Estados Unidos descubre al capo fantasma que inundaba el país de fentanilo

Las autoridades federales de Estados Unidos y, en concreto, agentes de la DEA, arrestaron a 16 personas y confiscaron cantidades récord de fentanilo, dinero en efectivo, armas de fuego y vehículos en varios estados, desmantelando una de las organizaciones de narcotráfico más grandes y peligrosas en la historia de Estados Unidos. La administración Trump prosigue así su cruzada contra las drogas, ahora en tierra, después de ver la gran actividad de las patrullas marítimas, no solo cerca de sus costas, sino también en el Atlántico Oriental, a 1.200 millas de las Islas Canarias, incautando un gran alijo de cocaína. Sobre este alijo, solo en los pasos fronterizos y en suelo mexicano se han registrado cantidades mayores a la anunciada esta semana por la Administración para el Control de Drogas.
“Esta histórica incautación de drogas, liderada por la DEA, representa un golpe significativo contra el Cártel de Sinaloa, que elimina el veneno de nuestras calles y protege a los ciudadanos estadounidenses del flagelo del fentanilo”, declaró la Fiscal General Pamela Bondi. “Este Departamento de Justicia seguirá trabajando con nuestros aliados en las fuerzas del orden para desmantelar todas las redes de cárteles que operan ilegalmente en Estados Unidos”. No se descarta que posibles acuerdos con capos del cártel sinaloense actualmente en prisión hayan resultado clave para esta gran redada antidroga. Distintos medios apuntaron en las últimas horas que Ovidio Guzmán, hijo de El Chapo, prepara un pacto con las autoridades norteamericanas para rebajar sus penas.
Como parte de esta operación, las fuerzas del orden ejecutaron órdenes de allanamiento coordinadas en cinco estados, lo que resultó en incautaciones muy relevantes, en especial en Albuquerque. Así, en esta famosa localidad de Nuevo México, conocida por ser escenario de las famosas series Breaking Bad y Better Call Saul, se intervinieron aproximadamente 610.000 en moneda estadounidense, en efectivo, 49 armas de fuego, algunas de ellas con interruptores y algunas armas fantasma, 396 kilogramos de pastillas de fentanilo —cantidad récord en la historia del país—, 11,5 kilogramos de polvo de fentanilo, 1,5 kilogramos de cocaína, 3,5 kilogramos de heroína, 7 libras de metanfetamina, un Ford Raptor y un GMC Denali Two, vehículos valorados en aproximadamente 140.000 dólares y al servicio de la organización criminal desmantelada, presuntamente dirigida por el capo Heriberto Salazar Amaya.
La figura de Salazar Amaya, considerado un narco invisible que dirigía la operativa criminal al servicio del Cártel de Sinaloa, resulta clave. Fue detenido en Salem (Oregón) el día 28 de abril y, según la DEA, no seguía el esquema tradicional de violencia y ostentación que desarrollan otros capos mexicanos. Al contrario. Tal vez inspirado en la citada Breaking Bad o bien observando las tácticas que siguen las organizaciones criminales en otros lugares del mundo, actuaba bajo un perfil muy bajo, sin llamar la atención, y ocultando con celo los transportes de estupefaciente que efectuaba en varios estados del país.
Precisamente en la localidad de Salem, donde fue arrestado el supuesto líder del entramado, la DEA no intervino droga, pero sí otros indicios muy relevantes: más de 2,8 millones de dólares en moneda estadounidense, en efectivo, joyas valoradas en aproximadamente 50.000 dólares, un Mercedes AMG y un Ford F-150 Shelby, valorados en aproximadamente 150.000 dólares más.
Utah, Arizona y Nevada fueron los otros estados en los que se efectuaron registros e incautaciones de esta gran organización. En el primero de ellos, en la ciudad de Layton, la DEA intervino aproximadamente 780.000 dólares en moneda estadounidense y un Dodge TRX Mammoth valorado en aproximadamente 150.000; en Phoenix, los agentes incautaron unos 390.000 dólares, 30 kilos de metanfetamina, 13 kilogramos de pastillas de fentanilo, 2,4 libras de heroína y 5 kilogramos de cocaína. En Las Vegas, por último, se aprehendieron más de 93.000 dólares en efectivo, 2,7 kilogramos de cocaína y menos de medio kilo de metanfetamina vinculados a la organización.
