Librepensadores

Españoles, ¡un respeto!

Marcelo Muñoz

Pertenecemos a esa generación que llamáis mayores, viejos o ancianos y sumamos más de nueve millones. En nuestro caso, con 85 años, y aspiramos a los cien, o sea que todavía tenéis tiempo de ocuparos mejor de nosotros. Representamos esa generación, con frecuencia de familia numerosa, que tuvo que salir adelante de las ruinas de la postguerra y, muchos, sufriendo sus secuelas; mi suegro, carabinero de la República, custodiando los tesoros del Banco de España primero, los cuadros del Museo del Prado después, premiado con campos de concentración en Francia y en España y el exilio, como otros muchísimos. Ellos, la generación que nos precedió, ¡son los héroes que nos enseñaron a vivir con dignidad! Desde mi filosofía confuciana veo en ellos y en nosotros y nuestros hijos el fluir de la sociedad humana en la historia; nosotros, insertos, en esta nuestra generación, tan diversa y plural.

Generación que tuvo que emigrar, a millones, del campo a la ciudad, o al extranjero, para salvar la economía española maltrecha; la inmensa mayoría, con lo puesto y en condiciones muy precarias. Vinimos a construir nuestras ciudades, en muchos casos desde las chabolas, a ser mano de obra barata de nuestras fábricas, a hacer posible la enseñanza y la sanidad –cuatro enseñantes y tres médicos somos entre hermanos y cuñados-, a apostar con riesgo por los partidos políticos, sindicatos y asociaciones de todo tipo, hacia una sociedad civil más moderna y plural –mi mujer presidenta de una de las primeras asociaciones feministas de España y dirigente de un partido político clandestino, con el premio del exilio-.

Decidimos apostar por recuperar la democracia para nuestra patria. Y nos jugamos la vida y la libertad por ello: millones de españoles, la mayoría anónimos, otros muy conocidos, con sus huelgas, manifestaciones multitudinarias, escritos, discursos, panfletos y cárcel. Y recuperamos la democracia y posibilitamos la transición. Generación que incluye a los compatriotas que apoyaron el franquismo, o fueron abducidos por su propaganda, o por la perplejidad de los cambios. Todos fuimos a las urnas, construimos partidos, sindicatos, asociaciones... y, libres, todos conseguimos la transición; no somos dos Españas nunca más, sino diferentes modelos de sociedad, como en casi todos los países del mundo.

Sí, nos dedicáis bellas palabras, como la generación que tanto hizo por España, pero nos habéis encerrado en geriátricos mal dotados, o confinado en casa con insuficiente asistencia de una sanidad pública bloqueada por el virus, porque la habíais “recortado”, porque habíais dejado sin recursos a la “dependencia”; y hemos visto morir por ello, por el virus, o por otras dolencias mal atendidas, a miles y miles de nuestra generación antes de tiempo. Sí, somos la generación más vapuleada por este virus (yo mismo perdí a mi hermano menor, con sólo 74 años). Muchos nos hemos salvado por suerte, por el gran trabajo de los sanitarios, gracias a la sanidad pública, o por el privilegio de vivir en casa con cuidados.

Políticos y comunicadores, dejaos de culpas y peleas; reconoced vuestros errores con seriedad y rigor, porque queda mucha pandemia y, según algunos científicos, pueden venir otras, y hay que aprender de los errores.

Políticos de todo color, olvidaos de bajar impuestos, hacen falta muchos recursos para una robusta sanidad pública. No caigáis en la comodidad de privatizar los geriátricos y dejarlos sin la atención médica básica, al menos la recibida a domicilio de los centros de salud, que deberán ser reforzados. Estáis alabando y agradeciendo todos los días a los sanitarios y a los trabajadores de los geriátricos su esmerada y dura dedicación profesional; dotadles de instalaciones, medios, equipos, sólidos centros de investigación biomédica, salarios dignos, aumentad sus plantillas. En bien de toda la sociedad, por supuesto, pero teniendo en cuenta que cada día somos más los viejos, ancianos o mayores, que necesitamos y vamos a necesitar cuidado y apoyo a nuestra dependencia y a nuestra salud resquebrajada. No tengáis miedo de politizar nuestro dolor porque nuestro dolor es político, pues sufrimos tanto la pandemia también a consecuencia de vuestras decisiones políticas. Haced un balance crítico de la gestión de esta pandemia, gobierno central, gobiernos autónomos y oposición. No tengáis prisa en comisiones de investigación para echaros culpas. Tened paciencia -nosotros la tendremos- y hacedlo con calma, con todos los datos, no sólo nuestros, sino globales, porque ésta es la primera pandemia realmente global. Haced un balance, cuando todo esté superado, junto con expertos, científicos, organismos globales y sociedad civil, más allá de las peleas de aldea, para mejorar la gestión en la postpandemia y en la próxima.

Patriotas de todo signo, nosotros, nuestra generación, somos y hemos sido una parte importante de esta patria, que formamos, sobre todo, los ciudadanos. No os envolváis tanto en nuestra bandera de tela, cuanto en la bandera del respeto, el cuidado y la inversión en esta parte de nuestra patria que somos.

Españoles todos, parlamentos, partidos, comunicadores, politólogos, economistas, os pedimos, os exigimos, que os unáis para abordar la tremenda crisis económica a la que nos aboca la pandemia. Por favor, no escatiméis esfuerzos para superar las divisiones, con opiniones distintas, claro, pero con voluntad inequívoca de alcanzar un serio consenso. No queremos que los últimos años de nuestra vida se nos recorte o disminuya el estado de bienestar, aunque imperfecto, que tanto esfuerzo nuestro y de todos ha costado. No queremos que se nos malogren los derechos, las libertados, la democracia que habíamos conquistado.

Os lo pedimos a todos por favor, demostradnos así que valoráis los esfuerzos de nuestra generación y que somos parte de esta patria común.

Marcelo Muñoz, ciudadano global, europeo y español y socio de infoLibre

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