acción, Salvemos Doñana, SEO/BirdLife, WeMove Europe y WWF entregaron al comisario de Medio Ambiente de la Unión Europea, Virginijus Sinkevičius, más de 260.000 firmas contra la proposición de ley, que finalmente se paralizó hasta, dijo la Junta, después de las elecciones generales del pasado 23 de julio. El propio Sinkevičius, además, avisó que la aprobación de la normativa podría tener "efectos desastrosos".

Hasta científicos europeos se opusieron. La revista Nature Water publicó el pasado mes de junio un artículo en el que destacaba la urgencia de conservar los ecosistemas de Doñana. "Aunque Doñana todavía tiene una biodiversidad muy destacada que justifica ampliamente su conservación, la degradación continuada que ha estado sufriendo durante décadas está a punto de alcanzar un punto de no retorno", indican los expertos. "En lugar de iniciar urgentemente las acciones imprescindibles para salvarla, la nueva ley marca el retorno de unas políticas obsoletas e insostenibles que solo acelerarán su destrucción", criticaban.

¿Y el resto de España?

Que los regadíos tienen un efecto directo sobre la sequía es una realidad que también constatan los datos. Como publicó infoLibre en este artículo, son precisamente las zonas donde más falta el agua donde más ha crecido esta práctica. Andalucía ha aumentado su extensión un 33% en estos veinte años, hasta alcanzar los 1,12 millones de hectáreas, casi la mitad del total de tierras agrícolas. Le siguen Extremadura (+36%) y Castilla-La Mancha (+30%), otra comunidad que Martín destaca al hablar de sequía y que, según Embalses.net, su reserva se encuentra al 33% de su capacidad. "Los embalses del Tajo tienen agua, pero la Cuencia del Guadiana está seca", dice el experto.

La situación tampoco es mucho más optimista en el resto de España. "En España tenemos una situación de escasez bastante importante", lamenta Martín, que no obstante recuerda que la falta de agua es algo normal en nuestro clima, pero un problema si no se toman las medidas adecuadas para paliar la falta de lluvias cada vez más persistente. "En España tenemos cuatro millones de hectáreas de regadío, y con el agua que hay ahora cabrían, de forma sostenible, como mucho tres", dice.

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Como indican las cifras recogidas por Embalses.net, la reserva de agua en España se encuentra actualmente en un 42,2%, un porcentaje más de 16 puntos inferior al de la media de los últimos diez años para esta semana, que se sitúa en el 58,5%.

Por comunidades, son ocho —contando a Cataluña, Andalucía y Castilla-La Mancha— las que no alcanzan el 50% de su capacidad. Murcia tiene unas reservas del 33,8%; Cantabria, del 36,9%; Extremadura, del 42,3%; Aragón, del 44,1%; Cataluña, del 44,7%; y la Comunitat Valenciana, del 48,3%.

Qué pasará de aquí al final del verano es una cuestión que ningún experto responde, porque es algo imposible de prever, pero sí coinciden en la advertencia: "Lo normal es que este mes de agosto no llueva y sí podemos saber que la situación va a ir empeorando, eso es evidente. Cada vez habrá más municipios con restricciones —como la catalana— que, además, podrían ser más severas", sentencia Barea.

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