“Nuestras comunidades son hoy más seguras gracias a la incansable dedicación y coordinación entre las fuerzas del orden federales, estatales, tribales y locales”, declaró el fiscal federal Ryan Ellison para el Distrito de Nuevo México. “Al desmantelar una de las organizaciones de tráfico de fentanilo más grandes y peligrosas de la historia de Estados Unidos, hemos retirado millones de dosis letales de nuestras calles y enviado un mensaje claro: quienes se lucran envenenando a nuestros ciudadanos rendirán cuentas. La lucha continúa, pero esta operación marca un paso decisivo en la protección de las familias en todo el Oeste de Estados Unidos”.
“Detrás de los tres millones de pastillas de fentanilo que incautamos se encuentran actos criminales destructivos frustrados y vidas estadounidenses salvadas. Esto no fue solo una redada, sino una victoria en el campo de batalla contra una red respaldada por terroristas que siembra la muerte en nuestras ciudades”, declaró el administrador interino de la DEA, Robert Murphy. “Este caso representa la mayor incautación de pastillas de fentanilo realizada por la DEA hasta la fecha. Felicito a los hombres y mujeres de la DEA por su extraordinaria labor, día tras día, y les recuerdo a los cárteles que la DEA los persigue sin descanso y no se detendrá hasta que destruyamos sus redes”.
Heriberto Salazar Amaya, de 36 años, es, según la DEA, el líder de la organización narcotraficante. Él, junto con César Acuña Moreno, de 27 años, Bruce Sedillo, de 26 años, Vincent Montoya, de 35 años, David Anesi, de 42 años, George Navarette Ramírez, de 25 años, Alex Anthony Martínez, José Luis Márquez, Nicholas Tanner, Brian Sánchez, Kaitlyn Young, Alan Singer y David Altamirano López, están acusados de conspiración para distribuir fentanilo.
Siete de estos acusados enfrentan cargos adicionales de distribución de fentanilo: César Acuña-Moreno, Brian Sánchez, Kaitlyn Young, Alan Singer, Bruce Sedillo y Nicholas Tanner. José Luis Márquez y Bruce Sedillo están acusados de posesión con intención de distribuir fentanilo, y Bruce Sedillo también está acusado de posesión de un arma de fuego para contribuir a un delito de tráfico de drogas.
Heriberto Salazar Amaya enfrenta tres cargos adicionales relacionados con inmigración: reingreso ilegal después de la deportación, contratación de un extranjero no autorizado y conspiración para albergar a extranjeros no autorizados.
Durante el operativo, añade la Administración para el Control de Drogas, fueron detenidas y acusadas penalmente tres personas más. Phillip Lovato, de 39 años, cayó el 29 de abril. En su poder, los agentes incautaron aproximadamente 110.000 pastillas de fentanilo en el escondite de Lovato en Santa Fe, Nuevo México.
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Un día antes fue detenida Roberta Herrera, de 31 años. Los agentes incautaron en su poder 365.000 pastillas de fentanilo, 1,5 kilogramos de heroína, 569 gramos de cocaína y 24 armas de fuego, todo ello en su apartamento. Los agentes también encontraron a un menor de edad en el lugar.
Ese mismo día fue arrestado Misael López Rubio, de 25 años. Los agentes incautaron en su poder aproximadamente 165 kilogramos de pastillas de fentanilo en un inmueble que tenía alquilado.
La División de El Paso de la DEA lideró las pesquisas, pero también participaron en el histórico operativo las siguientes agencias del orden público: Departamento de Policía de Albuquerque, Oficina del Sheriff del Condado de Bernalillo, Grupo de Trabajo Antidrogas del Condado de Lea, Servicio de Alguaciles de los Estados Unidos, Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Fiscalía del Condado de Bernalillo, Departamento de Policía de Isleta, Departamento de Policía de Laguna Pueblo, Departamento de Policía de Pojoaque y Departamento del Sheriff del Condado de Sandoval.