La Guardia Civil consiguió poner fin a unas prácticas delictivas que llevaban tiempo poniendo en serios problemas a ciudadanos de toda la franja norte del país. Fue la Policía Judicial de la Comandancia de Ourense que dirige Juan José López Castro la que consiguió pararle los pies a un entramado criminal muy profesional, dirigido desde Catalunya por un exmilitar albanés y que combinaba la producción y el tráfico de drogas a gran escala con robos muy bien preparados, en viviendas en las que sabían que encontrarían botines suculentos.
El líder del entramado se enroló en las Fuerzas Especiales de su país a los 18 años, donde adquirió amplios conocimientos en tácticas militares que emplearía para su futuro negocio. Actualmente vivía a todo tren en la provincia de Tarragona, desde donde coordinaba a varios compatriotas suyos, incluidos dos hermanos, que se desplazaban por el territorio nacional para llevar adelante los asaltos al tiempo que mantenían cultivos de marihuana a gran escala en Catalunya y adquirían hachís desde el sur de España.
Para esta última actividad, el albanés había reclutado a varios ciudadanos marroquíes que, además de conseguir la droga para su venta, también participaban en la operativa de los robos, que siempre se desarrollaban en ausencia de los moradores de los domicilios.
En total, y en el marco de la Operación Vértigo, los agentes detuvieron a ocho personas pertenecientes a una organización criminal dedicada al robo con fuerza en viviendas habitadas.
La operación se inició tras tener conocimiento de varios robos en viviendas de joyas y dinero por valor de 500.000 euros en las localidades de Avión y Beariz (Ourense). Los asaltantes conocían perfectamente las rutinas de los moradores, apostándose si era preciso en bosques cercanos para asegurarse de que actuarían en ausencia de testigos y siempre sin violencia.
Los detenidos fueron localizados por los agentes en Ourense, pero en el momento de su identificación se dieron a la fuga. Fue preciso, según detallaron los responsables del operativo, un despliegue en varias provincias que incluyó distintos puntos de control en Burgos, en Zaragoza y en Lleida, todos ellos superados por la pericia de los cacos, que manejaban numerosas identidades falsificadas.
Durante la explotación de la operación se han llevado a cabo ocho registros domiciliarios en Barcelona, Tarragona y Castellón. En dichos registros se han incautado dos pistolas, 2.100 plantas de marihuana y varios efectos utilizados en los robos. También se intervinieron 100 kilos de cogollos de cannabis ya listos para su venta, así como otros diez kilos de hachís y 7.300 euros en efectivo.
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Junto a ello, se localizó material químico útil para el procesamiento del oro y las joyas que sustraían, lo que les permitía darle una fácil salida en el mercado ilícito.
A los detenidos se le imputan catorce delitos de robo con fuerza en vivienda, pertenencia a organización criminal, tráfico de drogas, blanqueo de capitales, un delito contra la seguridad del tráfico, y atentado a agentes de la autoridad.
La operación ha sido desarrollada por las unidades orgánicas de policía judicial de Ourense y Tarragona, GAR y GRS de Barcelona, Unidades de Seguridad Ciudadana de Barcelona y Tarragona, el servicio cinológico y la unidad orgánica de policía judicial de Castellón. Los detenidos pasaron a disposición judicial del Juzgado de Instrucción número 1 de Ribadavia (Ourense) este viernes.
La Guardia Civil consiguió poner fin a unas prácticas delictivas que llevaban tiempo poniendo en serios problemas a ciudadanos de toda la franja norte del país. Fue la Policía Judicial de la Comandancia de Ourense que dirige Juan José López Castro la que consiguió pararle los pies a un entramado criminal muy profesional, dirigido desde Catalunya por un exmilitar albanés y que combinaba la producción y el tráfico de drogas a gran escala con robos muy bien preparados, en viviendas en las que sabían que encontrarían botines suculentos.