Librepensadores

Este país carece de historia

Fernando Pérez Martínez

Este país carece de historia, particularmente desde el siglo XX hasta la actualidad no existe un relato acreditado y definitivo. Existen historias, historietas y rumorosos e infundados arrullos míticos y legendarios que perturban eficaz y caprichosamente la difusión del trabajo riguroso de los historiadores, basado en las fuentes primarias. ¿Será porque termina mal?, dijo el poeta.

La Segunda Guerra Mundial se inició en España. En ella participaron como protagonistas directos las potencias del eje fascista, y diplomática, económica y comercialmente todos los que meses después de terminado el primer capítulo de la IIª Guerra Mundial, transcurrido en España, pasarían a empuñar las armas y a jugarla en su propia casa. Ahora pagando el tributo de sangre que desde el 36 se permitieron eludir, dejando que lo aportaran sólo España y los voluntarios internacionales, o las tropas regulares nazis y fascistas del III Reich y la Italia de Mussolini.

Desde que acabó la guerra abierta, la propaganda asociada al eje nazifascista y nacionalcatólico, no ha parado de inventar legendarias versiones, todas falsas, que han ido sucesivamente descalabrándose, enmendándose y reponiéndose en un ejercicio de cinta sin fin sostenido con fondos públicos por los gobiernos de España, de tal modo que vamos por la enésima revisión que pretende hacer colar una sarta de mentiras que a menos de dos décadas de que se cumpla el centenario del golpe de estado católico fascista que dio origen al episodio uno de la IIª Gran Guerra, pretende mantener la niebla sobre la Historia de España, que todavía continúa, sorprendentemente sin una versión definitiva y acabada. Está por decidir si hubo buenos y malos y quiénes desempeñaron dichos papeles, porque en Europa los malos fueron los buenos de la Guerra Civil Española, y los demócratas de aquí los malos, que en el exterior fueron los buenos. Curioso y contradictorio reparto de papeles que sólo se entiende desde el pragmatismo, ajeno a la verdad histórica, de quien escribe la historia, sugiriendo que los buenos fueron sin duda los que ganaron su guerra y los malos los que perdieron la suya.

Es fácil constatar que en España los medios editoriales pertenecen y están puestos al servicio de los herederos de la victoria nazi fascista y nacional católica, consentida por los que derrotaron a los nazis y fascistas en el resto del mundo. Las voces oficiales, la Real Academia de la Historia, que comenzó como una reunión literaria de amigos y de ahí no pasó, perdió cualquier atisbo de credibilidad desde que su gran obra, que se comió muchos fondos públicos, pretendía ser una oda al bando vencedor de la contienda española desde postulados ajenos a la realidad y podridos de intencionalidad política añorante y deudora del bando franquista.

El esfuerzo particular de historiadores rigurosos, que desde las fuentes primarias han construido un relato histórico verosímil de los hechos que han perfilado el devenir histórico del pueblo español durante el siglo XX, han sido contestados puntualmente desde el terreno de la fantasía nazi fascista del integrismo católico nacionalista, con sucesivas interpretaciones carentes de anclajes en la realidad histórica, que han ido sustituyendo a medida que el ridículo de la impostura iba poniendo en evidencia la venalidad de las intenciones de contraponer a la realidad basada sólidamente en hechos respaldados en documentación registrada en archivos históricos, que durante los últimos años vienen abriendo a los investigadores los países protagonistas del conflicto, los harapos de la propaganda nacional católica que aún alienta.

Fernando Pérez Martínez es socio de infoLibre

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