Muy fan de...

Kim Jong-un

Pero a ver, Kim Jong-un, alma de cántaro. ¿Tú te crees que con la que nos ha caído encima, paro, desahucios, corrupción... tenemos el cuerpo para que nos soliviantes, en plena Semana Santa, con la amenaza de tus pepinazos?

Contenta me tienes. Y eso que tengo que confesar que me hice fan, muy fan de ti, la primera vez que te vi. Tu gesto circunspecto bajo ese flequillo con raya al medio me robó el corazón. Después, cada dato que he ido conociendo sobre tu persona, sólo ha conseguido alimentar la leyenda que hace de ti carne de escultura para decorar rotondas.

Dicen que te gusta Walt Disney y que disfrutas, como mi sobrino de siete años, viendo a Mickey Mouse mover las orejas; que la prensa de tu país te llama “Brillante camarada”, dándole un nuevo sentido a ese adjetivo- sinónimo de sobresaliente y excepcional-; que eres un fanático absoluto del baloncesto y vibras cada vez que un armario de tres cuerpos de la NBA consigue meter una canasta; que te educaste en Suiza, tierra de quesos, extesoreros dicharacheros y padres de Reyes; que hablas inglés y alemán, cual princesa europea; que tu nombre significa “virtuoso”, sinónimo de bondadoso, modesto y prudente, esto es muy bueno...

Se dice también que te encanta “My way” de Sinatra -aunque en estos días se diría que, pensando en volar Corea del Sur por los aires, te iría mejor tararear “Fly me to the moon”- y que tus súbditos tienen prohibido llamar al extranjero y conectarse a Internet porque no les das cobertura pero, en cambio, te preocupas tanto por su aspecto estético, que les has impuesto el modo de peinarse: dieciocho peinados para ellas, diez para ellos, y al que se suelte la melena se le cae el pelo. Así, así eres tú, que cantaba Mocedades cuando aún no habías nacido.

Soy muy fan también del misterio que suele rodearte, un día apareces sentado junto a una mujer en un concierto y el mundo entero empieza a especular sobre si es tu esposa, tu hermana o la vecina del quinto y, finalmente, se confirma que sí, que has encontrado el amor en Ri Sol-ju, presunta cantante, aunque no se sabe si tenéis un Kim junior que habría nacido hace tres años, venga suspense.

También dicen que nadie conoce tu edad a ciencia cierta, que tienes entre veinticinco y treinta años, y a mí me llevan los demonios, no puedes tener tantos, tu aire es tan adolescente... “¡Que declaro el estado de guerra ¿eh? que estoy muy loco y además, que yo no pedí nacer! Ya me habéis cabreado, lanzo dos misiles y me voy a ver a Mickey Mouse...”

Ah y me encanta que te llamen “genio de genios”- no sé si por tu gran inteligencia o por la mala leche que te gastas, muy similar a la de tu padre-. Claro, para hacer honor a tu apodo vas y amenazas al mundo con frotar la lámpara y cumplir tus tres deseos: liarla, montarla y cagarla.

Lo cierto es que has conseguido animar el cotarro y robar el protagonismo a corralitos y escraches, así, a lo bestia, desafiando al mundo entero con la idea de apretar un botón y recuperar a las hermanas Hurtado en la versión coreana del “¡campana y se acabó!”.

A ver, Comandante Supremo ¿Acaso no te enseñaron en Suiza que las cosas no se arreglan a golpe de estado de guerra, que conviene utilizar el diálogo y la vía diplomática para resolver los conflictos? ¿De verdad fuiste a clase en el país alpino, o te quedaste en el descampado de enfrente jugando a las canicas?

Anda, Kim, criatura, haz el favor de dejar de gastar en armamento, que te dejas un cuarto del PNB en la broma, y da de comer a tus ciudadanos, que los tienes muertos de hambre ¡Y recoge tu habitación que está hecha una leonera y no te toques los granos y ponte derecho que ya eres un hombrecito!

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